Con la llegada de las plataformas a la Argentina, los contenidos audiovisuales locales comienzan a tomar otros rumbos y géneros. Una de las propuestas más interesantes y que más se ha estado esperando es el estreno de la miniserie “Entre Hombres”, una obra de Pablo Fendrik basada en la novela de Germán Maggiori que se estrena hoy por HBO Max.
Con un elenco de grandes actores como Gabriel Goity, Nicolás Furtado, Diego Velázquez, Diego Cremonesi, y Claudio Rissi, la miniserie de cuatro capítulos ha generado grandes expectativas en el público. Y no es para menos.
Contextualicemos: es un drama criminal situado a finales de los 90 en Argentina, en un contexto social en el que la frivolidad de los poderosos aumenta al mismo ritmo de los delitos, la marginalidad y el sentido de desprotección.
Previo a la crisis del 2001, nuestros protagonistas reflejarán una de las partes más oscuras del conurbano bonaerense. Mientras una parte de Buenos Aires disfrutaba de la vida, en otros lados de la provincia, la marginalidad y la delincuencia estaban en aumento.
Con personajes que rozan los “límites”, Claudio Rissi cuenta en conversación con Los Andes que “un buen desafío fue atravesar un umbral que a veces forma parte de los prejuicios, eso de hasta dónde puedo ir en el sentido expresivo de ese rol”, refiriéndose principalmente a la violencia en sus personajes.
Rissi interpreta al “Tucu” Cortez, un proxeneta tucumano conocido en el ambiente trans. “Había casos en que me veía violentado esos prejuicios de la mano del director, confiando en él y donde se llegó a ese mundo oscuro. Fuimos llegando a un puerto con mareas interesantes, fue placentero porque yo iba descubriendo cosas que habitan en mí y había que exponerlas ahí.”
El elenco tiene diferentes personajes que van desde mediadores, como es el caso del Inspector Almada (Diego Velázquez) o hasta los más violentos como Garmendia (Gabriel Goity), Mosca (Furtado) y Zurdo (Cremonesi).
Una serie impactante aunque entretenida
Los Andes tuvo la posibilidad de hablar con tres de los actores del elenco. Diego Cremonesi, Diego Velázquez y Claudio Rissi hicieron énfasis en que se trata de una miniserie que expone una parte de Argentina bastante cruda, aunque es necesario este tipo de contenidos en el auge de las plataformas.
Se trata de un contenido puramente basado en los códigos argentinos, algo que cada vez gana más terreno luego de series como El Marginal o El Reino, que si bien exponen temáticas universales, están muy acentuadas en lo que es el país.
La serie adapta el relato ambientado en la época de la “maldita policía” y las grandes bandas delictivas. En ese sentido, Velázquez admite que el riesgo que ha tomado HBO Max de llevar esta serie a la pantalla no es menor.
“Cuando leí el libro pensé que iba a estar bajado de violencia y cuando leí el guion eso no había bajado. Me parece riesgoso hacer este material en este momento y que se haya apostado a algo tan argentino desde lo que relata, la actuación, me parece que esta buenísima la posibilidad. Acá se apostó a producir algo original y creo que es el camino que nos puede hacer bien a todos.”
La trama se desata cuando el “Tucumano” Cortez es asesinado luego de estar conectado a la existencia de un VHS con imágenes muy comprometedoras para un ambicioso senador y otros hombres del poder.
En ese marco aparecen el impune sargento Garmendia (Goity) y su compañero, el estricto pero entregado oficial Almada (Velázquez), una suerte de dupla que hace referencias al estilo “buddy-cop” de películas pero condimentada con cocaína y gatillo fácil.
-¿Cuál fue el mayor desafío de armar sus personajes?
