Luciano Pereyra no subestima a los sueños. “Si me decían que le iba a cantar al Papa o jugar con Diego Maradona, jamás lo hubiera imaginado. Y sin embargo, le canté al Papa y jugué con Diego Maradona, a quien además le interpreté el Himno. Todo puede pasar”, dice el cantante de Luján en el arranque de su charla con Los Andes y La Voz del Interior.
Su colaboración con el pianista chino Lang Lang, uno de los más reputados del orden clásico siempre tendiente a materializar crossovers, saltos estilísticos es su nuevo desafío. En rigor, todo está disparado por la reversión de una canción de Luciano titulada “Me enamoré de tí”, años atrás popularizada en la voz de David Bisbal.
El sello editor anuncia la reunión como un encuentro armónico de la música popular latinoamericana y la clásica global, al que hay que sumarle el dato de que ambos artistas pertenecen a la misma generación. Tienen la misma edad, de hecho. 38 años.
“Una colaboración así era inalcanzable, pero al mismo tiempo siento que daba vueltas en algún lugar de mis sueños. Horacio Guarany me hablaba mucho de China. Me contaba de una vez que una cantante china vino al Colón e interpretó una de sus canciones. Siempre me dio vueltas ese relato. Eso, sumado al hecho de ofrecer conciertos sinfónicos en el Colón, quizás hayan predispuesto todo para colaborar con Lang Lang, el mejor pianista del mundo”, suma Luciano tras referir a su tradicional “Noche Romántica” en el máximo coliseo cultural del país, que se cristaliza todos los 14 de febrero, todos los Días de los Enamorados.
“Siempre digo que Dios y la vida han sido muy generosos conmigo -confiesa-. Una colaboración con el mejor pianista del mundo, que además venía de grabar con John Legend, Lady Gaga, Celine Dion y Andrea Bocelli, es una satisfacción muy grande. Y mucho más cuando viene enmarcada en toda esta rareza que trae consigo la pandemia”.
“Fue una sensación muy linda cuando llegó la noticia de que Lang Lang quería colaborar con un artista latino y que había pensado en mí. Dije ‘bueno, genial, vamos a ver qué pasa’. Estoy feliz y emocionado. Cuando tenga nietos les voy a decir que el mejor pianista del mundo tocó conmigo en una canción”, redondea.
-Tal como apuntás, esta es una colaboración entre dos artistas de gran llegada en tiempos de pandemia. ¿Cómo se resolvió técnicamente?
-Tenía la maqueta, que es la misma la que le mandé a David Bisbal cuando él grabó la canción para una telenovela. Bueno, se la envié a Lang Lang y él me la devolvió con su aporte y preguntándome “¿vamos por ahí? ¿Te gusta?”. Cómo no me iba a gustar, estaba buenísimo lo que había hecho. Y era una maqueta, imaginate. Entonces él se va a París y graba el piano ahí… Mientras tanto, yo tenía que ir a Estados Unidos a terminar de grabar mi disco y a girar. Pensé “Ok, aprovecho para poner la voz en Miami” y me permití imaginar la posibilidad de cruzarnos en Nueva York para grabar el video. Pero como uno propone y Dios dispone, de repente me encontré en mi casa con un estudio de grabación y grabándome por primera vez.
-El coronavirus redefinió todo…
-Por lo general, en un estudio uno cuenta con un ingeniero, pero dada esta situación tuve que aprender a grabarme por mi cuenta y en mi casa. Por momentos no podía cantar, porque era tal la emoción que me producía escuchar en los auriculares el piano de Lang Lang grabado en París… Me olvidaba de que tenía que cantar, dejaba fluir el piano… Era muy emotivo. Y placentero.
-Apenas se publicó el clip, tuvo un millón de vistas. ¿Te desvela eso? ¿Estás atento a esas nuevas formas de medir el impacto de la música?
-No me desvela pero sí me alegra. Que te llegue la noticia de que un millón de personas se tomaron cuatro minutos de su vida para ver un clip que hice junto al mejor pianista del mundo... ¿Cómo no voy a agradecer eso? Lo celebro, lo comparto. Lang Lang grabó su video tocando el piano en Beijing. Y así como yo tuve que grabar la voz en Luján, a las imágenes también tuve que tomarlas en mi casa. Desde lo visual quedó perfecto todo. Fue algo muy nuevo, muy loco. Esta canción ya venía con mucho reconocimiento en la voz de David, que es un queridísimo amigo.
-Tu encuentro con Lang Lang no hace más que afianzar tu perfil versátil. Es más, éste se dio luego de una versión “urbana” de “Ella ya me olvidó”, de Leonardo Favio. ¿Qué podés decir de esa adaptación?
-Tuve la posibilidad de hacer muchas canciones para telenovelas chilenas… Como ahora el canal Mega había producido una “de época”, me pidió un clásico. Y me recomendó “Ella ya me olvidó” porque Leonardo Favio fue un Dios allá. Hice esa versión pop para jugar un poco. Reversionar en esos términos a una canción como “Ella ya me olvidó”, es algo que se permite en un mundo en el que ya no hay tantos prejuicios por géneros.
-Te cambio de frente. Venís de un año de shows masivos en un estadio como Vélez. Más allá del training de hacer clips, ¿qué sentís de hacer vivos para una transmisión en streaming?
-Somos animales de costumbre… Es raro, porque hacés el festival, cerrás la compu y seguís en tu casa. Es lo que nos toca, tendremos que adaptarnos. Son las herramientas que tenemos que utilizar hoy en día ante una situación de fuerza mayor. Es un momento. Espero que esto sea un mal sueño y que se pueda volver a cantar en vivo de frente a la gente y no a través de una pantalla.
-Sos un número uno del espectáculo nacional. Todos conocen a Luciano Pereyra pero pocos saben demasiado sobre él…
-Amo mostrar mi trabajo, no mi vida privada. Lo que pueden rasgar es lo que mostré hasta cierto punto. El gran ejemplo lo tengo de mis padres, porque se la pasaron trabajando sin rendirle cuentas a nadie. Mi trabajo, si bien tiene una exposición porque se mediatiza bastante, me permite priorizarlo por sobre todo. Y a mí me da alegría cantar.
Lo que no fue: su rechazo al Cantando por un sueño
Cuando se estaba armando el “Cantando por un sueño” se rumoreaba que Luciano Pereyra sería uno de los jurados. Cierra el tema de cuajo: “Agradecí la invitación. Estoy en plena etapa de mi disco, trabajando mucho en eso. Componiendo… Es mucho más arduo hacerlo desde tu casa y vía internet con Andrés Castro, mi productor, o con Áureo Baqueiro, un autor mejicano. Agradecí que me tuvieran en cuenta, pero no lo iba a poder hacer”, cerró.