Patricia Sosa se sintió herida. Después de que el primer intento de Valeria Lynch de hacer un show por streaming pago fuera un fracaso a causa de la mala conexión, no quedó otra que reprogramarlo y, en un confuso episodio entre la “Loba” y la ticketera que vendía las entradas, terminó haciéndose el viernes pasado. Pero he aquí el problema: ese era el mismo día que la otra quería enseñarle a volar a las almas desconsoladas por la cuarentena.
Ahí estalló el melodrama, al que le dieron prensa a más no poder. Y se entiende, pues no todos los días se tiene a dos señoras del espectáculo mostrándose los colmillos así. Patricia Sosa, en especial, fue quien hizo un descargo furibundo y sin pelos en la lengua, según el cual su colega actuó sin escrúpulos y sin ninguna intención de cambiar la fecha.
La ex líder de La Torre finalmente reprogramó el show para el próximo viernes. Pero antes, dijo de todo: “Me pone mal por la traición fea de quien supuestamente es tu amiga y que no le importa nada. Estoy hablando de Valeria”, dijo. La rabia era merecida, pues ya había empezado a producir el show y había trasladado desde Córdoba a su banda, unas 15 personas que esperaban ansiosas algo de la recaudación, pues hace meses que no trabajan.
Patricia dijo que viene trabajando la aceptación y el desapego en Córdoba, por lo que no se vio tan afectada por lo sucedido. ¡Imagínense si no hubiera meditado antes en las sierras! Acusó a Valeria de tener “falta de códigos”, de ser “egoísta”, de querer “ponerle el pie encima”, de “querer salirse con la suya”, de “venir sufriendo desplantes de parte de ella desde hace muchos años”, de no responderle millones de llamados, de no avisarle que fue abuela, de no contarle que se separó, de perjudicarla muchísimo en lo moral y en el sentimiento, de clavarle un puñal en el corazón y, como si ya no fuera mucho, de tener “mañas de diva antigua”. Fulminante.
Los que miramos la pelea desde este lado, nos cuesta creer que de esta última acusación haya un retorno.
Es verdad también que la cosa venía “pudriéndose” desde hace años. Desde 2013, al menos, cuando a Patricia no le gustó que Valeria quisiera impedir que Karina “La Princesita” formara parte del show Las Elegidas, en el Teatro Colón. Después, cuando fue el cumpleaños de 15 de la “hija del corazón” de la extraña dama, en un confuso episodio de teléfono descompuesto terminaron ambas ofendidas por una invitación que no se concretó.
En 2017, en los 80 de Raúl Lavié, Valeria se mostró muy fría con Patricia, quien en un rapto de odio la borró del Twitter y la bloqueó del WhatsApp. Hacia el año siguiente, la cosa se había enfriado y parecían reconciliadas, como lo demostraron en un fuerte abrazo en ViveRo, el show que Cris Morena hizo en honor de Romina Yan. El año pasado, compartieron muy profesionalmente el jurado de “Genios de la Argentina”.
¿Y ahora? En los próximos días se podrá debatir si la pelea fue infundada o no, si es verdad que Valeria Lynch cambió su pelaje de loba a hiena, o si todo fue una exageración motivada por el ánimo pandémico, pero la verdad es que Patricia disparó al talón de Aquiles. El ego de la extraña dama no saldrá repuesto. Ninguna diva perdonaría jamás que una colega la llame “antigua”.
Patricia Sosa realizará su show el 14 de agosto (pueden comprar las entradas en tickethoy.com). En el mensaje que acompañó la noticia largó su último descargo: “Que nunca nos falte el amor. Que nada nos ciegue. Que el camino se abra para que avancemos sin pisar al otro”, dijo, clausurando definitivamente la amistad.