Las ficciones turcas hace tiempo que colmaron la pantalla chica de nuestro país y han generado un fenómeno de audiencia que todavía está lejos de terminar. Pero no todo lo que viene de ese país es telenovela de superación o culebrón romántico: así lo demuestra “Doctor Milagro”, que combina lo mejor de la factoría de Turquía con los ingredientes que han hecho históricamente a las ficciones sobre médicos un éxito asegurado.
Pero “Doctor Milagro”, que va de lunes a viernes a las 21.30 (por Telefe) y a las 14 (por Canal 9 Televida), tiene sus particularidades. Desde su estreno, el 12 de abril, no baja de los cinco programas más vistos de toda la televisión argentina, con un piso de casi 10 puntos de rating que cualquier programa producido en nuestro país envidiaría.
Es un drama realista, una sucesión de casos médicos, una historia de superación, un culebrón explosivo. Todo al mismo tiempo, y en dosis justas, protagonizado por Ali Vefa, un joven médico que se sobrepone a maltratos en su infancia, a una condición del espectro autista y al síndrome de Savant, lo que le acarrea dificultades para relacionarse con sus colegas, con los pacientes y con su entorno en general. Pero más allá de todo, es un médico brillante.
El culebrón está garantizado entre las bambalinas de este hospital de Estambul, en el que se forma un triángulo amoroso entre la doctora Nazli, el doctor Ferman y el protagonista, que ya se alzó como uno de los galanes más requeridos de oriente y occidente.
Hablamos de Taner Ölmez, un joven actor de 35 años que, más allá de este papel, y un poco a raíz de él, se volvió la cara visible de una campaña de concientización más amplia, que lo llevó a visitar a niños con autismo, pasar tiempo con ellos, además de leer libros, ver películas, mirar charlas TEDx, para construir su personaje, que ya vimos cómo está atravesado por varios aspectos.
Junto a Ölmez, también forma parte del elenco Sinem Üsal, la actriz que interpreta a la doctora Nazli Gülengúl, a quien los espectadores argentinos ya vieron en “¿Y tú quién eres?”, como la maestra de la pequeña protagonista.
Justo es decir que esta temporada de “Doctor Milagro” es de la “prepandemia”, puesto que se emitió en su país en 2019. La segunda temporada ya fue postergada y filmada en medio del coronavirus, por lo que será interesante en un futuro (¿llegará a tiempo?) ver cómo se documenta este virus en una ficción de este tipo.
Además, tanto esta serie como “The Good Doctor” (estadounidense, disponible en Amazon Prime Video) y otra homónima japonesa se basan en una surcoreana, “El buen doctor”, de 2013.
Ahora bien, ¿qué se deben entre sí estas ficciones? ¿Qué perfiles médicos se han visto en la televisión en las últimas décadas? ¿Hay una fórmula del éxito?
“Dr House”
Aunque en apariencia no hay puntos de contacto entre el carilindo y querible Ali Vefa y Gregory House, al que inmortalizó Hugh Laurie, lo cierto es que forman parte de un mismo concepto: la pericia profesional está más allá de los problemas de sociabilidad y la aparente falta de empatía. Se especuló mucho sobre que House tiene Asperger, una condición que explicaría en parte su dificultad para relacionarse con las personas, su desconfianza en las reglas sociales y sobre todo la ganialidad con la que hace lo que le gusta.
“¿Prefiere un médico que lo tome de la mano mientras se muere o uno que lo ignore mientras mejora?”, preguntó alguna vez, defendiendo esa frialdad que lo ha hecho un ícono del mundo de las series. “¿Ha oído alguna vez aquello de que no se puede vivir sin amor? Bueno, el oxígeno es más importante”, dice otra de sus máximas.
“Grey’s Anatomy”
¿Cómo hacer que una serie sobre casos médicos resista 18 temporadas y se convierta en una de las más longevas de Estados Unidos? Sin dudas la creadora Shonda Rhimes se planteó esta pregunta, y fue ella la que encontró el giro que la hizo sólida a través del tiempo: centrar la ficción en los médicos, con sus tristezas y sus ambiciones, con el mecanismo de solidaridad que los sostiene pero también con las rispideces, con sus encuentros y desencuentros sentimentales. Todo a la par de los casos médicos, que no restan importancia a los dramas de los profesionales, sino que ambos coexisten en un guion de mayor humanidad.
“Doctor Milagro” quizás tome de esta ficción ese interés por mostrar la evolución de los personajes, al tiempo que Patrick Dempsey es, no hay por qué dudarlo, un precursor de Ali Vefa en lo que a su condición de médico y galán respecta.
“ER: Emergencias”
Imposible no remitirse a ella: fue la que nos enseñó lo que eran las series sobre temas médicos, pero también la que estableció los parámetros de cómo hacerlas. Y todo hay que debérselo al autor, el visionario Michael Crichton (creador de “Jurassic Park” y la “Westworld” original).
Él descubrió la adrenalina de los travellings por los pasillos de las salas de emergencia (algo que se hizo también necesariamente, puesto que no había tiempo para montar escenografías completas) y la importancia de convertir el hospital como locación principal: un espacio frenético en el que podían convivir cientos de historias al mismo tiempo, con secuencias de calma y otras de tensión absoluta.
Desde las primeras épocas de la serie en 1994, cuando un joven George Clooney enamoró a la audiencia con su doctor Ross, hasta los personajes de la 15° y última temporada (2008-2009) muchas cosas cambiaron. El formato, que se centraba más en los casos que en los personajes (que iban y venían a lo largo del tiempo), terminó por debilitar la serie. A lo que contribuyó también el boom de “Dr. House”, que se televisó entre el 2004 y 2012. Nuevas y muy distintas series médicas colmarían la pantalla.