No es común que 18 actores y actrices se junten para hacer una pieza clásica en Mendoza. Y menos que este feliz encuentro se produzca en un panorama en el que las restricciones (incluso sobre el escenario) son muchas y donde la incertidumbre impone su ritmo. Aun así, se hizo, y “El sueño de una noche de verano”, la popular comedia de Shakespeare, es la pieza que impone esta serie de desafíos.
La obra, cuya adaptación dirigida por Cristian Coria estrena hoy en el Teatro Independencia, es en sí un canto a la vida, a la felicidad, al amor y a la magia. Un canto que por estos días, en los que las tablas piden a gritos energía y presencia, se escucha incluso más fuerte, recordándonos que el teatro es un hecho artístico vital y que, como en este caso, sobrevive siglos y siglos.
Es Coria quien también asume el difícil trabajo de adaptar el texto del dramaturgo inglés. Después de haberlo visto largas temporadas como actor en “La obra de arte” (justamente otra adaptación, de Chéjov, por el elenco EQT) y algunas comedias como “El sagrado testamento” (“secuela” de “SorPresas”, dirigida por Aníbal Villa), ahora Coria soñó en grande, reuniendo a un grupo de artistas heterogéneos, que forman Federico Bottaro, Violeta Falcón, Aníbal Villa, Martín Ferreyra, Lautaro Volpe, Alina Rodríguez Hualpa, Raquel Delú (también responsable del vestuario), Diego Nogara, David Laguna, Rodrigo Navarro Sardá, Neftalí Villalba, Lila Medina, Emiliano Politino, Sara Amores, Mariano Grasso, Guadalupe Fuchilieri, Exequiel Morales y Luisina González.
“Pero nunca lo consideré como un proceso ambicioso, fue el gusto de ser un actor al que le hubiera gustado ser convocado para esta obra”, explica sobre esa primera motivación. La cita es hoy y mañana a las 20.30, aunque la idea es girar la puesta por los departamentos y ofrecerla en cuanto lugar sea posible, pues los clásicos son el mejor gancho para ingresar al teatro. De momento, si no hay cambios en las restricciones sanitarias, habrá funciones el 29 y 30 de mayo en el Teatro Mendoza.
“Había empezado a adaptar la obra antes de la pandemia. Siempre me gustó mucho y me hubiera gustado hacerla como actor, pero acá no se hacen muchas puestas clásicas. Había arrancado a hacer la adaptación y siempre me había quedado colgada. Pero el año pasado, por la cuarentena estricta, muchos volvimos a sacar proyectos que teníamos guardados y pude con tranquilidad terminarla. Fue al principio muy ingenuo el trabajo, porque cuando la terminé de adaptar y la releía, fui imaginándome qué personas podían intervenir. Fue una convocatoria desde el aislamiento y por suerte todo el elenco me fue diciendo que sí”, dice sobre el diverso grupo que unió.
Al principio fueron ensayos de forma virtual (“es extrañísimo, la mayoría lo estamos probando por primera vez”, apunta) y después, en grupos divididos, llegaron a la presencialidad. Por suerte, el propio texto propició que fuera un proceso ordenado y lleno de cuidados, algo que Coria remarca especialmente. No deja, sin embargo, de lamentarlo: “Quienes venimos del teatro estamos acostumbrados a tener libertad en la creación, y ahora si bien tenemos esa libertad, cuando la llevamos a la práctica tiene que estar un poco acotada”, dice sobre los protocolos, que desaconsejan el contacto físico. “Pero está hermosamente actuada”, rescata sobre la puesta, a la que define como ágil y dinámica.
“En la adaptación me centré en que la acción fuera lo más importante”, dice sobre su enfoque teatral. “En algún momento del trabajo sentí que me quería imponer originalidad, mostrar la obra desde un lado súper original, y al final terminé llegando a la conclusión de que la obra ya es una hermosura, un ícono del teatro. La belleza ya estaba en la obra y para mí era forzoso imponerme originalidad. Me dejé llevar más que nada por la métrica, obviamente sin matar a Shakespeare. Agregué algunas cosas mías, pero la idea fue darle agilidad al texto, para que estuviera en función de la acción del actor en el escenario. Ahí fueron apareciendo coreografías, secuencias... siempre respetando al autor, pero con una mirada propia que fue surgiendo desde el trabajo en sí”.
La ficha
“Sueño de una noche de verano”, de William Shakespeare.
Adaptación y dirección de Cristian Coria.
Fecha y hora: Hoy y mañana, a las 20.30.
Lugar: Teatro Independencia (Chile y Espejo, Ciudad).
Entrada: $400 (general). En EntradaWeb.com.