Musa inspiradora, voz dulce y angelical, María Rosa Yorio no reniega de su pasado, pero tampoco se queda atrás. Fue una de las mujeres pioneras del rock nacional al formar parte del mítico dúo Sui Generis.
Aún cuesta no preguntarle por Charly García, quien fue su pareja y padre de Migue, el hijo que tienen en común. Pero lejos de las mieles de la popularidad y el escándalo (la definieron como la Yoko Ono Argentina cuando Charly y Nito Mestre disolvieron la banda), la cantante está enfocada en mostrar su música y demostrar que su singular voz está intacta y resulta una magia hechicera.
“Estoy muy contenta de mostrar esta beta mía. Al comienzo cuando la editorial me pidió que escribiera un texto, me puse un poco dramático y la canción es un juego vocal. Es como que me jugué en ese sentido como decir y cantar. Y mostrar las cosas que fui descubriendo todos estos años como cantante, por eso también me interesó”, cuenta María Rosa Yorio quien adoptó el oficio de la docencia como un punto fundamental en su vida, el cual hoy se refleja en su reciente trabajo.
Precisamente “Beepolar”, su reciente lanzamiento nace del intercambio de expresiones entre un alumno y ella en sus clases de canto. “Un día un alumno me trajo una canción con una letra muy parecida a Beepolar y la fuimos trabajando. Justamente un chico con ese trastorno, continué trabajando el tema, le di forma y este es el resultado”.
Nueva música, la espiritualidad y la religión
El presente es prometedor para María Rosa Yorio. Recién mudada y habitando un nuevo barrio su cabeza no para de imaginar y desear lo que quiere mostrar y producir en su nuevo álbum.
Aunque este proceso de volver al ruedo con garra viene desde el 2019, cuando sorprendió con la edición de un libro crudo e íntimo, donde detalla sus primeros años en la música, su relación con el astro del rock y cómo sobrevivieron un grupo de talentosos jóvenes encabezados por Charly García en los años 70, 80, a un mundo que no tiene “escuelas que enseñen a vivir”. Titulado “Asesínenme” levantó cierta polvareda en el ambiente y la tuvo como protagonista de las noticias.
El año pasado se dedicó a reeditar sus primeros discos solistas “Con los ojos cerrados” y “Mandando todo a Singapur”, para sumarse al mundo virtual de la música y aquellos que no conocían su obra, puedan escuchar a una de las damas del rock nacional.
Ahora, con “Beepolar” sonando en la radio y las bateas digitales, ya tiene lista una versión del tema “Si las aves vuelan”, de Nito Mestre.
“Ahora va a salir otra canción; una versión de “Si las aves vuelan”. Ahí también jugué con la forma de interpretar. Es un tema más alegre donde me permito lo que me gusta, mostrar los dotes de cantante, donde también me divierto”.
-Los músicos de tu generación proponen un recorrido diferente al actual ¿lo percibís así?
-Sí, totalmente. Es otro paradigma, la cantidad de palabras que usábamos para componer, es otra música y época. Tiene que ver con la época en la que estamos viviendo lo que hoy suena.
-¿Eso como lo canalizas como intérprete?
-La madurez es total, hoy me siento que me brota por los poros las armonías, las melodías. Recién estaba sentada en el piano y surge como un ángel que ya es tu amigo en la música. Sobre todo a nivel vocal y siempre descubriendo cosas nuevas. Ahora que estoy más tranquila, trabajo más la técnica del canto y la respiración. Los músculos cantores están muy fuertes (ríe).
-La importancia y el cuidado de la voz es una constante en todas las músicas de la primera generación del rock nacional.
-Sí, es como que recibiste un don y llega un momento de la vida que decís: o tengo que entrenarlo o dejarlo morir. La voz es un don demasiado preciado para dejarlo morir. Los ejercicios del mantra son excelentes. Somos todas medio místicas también.
-¿El camino espiritual te salvó de los grandes dolores de la vida?
-Sí. En los años ’80 y ’90 se abrió una ventanita, en la posibilidad de ver un mundo distinto. Y lo vimos en los últimos años con el cambio climático y la crisis ecológica. Y yo creo que tuve la suerte de poder engancharme y fue muy linda esa experiencia. Me dio muchas respuestas y en los ’90 hice esos workshop donde te ibas en grupo al Tigre y te conectas con la naturaleza, bajar un poco, andar en patas en la tierra en todo sentido. Y en cierta manera la mayoría de las cantantes de esa época de alguna manera todas tienen esa locurita.
-¿Seguís el trabajo de las nuevas figuras de la música?
-Justamente ahora hicieron una playlist en Spotify que es Las Guerreras del rock y está Barbi Racananti, Nati Peluso, Celeste Carballo, Ilda, Fabiana, Eruca Sativa. Fue una grata sorpresa para mí estar en ese grupo y escuché todas las canciones. Y me gustó todo lo que hoy hacen las nuevas voces, hay una búsqueda. E incluso parece simple pero siempre tiene una vuelta de tuerca.
-¿Este trabajo será una nueva oportunidad para que vean tu trabajo y potencial?
-Sí, claro. A veces me pongo un poco ansiosa (ríe). Creo que tengo que ir más tranquila. Creí que iba a hacer más fácil aunque es lógico por el momento que vivimos. Pero sigo subiendo el material a las plataformas, tengo cuatro y cinco canciones propias listas. Y tengo un deseo de hace tiempo de armar un espectáculo diferente, hacer una mezcla entre charlas, anécdotas y música. Por ahí me apuro en los deseos. Justo me mudé, quise hacer todo de golpe y como una niña bien, pero todo está marchando. La idea es que me escuchen cantar y que vean que me la juego.
Uno de los motivos por los que tengo mis canciones en las plataformas es para que el día de mañana alguien busque y encuentre mi música. El que escucha mi música tal vez me valore y le guste mi obra. Hay que organizar el calendario.
-¿Qué canción te sigue conmoviendo como antes al cantarla?
-Hay una canción que es muy completa que se llama “Buenos Aires quien sedujo a quien” que es interesante porque empieza como un tango, después se va a un rock and roll y después algo más punk. Creo que es un tema que me define porque estoy mostrando distintos colores de mi voz.
-Pasando a un plano personal, ¿Cómo te definirías como madre?
-(Hace una pausa y cambia el tono de voz) El otro día mi hijo cumplió años, fui a visitarlo y lo encontré muy bien. Y te cuento algo más, cuando baje por el ascensor había una cinta violeta con una medalla chiquita de la Virgen de Luján y esa mañana había estado buscando una imagen de la virgen de Luján porque quería comprarla. Definilo como quieras.
-¿La fe sigue intacta?
-Sí, elijo creer. Hay mucho material de fé y espiritualidad, lo que pasa es que la gente se burla de lo esotérico. Y una vez que comenzás a estudiar sobre todo la situación que está la humanidad, te das cuenta que hay un camino en Cristo. Y es lo que siento. Lo que pasa es que hay mucha mala prensa, entre los curas pedófilos, los Papas nazis fascistas, los milicos que iban a la iglesia, nos cagaron la vida a los pobres cristianos. Ahora el Papa es peor que Hitler, es muy duro lo que se atraviesa.