El ámbito de la cultura fue uno de los más golpeados en el contexto de crisis y excepcionalidad generadas por la pandemia del coronavirus en el país. Por ese motivo, los escritores nacionales recibieron con esperanza el anuncio de una nueva edición del concurso de Letras 2020 del Fondo Nacional de las Artes (FNA), que busca premiar a las mejores obras inéditas.
Este certamen es, además, la primera iniciativa de la flamante directora del área de Letras del FNA, la escritora y periodista argentina Mariana Enríquez. En esta edición podrán presentarse obras inéditas de Ciencia Ficción, Fantástico y Terror en formato de Novela, Cuentos, Ensayo, Poesía y Novela Gráfica, una decisión que generó debates entre los escritores acerca de la especificidad de los géneros convocados, más acotados que en otras ocasiones.
“Hubo como un revuelo, lo cual me parece bien que haya una polémica y se debata. Me parece que hay que ir activamente a buscar géneros que aún son relegados o que aún no tienen tanto prestigio y darle prestigio desde el fondo”, explicó la escritora y ahora funcionaria en diálogo con La Voz del Interior y Los Andes. Y agregó: “Hay ideas extrañas, como que son géneros comerciales. La ciencia ficción está virtualmente desaparecida realmente, hay muy pocos escritores de ciencia ficción. Y también incluir novela gráfica, que me parece que no estaba anteriormente y que no estaba considerada en la literatura, y para mí la novela gráfica es un trabajo literario”.
-En ese sentido también hubo cuestionamientos por parte de poetas que veían difícil enmarcar obras dentro de esos géneros.
-Había revuelo en los poetas, porque la poesía es difícil de poner en un género. Pero pienso en un libro como Autobografía de Rojo, de Anne Carson, donde el protagonista es todo rojo y tiene alas y tiene un romance con un chico que quizás sea Hércules y es un libro maravilloso de una escritora que acaba de ganar el premio Princesa de Asturias. Y ese libro es un libro de poesía que tranquilamente si lo pensás con amplitud puede ser un libro de poesía fantástica, porque los géneros son porosos. También es una invitación a jugar, a entrar en los géneros de la imaginación que en general pueden ser muy críticos pero desde lugares no tan obvios, y sobre todo también estimular géneros que no son a los que más importancia se les da.
En busca de talentos de toda la Argentina
Otra de las novedades y particularidades del concurso de este año fue la búsqueda de una convocatoria más federal, que llegara a la mayor cantidad de rincones del país. Con ese fin, se establecieron cinco regiones y por primera vez el FNA estableció distintos tipos de premios: uno nacional, uno para cada una de las cinco regiones y tres premios especiales también a nivel nacional.
Al respecto, Enríquez detalló: “Por haber sido jurado en algunos concursos del fondo me di cuenta de que la grandísima mayoría de los que llegaban a las instancias finales en general eran de Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y CABA, con algún brote en Mendoza y Entre Ríos. Eso contrastado con viajar a ferias del libro y encontrarme con muchos escritores y una riqueza importante de gente trabajando. Ya como directora hicimos un relevo y vimos que sí, que había menos gente que se presentaba y menos gente que llegaba a las instancias finales de las provincias excluyendo estas grandes ciudades”.
-¿Por qué creés que sucede eso?
-No sé, puede haber millones de motivos y tendría que analizarlo un sociólogo. Puede ser que como no ganan no tengan ganas de mandar, que como hay que enviar papeles les saliera muy caro, que no les llegara la información, que hay menos población, puede haber múltiples motivos. Pero lo que importa es que pasa eso. Entonces decidimos accionar federalmente. Dividimos en cinco regiones y cada región tiene su premio que no compite con otras regiones, más allá del premio nacional que lo puede ganar alguien de cualquier parte del país. Es un formato que estamos probando como para tratar de llegar y encontrar a los escritores que está ahí y que se acerquen al fondo, que es un organismo que está para ellos.
-¿Cómo fue en lo personal tu cambio de rol de escritora a funcionaria?
En realidad me convocaron en este momento muy particular de la pandemia, con todo el problema económico y social y sanitario que eso trae. Me convocaron porque el anterior director había renunciado y me pareció que este año voy a estar más acá por razones obvias. Me parecía que era un lugar desde donde podía contribuir y ayudar desde el Estado en una institución que a mí me gusta y en un momento complicado. A mí ser funcionara no es algo que me haya quitado el sueño ni que siempre haya deseado, pero la propuesta me cerró en este momento particular del país, me pareció que era un buen lugar para estar, para proponer y ayudar en lo posible.
-El contexto de la pandemia es muy difícil para el área de la cultura, ¿cómo ves que se va a desarrollar en un futuro cercano el universo de las letras argentinas?
-Te digo sinceramente, yo no la estoy pasando muy bien con la pandemia. No sé qué miedos me disparó y me parece un momento muy angustiante desde el punto de vista sanitario, de las relaciones sociales, me parece angustiante la amenaza de la enfermedad, el futuro económico. Así que me cuesta mucho pensar en un futuro. Creo que eso también influyó en la decisión de ir hacia el género, tener ganas de que la gente aportara, escribiera y leer otras realidades, otros proyectos de futuro. Poder pensar otras realidades desde la imaginación, que siempre es política. Hay una frase de la escritora Úrsula Le Guin que da exactamente en la tecla. Ella dijo: “En esta época vamos a necesitar autores, poetas, visionarios, realistas de una realidad mayor, capaces de imaginar alternativas”. Eso es algo que yo tenía en la cabeza cuando pensé en el concurso, gente que pueda ver la realidad desde otro lugar, capaz de imaginar alternativas a un momento que yo siento muy sin salida. Así que no te puedo decir cómo lo imagino porque aún no puedo.