Mex Urtizberea es de esos personajes que siempre están, que no pasan de moda y a los que da gusto volver a ver, aunque, como dice en esta entrevista con Los Andes, nunca vino con un espectáculo a Mendoza. Sin embargo, a partir de esta semana y como consecuencia de su cambio de radio (dejó Del Plata AM 1030 y se fue a Nacional Rock 93.7, en la señal de Buenos Aires) se lo puede escuchar de 8 a 11 por la web de nacionalrock.com y en relatores.com.ar.
El programa mantiene el nombre, “El mañana”, ya que es propiedad de Mex, quien comparte el nuevo aire junto a Pedro Saborido, Irina Hauser, Alfredo Zaiat, Sol Despeinada, Lula Mangone, Cecilia Elía y Claudia Villapun.
Como es de esperar, todo en El mañana tiene la lógica Urtizberea, es decir que combina preguntas sobre el universo, inquietudes surtidas y las principales noticias del día, todo hilvanado con reflexión, entrevistas, imprudencias, osadías, amor, obsesiones, coraje, desatinos, cocina, canciones y humor.
Ligado desde siempre a los medios, su primera aparición televisiva fue en los años 90, en los ciclos “De la cabeza” y “Cha Cha Cha”, luego en la conducción de “Magazine For Fai”, como panelista en los programas “RSM” y “Pura Química” e incontables personajes en las tiras “Graduados” y “Los exitosos Pells”. En radio trabajó en Mitre desde 1994, en FM 100 con Alfredo Casero y condujo junto a Mariana Fabbiani “Panic attack”, entre muchos otros programas. Produjo televisión, discos, escribió libros, cine e hizo teatro.
Ahora, en Radio Nacional inicia un nuevo ciclo con la premisa “El Mañana es un carnaval matinal donde vos sos la espuma. Entonces te esparcís por el aire. Y volás”.
Dejaste Del Plata y te fuiste a Nacional Rock con tu programa “El mañana”
Sí, muy contento, la gente súper onda. Nos recibieron divinamente. Es raro empezar un programa a mitad de año, no es común.
¿Cómo hacés para combinar música, judiciales, economía, surrealismo, género, deportes, sexualidad, espectáculos, pensamiento, política, charla y juego?
Todo eso junto es absurdo, así que ya está. Eso es lo que me gusta, ver cómo se ensamblan todas las cosas. Junto a Pedro Saborido y Alfredo Zaiat, con Fabiana Segovia, Nico Tolcachier, son personas con las que todos los días nos hablamos, armamos el programa, pensamos cada sección: Cómo puede ser visto el mismo tema desde el lado económico por Zaiat o del lado judicial por Irina Hauser o el deporte con (Claudia) Villapun. Así que vamos viendo un tema y cada uno presenta sus cosas a partir de su especialidad. Mañana vamos a hablar del baile: Que sentís cuando bailas. Es divino eso, y te lo puede contar cualquiera, son cosas que nos pasan a todos y eso es lo que nos une.
Estuviste haciendo ronda de medios esta semana, pero hacía un tiempo que no te veíamos en tele
Con todo el tema de la pandemia me han invitado a muchísimas cosas para hacer, no sólo como entrevistado sino para formar parte, y (no he ido) por miedo a enfermarme, porque estoy cuidándome mucho. Hago todo en casa y me puse en ese plan, pero qué sé yo, ya volveremos a hacer algo. También siento que la televisión pasó de moda, es antigua. La gente va a otro lado a buscar cosas y la tele funciona como canal de noticias, para ver eventos deportivos, o algo en vivo en el momento. Pero después el horario lo pones vos para ver lo que querés, es lo que me pasa con la tele. Estuve en lo de Jey Mammon y me hacía acordar a “Pura química”, a esos programas con música, show, bien Late night y siento que todas esas cosas son antiguas.
¿Has tenido alguna propuesta para hacer en streaming, o estás armando algún proyecto propio?
El año pasado hice unas entrevistas, invité actores por Instagram en vivo, hice recetas, y me pareció más interesante eso de este nuevo mundo, en el que cada uno puede tener un canal de televisión, y es raro. También me ofrecieron hacer una obra de teatro por streaming pero yo no creo en el teatro por televisión.
