Ochenta y cinco años pasaron desde una de las muertes más conmocionantes en la historia de los ídolos argentinos. El 24 de junio de 1935, Carlos Gardel fallecía tras un absurdo accidente entre dos aviones en el aeropuerto de Medellín, Colombia, provocando estupor inimaginable en todo el mundo.
Tan importante era su figura, que su cuerpo deambuló durante 8 meses, haciendo escala en diferentes ciudades donde esperaban sus restos para ser velados, y para que sus admiradores pudieran despedirlo.
El viernes se cumplieron 130 años de su nacimiento y la fecha propició varios homenajes, entre ellos, el reciente libro de Felipe Pigna “Gardel”, publicado por Planeta. Con un relato atrapante, que comienza con las horas previas a su muerte, Pigna recorre la historia de una de las figuras populares del canto que hasta la fecha no ha encontrado quien lo empate.
En entrevista exclusiva con Los Andes, Felipe Pigna cuenta cómo comenzó su relación con El morocho del Abasto y cuál era la figura de Gardel en un momento de la historia en que la Argentina y el mundo estaban siendo atravesadas por diferentes circunstancias que marcaron toda una época.
- ¿Cuál es tu relación con Carlos Gardel?
- Mi relación comienza en la infancia. En mi casa se escuchaba mucho Gardel porque mi abuelo paterno, Felipe, fue uno de los fundadores de Sadaic y lo había conocido. Yo no lo conocí a mi abuelo pero era una figura muy presente y Gardel había ido a comer un asado a la casa de mi abuelo.
Mi abuelo materno no lo conoció pero lo fue a ver varias veces a teatros y además mi mamá cuando se iba a trabajar me dejaba en la cuna puesta la radio con Radio Rivadavia, que era muy tanguera. Yo a los 2 años cantaba sus tangos. Después en la vida me lo fui cruzando en la investigación de los años 10, 20 y 30.
Siempre tuve muchas ganas de hacer esta biografía y se dio la oportunidad de entrar a este mundo fascinante del tango, de Gardel y muy distinto de los que siempre transito, de los grandes políticos y próceres.
Para mí fue un viaje en todos los sentidos, siguiéndolo en Toulouse, en Nueva York , en Medellín, Barcelona. Es un hecho histórico por todo lo que implicó y a la vez fascinante, con todo ese otro costado del espectáculo y todo lo que significó Gardel.
- Hay una enorme recopilación histórica. ¿Cuánto tiempo te llevó hacer el libro?
- El libro me llevó dos años y medio en total, entre investigación, viajes y escritura. Un tiempo muy intenso viendo material y películas que me ayudaron mucho a corporizar el personaje, a ver su forma de hablar, de caminar y escuchar su música, que es un repertorio inmenso de más de 800 canciones. Fue un viaje de dos años y medio de estar con Gardel.
- ¿Era un personaje o realmente era así?
- Era un personaje y era así. Sabía que Gardel el cantante era una cosa y él era otra, por ejemplo cuando le decían “Cuántas minas que tenés”, les decía: “Bueno, pero no te equivoques porque las mujeres se enamoran del cantor”, o sea tenía claro que había una fascinación por el que había arriba del escenario.
Sabía quién era, tenía claro lo que significaba ser Gardel en el mundo, el primer latinoamericano célebre, con ese nivel de fama, pero a la vez era era un tipo muy accesible, muy humilde en su vínculo con la gente, eso también es interesante aclararlo.
- ¿El libro habla más de la vida o de la muerte de Gardel?
- De la vida. A la muerte le doy la importancia que tiene en toda vida, pero no hablo mucho de la muerte. Comienzo con eso porque me parece que es algo muy impactante, que me permite partir hacia atrás en el tiempo, pero no le dedicó más espacio del que se merece. Aunque es obvio que es de lo que siempre se habló y se hicieron conjeturas escandalosas, pero que no tiene nada que ver con la realidad y que la gente seguramente querrá saber, así que esa información está y con os expedientes judiciales que al día de hoy es todo lo que se puede saber.
