Libertad Lamarque, nació en Rosario el 24 de noviembre de 1908. Y, exactamente el 12 de diciembre de 2000 “La novia de América” moría en la capital mexicana, tras una carrera de más de 75 años plagada de éxitos.
De registro soprano, el timbre agudo de su voz fue un rasgo que la distinguió en el universo del tango. Llegó a ser considerada como la “Carlos Gardel femenina”. Nacida en el marco de una familia humilde, de madre española y padre uruguayo -Gaudencio Lamarque-, fue llamada Libertad por decisión de Gaudencio, quien defendía sus ideas anarquistas a través de breves obras teatrales. El arte estuvo presente en su vida desde su infancia: en su hogar se escuchaba música, se leía y se hablaba de política.
En 1926 sus padres decidieron mudarse a la Ciudad de Buenos Aires y se instalaron en una vivienda de Paraná 258. Gracias a una carta de presentación de un periodista rosarino para Pascual Carcavallo, dueño del teatro El Nacional, Libertad fue aceptada para el coro y algún pequeño papel. Era el inicio de un camino inagotable de la cantora de estatura pequeña, mirada melancólica y sonrisa tierna.
Obtuvo trabajo por un año y 300 pesos mensuales de sueldo. En ese mismo 1926 debutó en un sainete, “La muchacha de Montmartre”, de José Saldías, en el que integraba un trío vocal con Olinda Bozán y Antonia Volpe. Su primera interpretación como cantante fue en “Tanita de la proa”, vestida de marinero junto a Bozán. El empresario Carcavallo se sorprendió al escucharla y le propuso aparecer en el “fin de fiesta” cantando el tango “Mocosita”, que a la semana fue reemplazado por “Tatuaje” y luego, por “Pato”, “La cumparsita”, “Langosta” y “El ciruja”.
En 1933 fue una de las protagonistas de la primera película sonora argentina, “¡Tango!”, junto figuras como Tita Merello, Azucena Maizani, Pepe Arias y Luis Sandrini. De allí en más su fama se extendieron hasta llegar a convertirse en la actriz más taquillera del cine de habla hispana.
Entre las películas más recordadas están “Besos brujos”, “Madreselva”, “La cabalgata del circo”, en cuyo rodaje surgió una discusión entre Libertad y Eva Duarte, por entonces actriz de reparto y ya en amores con Juan Perón. Según cuenta la leyenda, desde ese momento Lamarque debió enfrentar dificultades en su carrera y se trasladó a México, su segunda patria.
Allí debutó en 1946 en la película “Gran casino”, junto al astro local Jorge Negrete y bajo la dirección del español Luis Buñuel. En el país azteca protagonizó docenas de películas y ya en el ’56 intercaló su carrera entre México y Argentina, donde en 1969 hizo la comedia musical “Hello Dolly”, éxito que significó el debut teatral de Arnaldo André.
En sus últimos años se dedicó a las telenovelas y fue reconocida con premios y homenajeada en numerosos festivales de cine. Justamente, en 1998, a los 90, encarnó a Piedad Bracho, una anciana alcoólica en “La usurpadora”.
Falleció a los 92 por complicaciones de una afección respiratoria; estaba rodando una telenovela.