Ok, ya es hora de que tiremos abajo los prejuicios que muchos tienen en torno a Taylor Swift y dejemos de verla como la artista pop cursi que hace hits contando sus desamores. Más que eso, podríamos empezar a reconocerla como una gran música y contadora de historias.
Algo poco común en el pop actual, que prefiere la liviandad, la coreo y el total artificio en el estudio, en lugar de narrar situaciones. Quizás por esa tendencia, y también por las acotadas posibilidades que ofrece la pandemia en cuanto a producción, es que Swift se puso a mirar atentamente el folclore. El folk estadounidense, naturalmente.
Su último disco, “Folklore”, es por ello un disco que en materia de sonido puede parecer algo crudo y falto de complejidad, pues precisamente su punto fuerte son las líricas. En él la rubia de 30 años dejó salir gran parte de lo que compuso en cuarentena. Esa es la razón de por qué también editó con tanta urgencia este material, que vio la luz sorpresivamente, para alegría de sus seguidores.
Las canciones que reúne este octavo disco, editado por Republic Records y disponible en plataformas digitales, surgieron a lo largo de las horas de aislamiento en el marco de la pandemia. Hablamos de historias basadas en experiencias propias y de gente cercana, que luego empoderó con su imaginación y llevó al estudio. Por esa alusión constante al presente en el que vivimos, “Folklore” por momentos es una especie de remedio para los que siguen viviendo el confinamiento y la desesperanza.
Aunque haya canciones que remitan más a imágenes o sensaciones, como “Hoax” o “Peace”, la médula es esa sustancia narrativa. Por ejemplo, “The Last Great American Dynasty” es un tema bien popero, en el que traza un paralelismo entre ella y Rebekah Harkness, quien fue la dueña anterior de su millonaria mansión. Se compara con ella en el carácter y la forma de ver la vida. En “Mad Woman” lleva la analogía aun más allá.
En “Illicit Affairs” toca el tema de la infidelidad y “Epiphany” es una extraña postal del mundo pandémico, mientras que “Seven” desprende nostalgia. También, puesto que la narración es su fuerte, se anima a experimentar con una historia contada desde tres ópticas diferentes. Es el tríptico de ” Cardigan”, “August” y “Betty”.
“Folklore” es un disco para nada pretencioso, y quizás eso es lo que lo hace más cercano y empático. De toda la música que nos está dando el Covid-19, esta podría estar catalogada entre la mejor.