- Sorprende esta reseña que hacés sobre el periplo que hizo el cuerpo de Gardel tras su muerte. ¿Cuánto tiempo estuvo en tránsito?
- Estuvo bastante tiempo, casi dos meses desde diciembre que se produce exhumación, porque al principio no se podía exhumar el cuerpo. Eso se consigue por vía diplomática porque había una ley colombiana que no permitía la exhumación hasta cierta cantidad de años. Ahí la cancillería argentina se mueve bien y finalmente lo regresan, pero en lugar de venir hacia el sur, lo llevan al norte.
Ahí hay algunos que dicen que era una idea del presidente de Justo y de Natalio Botana para desviar la atención de un hecho muy grave que había ocurrido en la Argentina, que fue el asesinato en el senado de la nación, del senador Enzo Bordabehere en plena sesión, un pleno escándalo de alcance mundial. Entonces se demoró para hacer una campaña periodística en torno al regreso y los preparativos, y quitar de la primera plana la noticia del asesinato.
En lugar de venir hacia el sur que era mucho más sencillo, por el Pacífico hasta Chile y de ahí en el tren trasandino qué funcionaba perfecto, para seguir la ruta hasta Buenos Aires, se eligió la ruta hacia Panamá, después Estados Unidos, donde lo velan en el Barrio Latino durante una semana, posteriormente una escala en Rio de Janeiro, donde permanece una noche, luego otra escala en Montevideo donde lo vuelven a velar una noche y finalmente la llegada a Buenos Aires.
El velatorio fue en el Luna Park, que estaba absolutamente repleto de gente, después el acompañamiento hasta el Cementerio de La Chacarita atravesando toda la calle Corrientes, que había dejado de ser angosta por aquella época. Al igual que con Maradona, se veía a la gente llorando como si se tratase de un familiar cercano, un dolor muy profundo era lo que se veía en febrero del ’36 cuando llegó el cuerpo de Gardel.
- Vuelvo sobre algo que mencionaste y es recurrente en la historia de nuestro país. Es esta cuestión de distraer la atención de asuntos políticos importantes hacia temas sociales que, coincidentemente, ocurren al mismo tiempo.
- En el caso de Gardel fue así, porque al gobierno de Justo no le importaba nada la muerte de Gardel. Incluso el día de su muerte no fue luto nacional, ni pasó nada, el presidente mantuvo sus actividades, inauguró una línea del subte, no hubo ninguna mención del gobierno. Así que esto suena más a operación mediática posterior, cuando pasa el asesinato en el Senado y ahí entran en estado desesperación por ver cómo hacen para correr la noticia del foco. No cabe ninguna duda de que fue un intento de manipulación.
- ¿Por qué creés que fue un superdotado?
- Era una persona con dotes naturales de cantante y además una persona que se perfeccionaba permanentemente. Era un gran profesional contrariamente a la imagen de que andaba de farra en farra -que era parcialmente cierto- porque durante el día le daba mucha mucha atención a su profesión, a su imagen: hacia dos o tres horas de gimnasia diaria con una rutina muy estricta, tenía clases de canto casi cotidianamente, tenía un profesor de canto de canto lírico que lo acompañaba en sus giras. Pero además era una voz que uno ve como la va cultivando, cuando ves las películas de Francia -que son de los años 20- a las películas de Nueva York -que son en los 30- hay un cambio en la calidad y en los seguro que se lo ve cantando. Cómo creció su capacidad vocal, su calidad musical y su calidad como compositor en tangos como El día que me quieras, Volver, Soledad, que son extraordinarios, con la dupla y gran sociedad que hace con Alfredo Lepera, que sería el autor de las letras.
Yo creo que esa conjunción de condiciones naturales, innatas y mucho trabajo vocal, de aprender a actuar, a moverse, a posar y a crear su imagen, porqiue es una de las primeras personas que tiene clara conciencia de su imagen, y que gran parte de su éxito tenía que ver con eso: la famosa pinta de Carlos Gardel. Tenía mucho cuidado en elegir su ropa, su sombrero, mantener la línea, la gimnasia, todo eso es hacer el personaje y mantenerlo con todo lo que implica ser Gardel.
