Elocuente, carismático, siempre impulsando nuevos proyectos. Músico infatigable y multifacético. Así recordamos los mendocinos a Gustavo Fontana, quien fuera director de la Orquesta Filarmónica de nuestra provincia entre 2014 y 2018.
Pero sobre todo, además de memorables conciertos y actuaciones masivas, como Fiestas de la Cosecha e incluso una Vendimia, recordaremos su liderazgo como el que motivó el despegue artístico del organismo provincial. Entre esos hitos, apuntamos una primera gira nacional, el debut en la Ballena Azul del Centro Cultural Kirchner y en la sala principal del Teatro Colón.
Ahora, casi tres años después de su partida, Fontana sigue expandiendo música: su proyecto Piazzolla Sinfónico dará la vuelta al mundo el próximo año, durante el centenario de nacimiento del compositor.
-¿Cómo resumís lo que pasó en tu carrera después de dejar la provincia?
-A partir del momento en que dejé la titularidad de la Orquesta Filarmónica de Mendoza, allá con ese hermoso concierto en la sala principal del Teatro Colón, a pesar de que luego volví para hacer como invitado “El barbero de Sevilla”, comenzó una muy fructífera vinculación con los organismos estables de la Nación, tanto con la Orquesta Sinfónica Nacional como con la Orquesta Nacional “Juan de Dios Filiberto”. Llevamos adelante proyectos muy interesantes, sobre todo con la segunda, estrenando música argentina. Eso siempre es muy gratificante: generar producción nueva, que empiece a conformar esta idea de identidad en cuanto a la composición a la música moderna. También tuve la oportunidad de estar varias veces en Brasil. En Salvador de Bahía, en Brasilia, estuve dirigiendo en Polonia, República Checa, Roma, Madrid...
-Pero desde hace un tiempo estás enfocado en Piazzolla Sinfónico, ¿qué podés adelantar?
-Hace cinco años, y advirtiendo que se avecinaba la celebración por el centenario en marzo de 2021, empecé a trabajar en un proyecto que, en principio, fue ponerle un poco de orden a toda la música sinfónica que Piazzolla había escrito, de manera cronológica y viendo las distintas estéticas que había abordado. Lo hice en colaboración con la Fundación Piazzolla, donde tuve una recepción fantástica de Laura Escalada (viuda de Astor) y de Daniel Villaflor, presidenta y vicepresidente respectivamente. La idea es difundir más este repertorio, que es entre su producción lo menos conocido.
-¿Por dónde lo vas a llevar?
-Esto generó un interés muy importante en el país y en el exterior. A pesar de la pandemia, ya hay algunas fechas en principio confirmadas: en Brasil, en Boston (Estados Unidos), en Hong Kong, en Port Elizabeth (Sudáfrica), en Italia, en España, en Polonia... Estoy muy entusiasmado con esta posibilidad.
-¿A qué se debe ese interés por él en el mundo?
-Se trata de un compositor que logró darle un lugar nuevo al tango y a la música argentina, a través de la incorporación de elementos que en el momento ya no eran innovadores ni sorprendentes, pero que combinados con el tango y con todo su bagaje de formación no académica, transformaron a ese sonido como la única música posible identificatoria de la ciudad de Buenos Aires. No solo el porteño se identificó con esta música, sino cualquier citadino de cualquier punto del planeta. Por eso al lenguaje de Piazzolla se lo fueron apropiando distintos lugares. Estoy muy entusiasmado con esta posibilidad y también viendo la posibilidad de proyectos con solistas, porque hay muchísima música que involucra a artistas solistas.
En el podio y en la cancha
Desde las primeras entrevistas que Fontana hizo con Los Andes, quedó en claro su particular manera de mirar la música: nutriéndose de una sensibilidad para la historia, la filosofía, el cine y hasta el fútbol. Él tenía ocho años cuando supo que la batuta y la pelota serían las pasiones que lo marcarían para siempre.
Y especialmente esta semana, que la muerte de Maradona conmovió a todo el mundo. Nadie pensó que el “Nijinsky del fútbol”, como lo definió Piazzolla el día que lo vio jugar por primera vez, nos iba a dejar con 60 años recién cumplidos.
-¿Cómo te afectó la muerte de Maradona?
-Esto significó algo muy importante para mí. En redes postee una frase que decía que con él se me fue una parte de la infancia y de la adolescencia que no sabía que tenía. Lloré por él, lloré por mí, lloré por mi viejo, lloré por una cantidad de cosas que ya no voy a volver a ver. Tratando de entender un poco el fenómeno que él produjo, me parece que fue un plebeyo que se le animó al poder. Siempre desde el margen estuvo haciendo lo que nos hubiera gustado hacer a cada uno de nosotros, Sin tomar posiciones demasiado binarias, porque eso finalmente termina siendo funcional al que domina. Por eso creo que el fenómeno de identificación que hemos tenido todos los argentinos, y mucha gente del mundo también, ha sido tan significativo. Cada vez que él agarraba la pelota era una promesa de felicidad. En términos del arte, yo creo que fue un artista muy importante. Digo artista político, porque su sola presencia nos daba la sensación de que había un mundo distinto posible.
-Te acompañó toda tu vida.
-Sí, cuando era chico yo quería ser jugador de fútbol, como todos, y mi viejo, que fue jugador profesional, me dijo: “mirá, si realmente te gusta el fútbol, vamos a ir a ver a un pibito que para mí es un crack y tiene un futuro increíble”. Nos tomábamos el subte de la línea B, desde la estación Pasteur hasta Dorrego, donde está la cancha de Atlanta. Puedo decir que tuve la suerte de ver seis partidos de Maradona vistiendo la camiseta de Argentinos Juniors, que fue un momento espectacular de su carrera, porque además tenía apenas 17 años, todavía no era “el Diego”. Su muerte me llevó a muchos años atrás en el recuerdo. En ese momento yo tenía ocho años y empezaba también a cantar en el Coro de Niños del Teatro Colón, a donde mi viejo me llevaba cada día también a cantar. Entonces el recuerdo para mí papá es imborrable, y el agradecimiento por marcarme el camino de lo que son mis dos pasiones: el fútbol y la música.
-De hecho vincular esas dos disciplinas es para vos también un oficio.
-En plena pandemia, me contactaron del Club Atlético River Plate, que es el club de mis amores, para hacer una charla-debate con, salvo Gallardo, con todo el resto de los técnicos de las distintas divisiones de River. La idea era marcar puntos en común entre el director técnico y el director de orquesta. Fue algo riquísimo. Había prácticamente 50 personas en la sala de Zoom. El otro día, justamente hablando de Maradona, escuchaba a un periodista deportivo decir que él era solista, director de orquesta y además músico integrante de cualquier fila, ya que siempre estaba pendiente de lo que necesitaban todos los demás. Fue un incentivador. Un líder con un carisma espectacular, y desde su lugar de número uno del mundo le decía a cada uno con el que le tocara jugar, de cualquier cuadro o en cualquier circunstancia, que estaban ahí porque eran los mejores. En el fútbol y en la música, tenemos que incorporar un montón de esas herramientas que él tenía de manera espontánea.