Gabriel Fernández expone “Partituras para la mente” en Bodega Trivento

Dibujante, grabador, escultor, escritor e ilustrador, entre otras cosas, explica su concepción del arte y lo visual en esta nota, en ocasión de su muestra que reabre ese espacio. “Siempre me interesó el contenido de las imágenes, su faz simbólica y su significado”, dice.

Gabriel Fernández expone “Partituras para la mente” en Bodega Trivento
"Continuará", pieza expuesta de Gabriel Fernández. Crédito: Gentileza del artista.

Acercarse a la obra del artista mendocino Gabriel Fernández es reconocer, primeramente, su versatilidad: puede plasmar sus ideas en un relato, en un dibujo, en relieves o esculturas (disciplina en la que es docente en la UNCuyo), pero también puede elegir la ilustración como medio de expresión, como lo hemos comprobado tantas veces en las páginas de este diario.

Una buena ocasión para entrar en su mundo es la muestra “Partituras para la mente”, que ayer inauguró en el espacio de arte de la bodega Trivento (Ruta 60 y Jerónimo Ruiz, Maipú). “Podrán ver grabados y esculturas, algunas de mi última producción y otras de hace tiempo, pero que comparten en su mayoría el hilo conductor de la muestra. Alrededor de 20 trabajos”, apunta el artista, quien ha colaborado con sus ilustraciones también en medios nacionales e internacionales como Clarín y El Mercurio de Chile.

La reapertura de ese espacio contempla también visitas guiadas por el propio artista, quien dará la oportunidad de acercarse a cada pieza a través de sus propias explicaciones: serán hoy, el 16 de octubre y el 20 de noviembre de manera gratuita, pero con inscripción previa. En cualquier caso, hay que registrarse previamente vía WhatsApp al +54 9 261 6 830 549 o vía mail a turismo@trivento.com.

Pero antes, Gabriel Fernández nos sitúa en los detalles de esta muestra respondiendo estas preguntas.

-¿Qué quisiste expresar con el título “Partituras para la mente”?

-Es una manera de explicar el funcionamiento de estas imágenes, que necesitan ser “ejecutadas” por el espectador, como si se tratase de una pieza musical que busca un intérprete para conseguir su fin.

Hay, en el acto de observar y en el observador, no solamente una actitud contemplativa, también hay un acervo y un cúmulo de intereses y experiencias que juegan un papel importante cuando hacen sintonía con una imagen capaz de evocarlas. Entonces ocurre, o por lo menos es mi fantasía, eso de la cuestión colaborativa entre la imagen y el que mira elaborando su propio recorrido.

Estos trabajos serían una iniciativa, una invitación, un acto que termina de desarrollarse en la mente del otro.

"La rueda del gato capicúa", uno de los relieves expuestos. Crédito: gentileza del artista.
"La rueda del gato capicúa", uno de los relieves expuestos. Crédito: gentileza del artista.

-Además de un artista plástico con larga trayectoria, sos un prolífico ilustrador. Incluso muchos de nuestros lectores ya te conocen por tus colaboraciones en estas páginas, ¿en qué se diferencian el Gabriel Fernández ilustrador y el Gabriel Fernández artista plástico?

-Si bien en ambos casos está este componente narrativo, explicito o latente; las producciones en el campo de la ilustración tienen un compromiso ineludible con la comunicación, con la información y una lectura digamos “objetiva”. También, por otra parte, la temática y la oportunidad en el caso de la ilustración suelen ofrecerlas la realidad o el mercado. Mis producciones, en cambio, en el campo de las artes plásticas o la literatura, resultan más independientes y subjetivas. Pero estas son diferencias en el trabajo, en donde también están los tiempos de ejecución y otras tantas. Pero el tipo que las hace es, casi seguro, el mismo...

-Reiteradamente has dicho que te interesan los aspectos narrativos de la imagen, ¿crees que ese querer “decir” es lo que te aproximó en algún momento a la ilustración periodística?

-Siempre me interesó el contenido de las imágenes, su faz simbólica y su significado. También estuvo desde pequeño mi interés por las publicaciones gráficas. Desde ese punto de vista diría que es una posibilidad, pero como siempre preferí la ficción a la realidad, me parece que mi vinculación con el campo de la ilustración periodística fue tal vez una casualidad y un oportuno descubrimiento. Que agradezco, porque me dio la oportunidad de ampliar mis intereses, volverme más diverso y ejercitar cotidianamente la comunicación.

-Teniendo en cuenta que trabajás distintas técnicas y materiales, ¿cómo sabés cuál es la forma indicada para una idea que se te ocurre?

-La verdad, no sabría decirte… ¡además vaya uno a saber si son las indicadas! Cuando era pibe pensaba que las ideas concordaban con una disciplina. Es decir, que eran propias del desarrollo de una técnica. Una imagen debía descubrir en la disciplina su identidad. Luego esos límites comenzaron a desdibujarse. Ahora me ocurre que un relato que comencé escribiendo, por ejemplo, termina siendo una escultura o viceversa. Un grabado, años después, puede transformarse también en una escultura o una serie de dibujos y seguir su recorrido y evolución en otras disciplinas. Muchas veces son versiones de un mismo tema, por eso me parece más apropiado entender a estas producciones como expresión de una idea que está en mi cabeza persistentemente y que va tomando diferentes formas y matices con el tiempo y con los medios que utilizo para desarrollarlas.

Fernández rodeado de sus obras.
Fernández rodeado de sus obras.

-Sos una artista que habla también sobre el “presente”, ¿la pandemia te sugirió nuevas temáticas e inquietudes?

-Uhhh, ¡sería buenísimo! Pero no, mi mente sigue más o menos en lo mismo. Mi quehacer es bastante introspectivo y ese mundo propio me ha servido como refugio y antídoto desde antes de la pandemia.

La realidad en este punto tiene una vigencia relativa. A veces, incluso, carece de importancia.

Sobre el artista

Gabriel Fernández nació en septiembre de 1973 en Mendoza. Es profesor y licenciado en artes visuales. Actualmente dedica su tiempo a la escritura de relatos breves, a la producción de esculturas, grabados y dibujos independientes e ilustraciones para el campo editorial.

Se desempeña también como docente en el Taller de Escultura de la Facultad de Artes, así como también en el Taller de Modelado Cerámico, ambas de la Universidad Nacional de Cuyo.

Desde 1993 hasta la fecha ha realizado numerosas muestras en el ámbito local, nacional e internacional. Fue Primer Premio en ilustraciones y caricaturas por la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (2004/2007), Primer Premio en el Salón Vendimia en Grabado (2005), Tercer Premio en el Salón Nacional de Artes Visuales sección Grabado (2004). Sus obras están en colecciones públicas y privadas de Alemania, Nueva Zelanda, Sudáfrica, México, Chile y Argentina.

Sus influencias, según enumeró a este diario en 2014, van desde Guillermo Rigattieri, Fernando Rosas, Toti Reynaud y Cristian Delhez hasta Carlos Nine, Luis Scafati, Carlos Alonso, Klimt, Schiele y muchos más.

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