Jairo abrió su 50º aniversario junto a la música en febrero en el Festival de Cosquín, con un show que repasó décadas y décadas de canciones populares argentinas. Siguió ese mismo mes (época prepandémica a la que define como “eternidad” pasada) con su exquisito espectáculo en el teatro Colón. Y luego vino el tiempo de exclusión que comenzó a aflojar recién varios meses después.
Su historia musical está intrínsecamente ligada a la de nuestro país, aunque su primer disco fue editado en 1970 en Madrid, España. Hoy su base de operaciones es Argentina, y desde acá mantiene de manera virtual el vínculo con sus hijos que habitan en Europa: dos de ellos en Francia y otra en España. El cuarto, Yaco, vive en Buenos Aires y lo acompaña en su pasión por la música.
El cruzdelejeño relata que arrancó la cuarentena muy animado con libros por leer y obras por pintar (recordemos que Jairo es un apasionado del dibujo y de la pintura), pero poco a poco ese espíritu se fue desinflando.
“Yo tenía pendiente grabar un disco de colaboraciones con 18 temas, una gira por Europa y otra por países del Caribe”, dice a modo de repaso de algunas de las cosas que no pudo concretar en este 2020.
Asegura que estuvo muy atento a lo ocurrido con la pandemia porque su mujer mantiene desde hace años una internación domiciliaria que requiere cuidados especiales y porque uno de sus hijos, Mario, es concejal de la ciudad de París y adelanta desde allá toda la información del avance del virus.
En medio de un año que se perfilaba con pálidas, Jairo y sus hijos recibieron la invitación de Yaco para grabar entre todos la canción “Podría bailar toda la noche contigo”, cuya letra pertenecía a Daniel Salzano. El resultado fue una colaboración muy emotiva que reunió a la familia y que dejó entrever que hasta su hijo abogado es bueno para cantar. Atendiendo a las repercusiones que generó el video subido a las redes, el tema quedará incluido en uno de los discos que Jairo editará por su 50º aniversario.
Según explica el artista, el disco iba a ser de 18 temas con unas 25 colaboraciones, pero, como muchas de esas colaboraciones no pudieron grabarse por la pandemia, decidieron desdoblarlo y lanzar un álbum ahora con 10 de esos temas y dejar los otros para lanzar un segundo volumen. La producción está a cargo de Lito Vitale, a quien Jairo considera un músico excepcional y un amigo.
El “streaming”
El 18 de diciembre será la segunda oportunidad en que el intérprete haga un show virtual. Asegura que tenía muchos prejuicios con el formato, pero que, superada la primera experiencia, se queda con lo positivo, que es poder llegar a la gente.
“Yo era reacio al principio porque tenía miedo y por desconocimiento. Tuve buenos consejos de Pedro Aznar y de Lito Vitale. Pedro tiene muy claro lo tecnológico, ademas de ser un gran músico. Él me animó muchísimo, fue un buen impulso”, dice.
Asegura que el primer show “salió mejor que lo que esperaba” y que por eso va por una entrega, aunque esta vez estará acompañado por el pianista cordobés Matías Martino, por un guitarrista y por su hijo Yaco en las percusiones.
“No reemplaza a las actuaciones en vivo. Falta esa conexión que se consigue con el público, pero tiene algunas ventajas no habiendo otra forma de conectarse con la gente. Es casi una obligación hacerlo”, sentencia.
El show se titulará “Rumor de nido (volaban tras de mí)”, en honor a aquella poesía que le dedicó Horacio Ferrer. “‘Milonga del trovador’ la escribió Ferrer con Astor Piazzolla cuando yo le conté cómo había sido la despedida de mi casa cuando me fui de Cruz del Eje, a los 14 años. Vi a mi familia en el andén agitando los pañuelitos. Es una imagen nostálgica, inolvidable para mí. Ahora el rumor son las canciones y el nido es mi casa hoy”, explica.
50 años de recuerdos
Hay un archivo invaluable de su paso por Europa, especialmente por París, que se puede ver en el documental “Tango en París: recuerdos de Astor Piazzolla” y en la serie “Calle Descartes número 16”.
En ambos casos, los documentales se sirvieron del impresionante registro que hizo Juan Pons, argentino radicado en Francia que acogía a todos los artistas exiliados en el Viejo Continente.
En esos registros fílmicos y fotográficos están imágenes hogareñas de Atahualpa Yupanqui, de Horacio Ferrer, de Mercedes Sosa, de Jairo y de Astor Piazzolla. Incluso hay una grabación de “la Mecha” cantando “Piedra y camino” con un jovencísimo Fito Páez en el piano, con Raúl Barboza en acordeón y con Jairo en bombo. En un costado, un atento León Gieco esperaba su turno. Así, cada uno que llegaba a “la Ciudad Luz” pasaba por la casa de los Pons.
Sobre su impresión de aquella época dorada, Jairo se sincera: “Nosotros no éramos conscientes de lo que estábamos viviendo. Transitábamos el presente muy a fondo, eso se nota en las imágenes. Son momentos de una gran intensidad”.
Hoy esas filmaciones se transformaron en documentos ineludibles de una época oscura en Argentina, pero muy prolífica en materia artística: “Las veo y siento una emoción muy grande, mucha nostalgia. Es un tiempo irrepetible por las circunstancias y por la edad que teníamos todos”.
Sobre el cierre, Jairo se aventura a decir que no ve las horas de poder volver a los escenarios y retomar su gira: “Cantar es mi vida, no puedo vivir sin cantar. Yo espero, si me da el cuero, cantar hasta que me muera. No pienso dejarlo nunca. No recuerdo una época de mi vida en que no haya cantado”.
La ficha
Rumor de nido (volaban tras de mí). Día y hora: Viernes 18 de diciembre a las 21. Entradas: desde 770 pesos en la plataforma Ticketek Live.
Por Noelia Maldonado. *Este texto fue publicado originalmente por La Voz. Se reproduce aquí con la autorización correspondiente.