Los lentigos, generalmente llamados lentigos solares o manchas de la edad, son manchas pequeñas y planas en la piel que son de color marrón o negro. Estas manchas son causadas principalmente por la exposición excesiva al sol a lo largo de los años y son más comunes en áreas de la piel que están expuestas al sol; como la cara, el cuello, los brazos y las manos.
Los lentigos se desarrollan por el daño acumulativo que produce la radiación ultravioleta (UV) en las células de pigmento de la piel llamadas melanocitos.
Características de los lentigos
Son pequeños, generalmente menos de medio centímetro de diámetro, aunque pueden variar en tamaño.
- Suelen ser de color marrón claro a oscuro, pero también pueden ser negros o incluso rojos en algunos casos.
- Tienen una textura plana y suave en comparación con otras lesiones de la piel como las verrugas.
- Generalmente tienen bordes bien definidos.
- Son más comunes en personas de edad avanzada por la exposición crónica al sol a lo largo de la vidas.
Es importante destacar que, aunque los lentigos solares son benignos y generalmente inofensivos, pueden ser un signo de daño solar acumulado en la piel. Además, se pueden parecer a otros tipos de manchas en la piel, como el melanoma, que es un tipo de cáncer de piel.
Por lo tanto, es importante consultar a un dermatólogo si notas cambios en la apariencia de tus lentigos o si tienes nuevas manchas en la piel para asegurarte de que no sean un signo de una enfermedad más grave.
La prevención es la clave para evitar lentigos. Usar protector solar de forma regular, cubrirte con ropa y evitar la exposición excesiva al sol, es esencial para mantener la salud de la piel a largo plazo.
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