Una de las etapas más significativas en la vida de la mujer es la llegada de la menopausia. El cuerpo cambia, no nos sentimos las mismas, las reglas son diferentes. Pero ello no quiere decir que no podemos ayudar a nuestro templo a sentirse como siempre ha sido.
Con cierta nostalgia la mujer recibe la menopausia aunque no debe ser así, la edad cronológica y corporal reflejan todo lo que nuestro cuerpo transitó a lo largo de la vida. Lejos de lamentarnos, debemos recibirla amenamente y conociendo cuáles son las herramientas que tenemos a nuestro alcance para poder ayudarnos una vez más.
No debemos guiarnos por la edad biológica para comenzar a tomar cartas en el asunto. El cuerpo de la mujer es un reloj que mientras más avanza, será más complejo revertir ciertos aspectos. Por ello, nuestra especialista insiste en que los cambios no deben comenzar cuando esta etapa toca a nuestra puerta, sino comenzar a formar hábitos que ayudarán a tener una vida más sana y dejarán menos secuelas más adelante.
Cambios en nuestro cuerpo
Comenzaremos con lo más simple. ¿Qué es la menopausia? “Los cambios asociados a la disminución de la función ovárica aparecen en una etapa llamada climaterio. La menopausia es, estrictamente, la última menstruación. Durante el climaterio, que puede abarcar desde los 45 a los 55 años, hay un descenso progresivo de los niveles hormonales ováricos. La disminución del estrógeno, principalmente, es la causante de los cambios más llamativos: aumento de peso, redistribución de la grasa corporal, envejecimiento cutáneo”, explica la dermatóloga Ana María Sassu (Mat. 6249).
Que hayan pasado doce meses desde la última menstruación es un indicio de la menopausia. Los sofocos, la sequedad vaginal y trastornos del sueño son algunos de los síntomas que dan indicios a la llegada de esta nueva etapa.
La menopausia es un proceso natural y los tratamientos se enfocan en el alivio de los síntomas. La sequedad vaginal se trata con lubricantes tópicos o estrógenos. Los medicamentos pueden reducir la gravedad y la frecuencia de los sofocos. En circunstancias especiales, se puede realizar un tratamiento hormonal, aunque también podemos tomar una postura saludable de manera personal ayudando a nuestro cuerpo a enfrentar este proceso.
Los principales puntos que debemos tener en cuenta son los cambios que trae consigo esta etapa de la vida biológica de la mujer. Comenzamos a notar que la apariencia de nuestra piel cambia, su humectación es diferente y el cabello se vuelve más fino.
“Los estrógenos mantienen la turgencia de la piel, regulan la producción de colágeno, su grosor, hidratación, pigmentación y regulan la secreción de sebo. Por ello, si estas hormonas disminuyen, se ven afectadas estas características. La piel pierde elasticidad, se ve y se palpa más fina. La hidratación disminuye y como también disminuye la producción de fibras elásticas, aparecen arrugas y pliegues cutáneos.”
En cuanto a otros aspectos, también podemos notar cambios en las uñas y el cabello. “Con respecto a las uñas, suelen aparecen en ellas estriaciones longitudinales (líneas a lo largo de la uña) y fragilidad ungueal. Para ello, pueden aplicarse algunos productos y, según sea necesario, terapia oral. De la misma manera, el pelo puede afectarse. En general hay disminución de la cantidad, de su grosor y, en algunas mujeres, puede haber un retroceso en la línea frontal de implantación (similar a la alopecía masculina). Esto podemos tratarlo en forma tópica y oral.”
La alimentación y el peso también son muy importantes a la hora de tener en cuenta aspectos a modificar. El metabolismo disminuye, por lo que es mucho más fácil ganar peso y más complejo perderlo. Debemos implementar una dieta equilibrada para mantener en forma nuestro organismo y poder hacer frente a la llegada de la menopausia.
En cuando a la piel, otro factor fundamental va de la mano con la exposición y cuidados de ésta durante las edades más tempranas.
“Podemos ver cambios en la pigmentación, asociado sobre todo a la acción crónica del sol. Tengamos en cuenta que el efecto del sol es acumulativo. Por ello, todas las horas de sol que hayamos tomado en nuestra vida se ven reflejadas en la piel. Las pieles muy blancas son las que muestran más cambios pigmentarios y daño solar, sobre todo si no hemos tomado la precaución de utilizar protectores solares”, explica la dermatóloga.
¿Cómo ayudar a nuestro cuerpo a batallar la menopausia?
Este proceso es inevitable y si vemos el lado positivo, predecible. Podemos adelantarnos en cuidar nuestro cuerpo mientras continuamos con la menstruación, ayudando con pequeñas cosas a que el cambio sea menos severo para nosotras.
“Debemos contrarrestar con cuidados, que son simples y eficaces: usar jabones neutros, hidratar la piel con cremas o emulsiones apenas terminado el baño. Lo ideal es lavar el cabello fuera de la ducha (o en la ducha pero con shampoo neutro) para evitar que el shampoo reseque la piel.”
La doctora explica que algunos de los puntos más importantes a tener en cuenta, siempre tomando una postura con antelación y evitar esperar a que la menopausia toque a nuestra puerta, tienen que ver con:
La alimentación: lo ideal es tener una vida con alimentación equilibrada, en general hay que disminuir grasas y azúcares. Pero ante cualquier duda, un nutricionista es fundamental para que no nos falten los elementos necesarios.
El ejercicio: realizar ejercicio físico, descansar lo suficiente. Por supuesto, en cada caso en particular puede haber factores que interfieran en nuestra salud y, por ello, aumenten algunos síntomas. Sin dudas, el mantener un peso adecuado es muy importante. ¡Pero no esperar a tener más de 40! Si mejoramos las condiciones físicas previas al climaterio todo será más sencillo.
La ayuda de especialistas: la consulta ginecológica es fundamental. Desde la dermatología, indicamos medidas que son muy fáciles de seguir: usar productos sin perfume y suaves para la higiene, un buen hidratante y un protector solar son fundamentales para la salud cutánea. Los controles ginecológicos son, a mi juicio, los más importantes. Nutrición y Dermatología son aportantes de mejor calidad de vida.
El principal consejo: desdramatizar el climaterio. Como toda etapa, hay que transitarlo con alegría y ganas de vivir, es sólo una parte de la vida y se puede disfrutar plenamente. Tengamos en cuenta que, si hay hijos, ya no son pequeños y eso implica que podemos invertir un poco más de tiempo en disfrutar de esa actividad que antes no podíamos. Eso influye positivamente en el bienestar psíquico.