¿Es una cuestión de fe el teatro por televisión?
Es rarísimo, imposible. Tenés que actuar todo para una cámara y no me gustaba la idea. Entonces no hice nada, pero estoy pensando todo el tiempo cosas. Más que nada me gustan los podcast, y eso es lo que me está pasando a mí ahora me interesa más lo auditivo que lo visual, me gusta escuchar qué le pasa a cada uno y creo que es un momento para escuchar y no tanto para mirar, por eso la radio, hasta que se acomode y quede más claro el mercado audiovisual. La tele está rara y cada vez que se ve menos, tiene menos rating. La gente está más desesperada porque la vean, cada uno está comprando el sonajero más grande para entretener y que no se le vaya a la audiencia. Entonces se ve algo feo en esa actitud, se está mendigando al público. Estamos en un momento de cambio de todo tipo con la pandemia, con las nuevas redes, con los streaming y las plataformas, la comunicación está en un momento de cambios.
¿La radio siempre siempre renueva el enganche con el público?
Para mí es un momento de escuchar, entonces la radio vuelve a ser protagonista. La gente está en una situación de introspección con esta pandemia, en dónde te tenés que ver a vos mismo porque no te vestís ni te arreglas, porque te quedas en casa, y eso es quedarte para dentro, pensar y analizar. Y lo que acompaña eso es lo auditivo. Yo pongo Youtube en el teléfono y me quedo escuchando una charla de Darío Sztajnszrajber, de Pacho O’Donnell, de distintos personajes que me gusta lo que dicen y me encanta es algo que me está pasando a mí y creo que es bastante general a consecuencia de lo que estamos viviendo.
¿Qué te divierte y qué te aburre?
Me divierten muchas cosas, mucha gente que hace humor, la creatividad de la gente, los memes, las respuestas del público en las redes sociales. Lo que no me divierte es lo que está forzado, y la gente que no cambia. Hubo muchos cambios en estos últimos años. Mira lo que le pasa a Tinelli, y vos pensas “ese tipo hace 30 años siendo el rey, es el que más sabe de televisión, y la gente se cansó, se aburrió”, y el tipo piensa que se aburrió del forma del formato, a veces el ego no te deja ver que por ahí se aburrieron de vos. Porque uno se aburre de la gente, de tu novia, de tus amigos. Te aburrís. Todo tiene un tiempo. Si vos cambiaste y el otro no cambió, ese tipo te empieza hablar de cosas que ya no te interesan. Por eso te digo, la revolución de las mujeres fue fuertísima, y eso cambió mucho entre los hombres. Hay gente que está aprendiendo a modificar un montón de cosas que tienen que ver con la cultura machista y hay otros que al revés, se ponen en un estado de contienda con la mujer como diciendo “¿qué mierda te pasa?”, por eso sigue habiendo femicidios. Al igual que los grupos de derecha que dicen orgullosamente “soy de derecha”, es algo rarísimo. Y creo que va de la mano con esa cosa de no querer modificar nada, y naturalmente se están modificando un montón de cosas. Hay mucha gente que se resiste, como siempre pasó, y la pandemia que profundizó todo eso.
Un dato que tal vez muchos no sepan es que fuiste el personaje de Linguini en el doblaje de Ratatouille, ¿te gustó hacerlo?
A mí siempre me pareció raro. Por empezar, Linguini lo hizo un actor americano (Lou Romano). Ellos primero graban la voz del actor, luego acomodan el dibujo a la cara del actor. Yo tuve que acomodar la voz a la interpretación de un actor americano y hacerlo desde ahí. Entonces nunca lo vi como una cosa que creativamente me hiciera sentir orgulloso. Le puse una voz, un tono, una onda, y lo grabamos en unos 45 días. Aprendí algo nuevo, que nunca había hecho, estaba bueno. Te cuesta, después le agarras la mano. Me acuerdo que se estrenó la película y citaron a todos los que doblaron. Me acuerdo que estaban (Marcos) Mundstock, (Carla) Peterson y todos los actores que habían hecho Ratatouille con la prensa, y a mí me dio muchísima vergüenza, porque estaba haciendo la voz de un dibujo animado, no me parecía que yo fuera protagonista de eso. Fui al estreno pero me metí en otra sala, me dio una cosa, como que no creía que eso era importante, y hasta el día de hoy lo siento. En lo personal fue la experiencia de hacer el doblaje pero después decir “Qué bueno, hice Ratatouille” no no me siento haber estado en el lugar creativo de eso, no me parece tan importante.
