Este miércoles por la mañana entristeció la noticia del fallecimiento de Berta Szpindler, la mujer del recordado humorista y monologuista Mauricio Borensztein o Tato Bores, como lo conocíamos todos. Ella tenía 88 años y su deceso ocurrió en su casa.
La pareja compartió 42 años juntos hasta el 11 de enero de 1996, cuando el artista falleció. Ellos se casaron y tuvieron a tres hijos, también reconocidos en el ambiente artístico: Marina (escritora), Alejandro (periodista) y Sebastián Borensztein (guionista). A seis años del fallecimiento de Tato, Berta dio su primera entrevista pública y reveló: “Viste que te dicen ‘Te felicito, qué talento tus hijos’. Sí, son muy talentosos, pero a mí lo que más me gusta de ellos es que son muy buena gente”.
Quien confirmó la muerte de la mujer fue Oscar Martínez, el actor que estuvo casado con Marina Borensztein. En Radio Mitre recordó a su ex suegra como una mujer “inolvidable”: “La quise mucho”.
Berta siempre mantuvo el perfil bajo y más allá que su esposo siempre la nombra frente a cámara, ella nunca habló con la prensa aunque sí se prestaba a sacarse fotos con él. Y el día que habló con periodistas recordó cómo surgió Berta, el personaje que Tato había creado para sus monólogos. “Como él siempre hablaba en primera persona, que todas las cosas le sucedían a él... y él tenía muchos interlocutores en esos monólogos, yo era uno”, además aclaró que no se sentía identificada con la imagen que el humorista y los guionistas habían hecho sobre el personaje.
“¡Si era una mandona...! Una vez fuimos a una reunión y me acuerdo que alguien dijo ‘Esta no es Berta’. Creían que él había llevado a otra mujer, porque pensaban que yo era como el personaje. La imagen de Berta seguramente sería con un rodete, una cosa medio germana”, recordó Szpindler.
“Yo conocí a Enrique, el hermano más chico de Tato, un verano en Piriápolis. Mirá qué casualidad, nos conocimos nosotros dos y una mujer que después se iba a casar con el hermano más grande de Tato, con Abraham. Íbamos a ser todos familia. Enrique hablaba bastante del hermano, Tato ya era conocido, era el niño Igor. Y un día, acá en Buenos Aires, yo no andaba bien y pasé por la disquería que ellos tenían en la calle Córdoba, y Enrique me dijo si no quería trabajar ahí. Así lo conocí a Tato. Ya estaba en el Maipo, con las vedettes”, contó.