Si hablamos de reinventarse, Flavio es uno de los principales referentes. Luego de estar a punto de quebrar con su show internacional, el artista tuvo que buscar alternativas para salir a flote y esto lo llevó a dar el primer paso a la nueva modalidad presencial.
Las restricciones siguen, los argentinos continúan en cuarentena y el aislamiento parece cada vez más lejano de desaparecer. Los artistas toman cartas en el asunto y fue Flavio el primero en impulsar la vuelta a los teatros presenciales adecuando las salas para que no exista posibilidad de contagios.
“Venir al teatro va a ser más seguro que ir al supermercado”, expresó en LAM el coreógrafo que emprendió viaje y planea su vuelta al teatro en la calle Corrientes. Hace algunos días presentó el proyecto al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y está en tratativas para retomar la actividad teatral.
“Tuve que vender un departamento para sostener la estructura que tengo que mantener. Realmente necesito volver a trabajar”, afirma el coreógrafo.
Todo indica que el show con el que volverá al escenario es Un estreno o un velorio, obra que presentó en la temporada de verano de 2019 y que cuenta con la participación de Carmen Barbieri, Georgina Barbarosa y Nicolás Scarpino, entre otros, y dirigida por él mismo junto a Scarpino.
“Espero que el protocolo que presentamos con mi producción sea tenido en cuenta. Creo que es más seguro estar una hora y cuarto en una sala con distancia social viendo una obra que en un bar o en otro lado, amontonados. Necesitamos reactivar el sector porque si esperamos la vacuna para volver al teatro, yo al menos, me fundo”, expresa.
¿Cómo es el protocolo?
Fue con la ayuda y asesoramiento de la infectóloga Graciela Reboredo, y basándose en algunos teatros europeos, que adaptaron el teatro Broadway para permitir, de forma segura, volver con una obra en vivo y en directo.
Durante un mes, Flavio y su equipo de trabajo pusieron manos a la obra y comenzó a remodelar el edificio para adaptarlo a esta nueva experiencia.
“Este es un protocolo tiene todas las medidas desde el punto de vista del protocolo y desde la sanitización”, contó la profesional. “Las personas van a entrar en una cabina sanitizante, luego le toman la temperatura y hay un dispenser con alcohol en gel. Con el teléfono le miran el QR para la entrada y hay personas preparadas con los elementos de prevención quienes llevan a los espectadores a sentarse. En ningún momento hay contacto.”
El personal del teatro utilizará máscaras plásticas, barbijos y guantes para evitar contagios. De igual manera, los espectadores deberán permanecer durante toda la función con el barbijo puesto.
La prevención también se tuvo en cuenta al momento de entrada y salida del teatro. “En la espera antes de entrar va a haber distancia, entrarán en distintos horarios. Y después salen primero los últimos, para que no haya una situación de encontrarse en la salida. No existe la posibilidad de aglomeración.”
Además, con un arduo trabajo remodelaron todo el teatro, removiendo las butacas y colocándolas de a dos, con una distancia de dos metros entre un par y el siguiente.
La crisis económica del sector cultural
La realidad es que la mayor parte de la población argentina se ha visto afectada económicamente por la situación de pandemia. Muchos se vieron golpeados al punto de perder sus trabajos y otros ni siquiera tienen la posibilidad de llevar adelante su profesión.
La virtualidad ha sido una de las herramientas que han encontrado los artistas del teatro, la música y lo audiovisual, aunque la verdad es que no tiene comparación con la modalidad presencial.
Hace meses que, como todos los artistas, Flavio busca la manera de afrontar la situación. Si bien esta propuesta da la oportunidad de retomar en cierta medida las salas teatrales, por el momento no es una salida favorable. La capacidad de la sala es de 1500 localidades pero por las medidas de seguridad, se ven reducidas a 350 entradas.
“Esto es una inversión muy importante que no cubre los gastos. Lo que estamos tratando de hacer es volver. Lograr la confianza, lograr un protocolo de seguridad estricto y cuidadoso para que aprendamos a cuidarnos entre todos, esa es la forma”, dice Flavio.
Sumado a los gastos que implica el alquiler de las salas, el mantenimiento y los salarios, el artista tiene alquilado un depósito donde guarda las escenografías de sus shows, por lo que la imposibilidad de trabajar afectó en gran medida su economía. “Pero prefiero hacer esto antes que quedarme sentado en casa”.
Sus denuncias en la televisión
Si hay algo que caracteriza a Flavio es su postura frente a lo que cree y el valor que le da a sus trabajos y esfuerzo. Fue en Corte y Confección, programa trasmitido por El Trece, donde encontró el espacio para hacer visible una situación que por meses ha solventado sin ayuda alguna del Estado.
En medio del debate por los pedidos de canje de Vicky Xipolitakis, Mendoza tomó la palabra y sentenció: “Todos los que trabajan en el medio, más allá de los actores, están pasándola mal y se están cagando de hambre. Así que no hagan la vista gorda. Nunca veo a alguien que salte y pida por todos, siempre veo individualidad. Realmente, hay gente que no tiene para comer.”
Y compartió una experiencia personal que dejó a todos sorprendidos, aunque habla mucho de lo que viven los artistas a diario. “El otro día se quedaron dos bailarines a dormir en mi casa, y no me importa que digan que está mal, porque no tenían donde ir. Tuvieron que quedarse en mi casa. Eso me molesta, que nos estamos cagando de hambre. No me quiero poner mal, pero me da bronca porque después dicen lo del distanciamiento social. Si no tenían dónde dormir, ¿dónde mierda los va a meter?”.
Y sin pelos en la lengua admitió haber roto el aislamiento, aunque fiel a sus creencias, lo expuso para demostrar lo que viven los argentinos. “Ya no se puede sostener, necesitamos trabajar de alguna forma. Hay gente que se está muriendo de hambre. Tuve que vender mi departamento que valió todo mi esfuerzo”.
“La gente no tiene para comer, los chicos no pueden presentar proyectos y esperar. ¿De qué me están hablando? ¿Dónde está la ayuda? Tengo mucho miedo de que si esto no se resuelve haya un problema social, creo que la gente se está hartando”, expresó.
Y expuso su preocupación por aquellos compañeros que no tienen su suerte. “La estoy pasando mal como todo el mundo pero hay gente que la pasa peor, me angustia y no sé cómo ayudar. Me duele en el alma cuando me llaman para pedirme algo y no sé qué decir”.