Sin embargo lo es, el doblaje es muy difícil sobre todo cuando tienes que adaptar tu personaje a la interpretación de otro actor. Tiene muchísimo mérito
Lo que pasa es que veo la creación desde otro lugar, lo que se me ocurra escribir. Siempre hago cosas que se me ocurren, así sea teatro, o un disco. Y eso lo llevo a cabo y hago que exista. Eso es lo que más me motiva y me gusta de lo que hago.
Hacés música, radio, escribís libros, producís discos, televisión, estuviste nominado y recibiste varios premios. ¿Qué te falta hacer?
¡Un montón! Escribí cine, tres películas que nunca se hicieron porque es difícil hacer cine, conseguir la plata, tener el tiempo, hacer una película te lleva 2 años dedicado a eso. En algún momento lo haré, me encantaría. Ahora estoy escribiendo con Pedro (Saborido) y con Omar Quiroga para Sebastián Ortega, una ficción para Telemundo que está muy buena. Hace dos o tres años que estamos con eso y ahora viendo dónde se hace, quien la produce y quién la compra. Eso es algo nuevo que me gusta muchísimo. Escribí y además actúo en esa serie.
¿De qué género es la serie?
Son tres amigos, es medio como un tono de los hermanos Coen, de gente que no tiene la capacidad de llevar adelante eso creen que es fácil y se meten en problemas graves en el mundo del crimen, del robo. A mí me divierte mucho esa gente con ambición desmedida sin hacer pie, sin pensar bien qué está haciendo. Tiene ese tono la serie.
Ahora en Capital Federal, en la sala Picasso estreno la obra “Mi amigo Mex” que hago con Marcelo Chirinos, mi compañero de toda la vida con quien hicimos muchas cosas en la tele. Me encanta hacer esa obra, estrenarla, encontrarme con los amigos y sé que después voy a comer una pizza, y todo eso me divierte después de estar tanto tiempo encerrado.
¿Hay posibilidades de que venga esa obra Mendoza?
Me encantaría, nunca hice espectáculos en Mendoza porque no se dio, pero me encanta Mendoza. Fui por primera vez cuando tenía 7 años y estuve en Los Molles, ahí conocí la nieve por primera vez, me acuerdo que estaba en mocasines, no estaba preparado (se ríe).
Bajabas sin problemas
¡En seguida bajaba! Me acuerdo que también fui al zoológico y me llevé por delante una piedra, me dí un golpe que estuve como 4 días sin poder respirar. Después fui un montón de veces por distintas cosas, volví a Los Molles, lo que más me impresionó es el Pozo de Las Ánimas, ese agujero que se va hundiendo, y que no se sabe cuál es la profundidad, todo lo misterioso me gusta mucho y todavía no existía Las Leñas en esa época.
¿Te sentís cómodo con la nueva normalidad?
Uno, lógicamente por la existencia misma, busca la forma de estar mejor, pero tenés vedado algo, te ponen bordes, límites y es raro estar desconfiando del prójimo porque te puedes contagiar, no poder abrazarte con alguien, no podés hacer un montón de cosas. Entonces te pones hacer otras cosas que suplante en eso y estás más con vos mismo. Yo vivo solo en esta casa. Y bueno, te pasan otras cosas, no tenés que estar tanto con él afuera o preocuparte por cómo estás vestido, como te ven, porque no te va a haber nadie.
¿Te gustó encontrarte con vos?
Sí me gustó. Yo me la re banco, me gusta estar solo, me pongo a pensar, a escribir posibilidades, a generar cosas. Me pasa eso estando solo y siempre estoy solo cuando estoy generando cosas. Me gusta cocinar, tengo un jardín, atender la botánica me divierte y no la paso mal, aunque una cosa es tomar la decisión de no salir y otra cosa es que no pueda salir.