Del otro de la pantalla del zoom se asoma una superheroína de pelo rosado, traje y capa de colores. Ella es Luli Pampín, la que tira un beso después de decir su nombre en sus videos y los pequeños copian en el momento exacto y a la perfección.
De voz dulce y risa graciosa, Luli es un fenómeno en Youtube. Con más de 11 millones de suscriptores, sus videos alcanzan millones y millones de vistas, algunos de ellos superando los 500 millones. Una locura. Algunas de sus canciones son de las conocidas, esas que todos cantamos en el jardín, pero muchas son compuestas por ellas. Todas tienen un mensaje. Todas intentan dejar una huella.
Pero, ¿quién es Luli? Luli es Lucía. Ella nació en Mendoza y creció entre acequias y el calor abrazador de las siestas de verano, pero a los 12 años se fue a vivir a España por cuestiones laborales de sus padres. Allá hizo su vida y un día, una decisión la convirtió en este fenómeno que hoy tiene a millones de niños y niñas en el mundo coreando sus canciones. Luli fue un proyecto que empezó de cero y fue creciendo poco a poco, pero siempre con pasos seguros y firmes.
Dicen que cuando nace un bebé nace una madre, pero en este caso fue mucho más. Ella quería y necesitaba pasar tiempo con su hijo. Saber que si él la necesitaba, ella estaría ahí. Su trabajo de ese momento no se lo permitía y tampoco la hacía sentir plena. Ya era una etapa cumplida.
¿Qué hacía Lucía antes de Luli? Acá la historia da un giro argumental que ni el más agudo director de Hollywood se lo esperó. Lucía estuvo cerca de diez años en el ejército. Sí. No se siente cómoda hablando de esto, pero entiende que es parte de su pasado y un poco, la piedra basal sobre la que se sostiene su trabajo: la disciplina y el orden.
Sobre su experiencia, la artista cuenta que no se cumplieron sus expectativas sobre el trabajo que ella iba a realizar y la ayuda que podía brindar a la gente. Sumado a eso, llegó a un techo en el que sintió que ya había aprendido todo lo que tenía que aprender.
Como pitonisa de su propio futuro, mientras estaba en el ejército, Lucía estudiaba música en el conservatorio. Su destino estaba marcado y su hijo hizo que todo se acomodara, como piezas de un gran rompecabezas, en el lugar indicado. Todo empezó como un juego y al ver lo feliz que era su hijo pensó en que podría llevar felicidad a más niños. En ese momento nació Luli Pampín.
Fueron dos años de subir contenido a las redes sin recibir nada a cambio desde lo económico, pero ella lo hacía con mucha felicidad y dedicación porque como lo hacía para su hijo, no era su meta que se convirtiera en su trabajo. Con el tiempo esa entrega dio frutos y tomó tal dimensión que ni en los sueños más locos de Lucía, ella se lo hubiese imaginado.
Con los pies en el presente, Luli recurre a su pasado para darle fuerza al mensaje que quiere dar. Cuando ella se sacó el uniforme del ejército quiso que todo fuese distinto y adoptó un cambio radical hasta casi volverse una edulcorada y rosada princesa de cuento. “Una bailarina de cajita musical” se va a definir ella misma. Y justamente, con esos estereotipos son con los que quiere acabar la superheroína Luli Pampín.
“Las mujeres somos madres, somos trabajadoras, somos guerreras. Podemos hacer mil cosas a la vez y esa es la realidad que hay que enseñarles a los niños”, reconoce Luli. Uno de sus temas, por ejemplo, habla del bombero y la bombera y se enmarca justamente en esto que la artista señala.
En muchas de las canciones infantiles, se habla del policía, del bombero o del médico, pero Luli intenta (y logra) marcar la diferencia visibilizando el rol de las mujeres en ciertas profesiones vista popularmente como de hombres. “En esta canción quiero enseñar que la mujer también está ahí, un poco como lo que yo hacía en el ejército trabajando a la par de los hombres”.
Luli está feliz de lo transitado hasta acá. “Para mí ha sido un camino maravilloso porque la verdad es que la mayoría de las canciones que compongo salen de lo que quiero enseñar en ese momento o de situaciones que vivimos en casa. Para mí es como una vida de juegos”.
Queda un montón de camino por delante. Esto recién empieza y Luli lo sabe. Según ella misma cuenta, las cosquillas en la panza siguen estando y el amor que le dan los chicos y los papás son una especie de combustible que la empujan a trabajar cada vez más. Saber que su beso es uno de los primeros gestos de los bebés o que muchos niños comiencen a hablar gracias a sus canciones le dan esa plenitud que otros espacios no supieron darle.
Es ese momento de la charla en donde tenemos que hablar de algo importante. Su Mendoza natal. La pregunta es casi obligada, ¿qué extraña de nuestra provincia? La respuesta es contundente. “Extraño a mi familia y mis amigos. Extraño la naturaleza. Mendoza en sí. Extraño eso de la gente, de salir, quedar con tus amigos para ir a tomar mate y quedarte toda la tarde charlando” rememora la joven artista.
Hay un recuerdo de Luli que tiene que ver con Diario Los Andes y es que si nono le guardaba el Tintero todas las semanas. El hombre no dejaba que nadie tocara el suplemento porque sabía que ella lo quería. “Aprendí un montón gracias al Tintero. Lo amaba, esperaba que llegara el día para ir a buscarlo. Eso lo recuerdo con muchísimo cariño” evoca la joven con una sonrisa inmensa.
Falta poco para que Luli vuelva a la provincia y cumpla con su anhelo de ir a caminar por el Parque General San Martín y por las calles de la ciudad. Como si se tratase de una versión femenina de Clark Kent y Superman; mates, risas y recuerdos esperan a Lucía, mientras cientos de niños aguardan ansiosos cantar y bailar de la mano de Luli Pampín.