- ¿Sigue habiendo contradicción en cuanto a dónde nació?
- Nació un 11 de diciembre de 1890 en Toulouse, Francia. Está toda la documentación que se quiera: partida de nacimiento, el acta de reconocimiento de la madre. Yo estuve en Toulouse y en la puerta del hospital está la placa que recuerda su nacimiento, la casa natal donde fue a vivir a pocos días de haber nacido, hay dos monumentos a Gardel en en esa ciudad, hay una calle que se llama Carlos Gardel y en la Plaza Central del Capitolio, que tiene una recova, hay un fresco de Gardel. Así que está muy claro donde nació.
Luego se nacionaliza argentino a través de un certificado que le concede la embajada uruguaya, donde él falsea los datos. Dice que nació en Tacuarembó en el ’87. Esto lo hace porque había una convocatoria a la guerra del ’14 y él era francés, por lo tanto podía ser convocado. Él como tantos ciudadanos franceses que vivían en Argentina, no se presenta porque era muy impopular esa guerra, no despertaba patriotismo, era más bien de negocios entre imperios. Pero lo que pasaba es que el que no se presentaba podía ser declarado desertor o infractor.
A Carlos Gardel le hubiera cabido la da infractor, porque era sostén de madre viuda, aunque su padre no había muerto, era una mujer abandonada. Esto en Francia tenía un castigo serio con prisión efectiva, entonces él tenía que solucionar el tema de los papeles. Argentina en el año 1919 y 1920 estaba restringiendo mucho la nacionalización de extranjeros debido a la Semana Trágica -un conflicto social fuerte- entonces lo que Gardel encuentra como mecanismo para ir armando sus papeles es hacer su certificado de nacimiento en Uruguay que dura apenas un año. Con ese papel el consigue nacionalizarse argentino. Esa es la historia.
A partir de este papel de Tacuarembó se tejieron una serie de historias que no tienen pruebas, ni un solo papel que diga que Gardel nació en ahí. Berta, su madre nunca estuvo en Uruguay, dicen que trabajó en un prostíbulo, eso es denigrante para la figura de Berta y que no es cierto.
- ¿Tuvo hermanos o hijos?
- No tuvo hermanos ni hijos. Por supuesto que en esa época no existía el ADN, pero muchos reclamaron ser sus hijos. Nada se pudo confirmar, había mucha gente aprovechada también, como suele ocurrir, pero ninguno con la suficiente prueba como para ser declarado hijo de Gardel.
- En el libro mencionás o das a entender el aprecio que le tenían otras figuras del tango y de la música
- Era una persona muy generosa en todos los aspectos de la vida y particularmente con sus compañeros. Cuenta Mona Maris “Todos sabemos que los actores y las actrices matamos con un primer plano. En cambio Carlos me hacía poner cerca de él para compartir plano, para que me tomen mejor”. Sofía Bozán, que fue su compañera de alguna de las películas de Francia, decía que alguna vez había ido un grupo de periodistas a París a entrevistarlos, y le piden que cante.
Él se pone a cantar Mano a mano, y en un momento dice “me olvide la letra” y le dice a Sofía “cantá vos negra”. Ella comenta que Gardel no podría haberse olvidado la letra de Mano a mano, sino que lo había hecho a propósito para que la escucharan cantar. Eso es un acto de generosidad no muy frecuente en el ámbito del espectáculo donde hay mucho divismo, pero él era tremendamente solidario, hay decenas de anécdotas de este tipo.
- ¿Creés que es más interesante la vida que los misterios en su historia?
- Sin ninguna duda es porque los misterios son misterios, son como vericuetos que cuentan algunos para inventar cosas porque suponen que hacen más interesante una vida que sin inventar nada es muy interesante. El tema de los misterios siempre vendió, pero después resulta que no develan absolutamente nada. Su vida real es absolutamente apasionante, la cantidad de gente que conoció, como García Lorca, Pirandello, Chaplin, le importaba mucho la cultura, así que le encantaba escuchar a gente de teatro, a escritores y tenía mucho interés en cultivarse.