Cremonesi: Para mí fue un desafío porque era un personaje con unas características bastantes contundentes y que a la vez esas características de la personalidad tenían repercusión en el desarrollo de la historia. Por otra parte, me parece que esos condimentos mentales que tiene el personaje también se constituían como un elemento narrativo importante en el arco del personaje y de la trama de la serie. Son elementos que juegan dramáticamente no sólo en lo personal, que a veces a uno es lo que más le preocupa, sino que influía en los acontecimientos. El desafío era poder existir en la sutileza y el universo expresivo que me abría.
Velázquez: Todos los personajes son explotados, pero en el caso de Almada era un personaje que trataba de contener. Por otra parte, no nos veíamos mucho, trabajábamos en grupitos y no sabíamos bien qué estaba haciendo el otro. Había que confiar totalmente en la mirada de Pablo, quien veía que funcionaba y que todos estábamos en la misma.
-¿Cómo fue mantener un tono constante en relación a lo visual, lo actoral y el tono de la serie sin correrse o salirse de los límites?
Cremonesi: A mí me parece que justamente la serie se vuelve interesante por eso, hay algo de ese tono corrido, casi del cómic, esa cosa estallada, que no creo que sea una novedad pero sí para nuestra visión cinematográfica. Hay mucho de ese encuentro con el personaje, si hubiésemos ido solo por la violencia o la oscuridad, algo que está a la vista y sobre informado, se hubiese vuelto algo muy chato y conocido. Esto nos permitía mostrar un universo tremendo, bestial, algo que no solo está reivindicado sino que cuestionado por lo que se muestra. En lo personal fue un disfrute pleno, podes jugar con esos límites que sentís que te podes ir al barro pero el director era un capitán de barco muy fuerte para que ese bamboleo no se vaya, confiar en que hay alguien que te dice ‘hasta acá’.
Velázquez: Entendimos que no es que no explota, sino que va de cero a cien. Mi personaje es uno que va guiando y guardando hasta que explota, y lo liberaba con el Puma.
Rissi: El realismo no tenía lugar. Yo no considero el naturalismo como mi forma de actuar, pero aquí el tema era transgredir esos límites hasta donde había llegado resultaba en un trabajo teatral, llevado a un volumen y límites. En el cine tenés diferentes planos y cada uno te exige cierta cantidad de energía expresiva. Más allá de lo que existe en la novela, llevar eso al desarrollo de la acción era muy interesante de transitar, esas maneras de actuar que nos corren un poco de ese lugar de confort. Acá hubo un riesgo mayor porque si bien uno transita lineamientos que ya conoce, acá se fracturaban constantemente, y no obstante, es absolutamente verosímil, sigue siendo creíble y uno entra en un mundo mágico y raro del que termina formando parte.
-El tema es muy de nuestro país. ¿Hubo algo del contenido pensado en lugar de globalización, además de su marcada argentinidad?
Cremonesi: Tiene una particularidad que es muy argentina la serie, la temática, el tipo de personajes y el contexto histórico de la previa al estallido de 2001, esa decadencia institucional, política, económica es muy de acá y está escrito desde ahí, hay algo de eso que no se podía universalizar. Ahí estaba la riqueza y hay algo desde lo estético, desde cómo se está contando la serie en relación al abordaje, la dirección, eso nos colocaba en un lugar que universalizaba el relato. El secreto es que el relato no te expulse pero cuando logras algo que te amalgame, logras que cualquier público pueda entrar acá.
Rissi: Hay un dicho que dice ‘pinta tu aldea y pintarás el mundo’. Es cierto que esta historia remite a un momento histórico de nuestro país, del conurbano, de la decadencia institucional, social, de esa ruptura y deterioro que ocurrió a principios de este milenio. Pero se han roto los límites hace tiempo, por lo que uno puede ver productos de otros países que forman parte de lo cotidiano. Ya no existen los localismos, desde mi humilde opinión, uno puede hablar desde uno y mostrar cualquier historia, todas son bienvenidas si la historia está bien contada. Creo que ya no hay temor a los localismos, creo que ha sido vulnerado hace tiempo.