La frase “por amor al arte” nunca tuvo tanta verdad. La historia de Viviana Ordoñez y la sala de arte Donde duerme la luna no se puede contar separada. Es parte de un sueño, una apuesta de todo por el todo y la creación de un espacio que desde el principio se convirtió en un refugio del arte y la cultura.
Donde duerme la luna cumple 10 años y Viviana lo quiere celebrar a lo grande, abriendo las puertas de su sala, que es casi como abrir su corazón, a todo aquel quiera abrazarse con el arte y los momentos mágicos. Este 5, 6 y 7 de agosto comienzan los festejos. El viernes 5 se inaugura una muestra colectiva de arte visual con obras de artistas mendocinos y salteños. El sábado 6 se presenta el cantautor entrerriano Carlos “Negro” Aguirre con “Canciones para que duerma la luna” y por último, el domingo 7 se va a realizar el ritual de la Pachamama, celebración en la que se honra a la tierra, se agradece por lo dado y se le pide, todo lo bueno que se puede pedir, para tener un año próspero. Las actividades, a excepción del recital de Aguirre, son libres y gratuitas. La cita es en Viamonte 3005 en Chacras de Coria, Luján de Cuyo.
La pasión con la que Viviana habla de este espacio de arte es abrumadora. Sus ojos claros se iluminan y su sonrisa se hace eterna. Es su sueño hecho realidad, por el que ella dejó todo para darle abrigo y un hogar al arte. Viviana Ordóñez es una gran artista que crea con el corazón. Sus manos son sólo vehículo de un talento que sale desde el sentimiento. Nacida en 1952, sus obras han sido expuestas en Cuba, Bélgica, Francia, España y Chile y ha ganado importantes premios.
Su obra más grande es justamente este espacio conocido como “Donde duerme la luna” que flotaba en su cabeza desde hace muchos años como un anhelo. Para materializarlo, vendió una propiedad en la sexta sección y compró el terreno en Chacras de Coria, Luján de Cuyo. Dueña de una fuerza y un empuje envidiable, Viviana creó este espacio por el que han pasado artistas importantísimos y en donde el talento de otros y otras adorna sus paredes.
Un cuadro de Fausto Caner por acá, dos cuadros de Musso por allá y obras de la propia Viviana son testigos silenciosos del paso de los amigos de Viviana Ordoñez por la sala. La presentación de un libro, una muestra colectiva o la presentación de algún cantautor. Toda aquella persona que viva el arte tiene las puertas abiertas de este lugar. La calidez y el amor, están garantizados.
El sol entra por los ventanales del fondo de la sala y acarician las mesas del lugar. “Las hice yo”, cuenta Viviana con un orgullo casi inocente, infantil, como cuando un niño hace algo maravilloso y corre a mostrarlo a todo el mundo. La anécdota de las mesas involucra un trabajo equivocado y el reciclado de los materiales. “Estas van a ser las mesas de la sala” se dijo Viviana dando por hecho lo que después iba a ser real. Las mesas están todas escritas. Son los mensajes de quienes pasaron por allí no solo dejando su arte, sino también su recuerdo.
Y si de anécdotas y recuerdos se trata, Viviana tiene miles. Los nombres van saliendo poco a poco. Uno de los primeros es Máximo Arias. Un sector de la sala lleva su nombre y varias fotografías de su autoría engalanan las paredes. Con su amigo soñaron muchas veces esto juntos. Viviana no se quiere olvidar de “esos amigos silenciosos” que desinteresadamente estuvieron a su lado y sus aportes fueron invaluables. Patricia Collado fue la que puso en papel las ideas de Viviana y la ayudó con su proyecto cuando nació. Ricardo Paredes le dio el equipo con el que “miles de gargantas” se expresaron en la sala y Gonzalo de Borbón es quien aporta su saber cuando de sonido se trata.
Viviana atesora recuerdos. Cada cuadro, cada escultura tiene su historia. Los cuadros de Carlos Musso son su orgullo. Dos obras del artista uruguayo adornan las paredes de su sala, pero es tal vez una de sus obras la más querida o la más necesaria. La artista visual explica que su sala se llama Donde duerme la luna justamente porque vivimos ahí, en donde la luna descansa al abrigo de la imponente cordillera de Los Andes. Con esto como premisa, Viviana creó una obra que muestra de manera clara e interactiva este proceso. Si te alejas de la obra se puede ver a la luna en lo alto del cuadro, pero cuando uno se acerca, un cuenco de bronce se convierte en el escondite de esa luna que busca reposo.
Otra de las obras de Viviana es una semilla crucificada, pero ahora vamos a guardarnos los detalles porque tenes que verla. Lector ávido de arte, si estás leyendo estas líneas es porque la cultura no te es indiferente. Este es un espacio que necesitas conocer, vivir la experiencia de abrazarte a expresiones artísticas que gritan ideas y que tapan el ruido de lo cotidiano.
La sala de Viviana Ordoñez no está abierta permanentemente, pero sí su alma. Así que, si sos artista y estás buscando ese espacio para mostrarte y contar lo que haces, es acá. Viviana suele acompañar las muestras con comidas caseras y vino, pero es solo para que la experiencia sea más grata. Lo importante, siempre lo más importante, va a ser el arte.
Si uno hace silencio, en las paredes de Donde duerme la luna resuena el eco de las risas, las canciones y el murmullo de sus visitantes.
Donde duerme la luna: Festejo por los 10 años
Viernes 5 de agosto
Inauguración muestra colectiva de arte visual
Sábado 6 de agosto
Recital de Carlos Aguirre
Domingo 7 de agosto
Ritual de la Pachamama
Las actividades son gratuitas, a excepción del recital. Para comprar entradas tenés que comunicarte al 2615597121
Para exponer en Donde duerme la luna
Si sos artista y querés mostrar tus obras, comunicate al 2615597121. Viviana Ordoñez te espera con los brazos abiertos.