Nahuel Pennisi nació en Florencio Varela, al sur del conurbano bonaerense, pero el amor lo llevó lejos. Actualmente vive en San Miguel de Tucumán con su pareja y su hijo Mateo, de un 1 año y dos meses, ambos tucumanos de origen.
“Estoy con la familia que elegí”, dice Nahuel. En Buenos Aires tiene a sus padres, hermanos y abuelos, que gracias a la tecnología siguen el paso a paso del crecimiento de Mateo. Una herramienta que, en plena pandemia, también utiliza para su trabajo.
“La tecnología y la música hoy se unen más que nunca. De alguna forma hay que acompañar a tanta gente que está en sus casas con incertidumbre, necesitando una esperanza, algo que les de un incentivo. La tarea de los artistas es acompañar y comunicar a través de la música”, asegura el artista de de 29 años.
Y opina: “Creo que el streaming vino para quedarse. El día de mañana, cuando los conciertos vuelvan a su normalidad, creo que el streaming seguirá siendo válido. Podemos estar tocando para un público que realmente está ahí y también para otro que no está ahí pero que está viviendo la misma emoción”.
Nahuel Pennisi es músico autodidacta. Empezó a los 4 años con un teclado, después agarró un bajo eléctrico (no se lo colgó, siempre lo tocó de manera horizontal, por su tamaño y peso), y finalmente llegó a la guitarra. Cuando tenía 16 años empezó a tocar en la calle. Su voz y la calidez de su interpretación lo llevaron poco a poco a convertirse en músico profesional.
Su plan para este año era sacar su nuevo disco pero la pandemia del coronavirus alteró la agenda. “La pandemia nos desacomodó un poco y eso nos obligó a ser más creativos”, reconoce.
“La idea era sacar el disco para esta fecha pero las cosas se dieron para que sea más adelante. Esperamos que para fin de año lo podamos tener y que la gente lo pueda escuchar porque es un disco que me trae muchas ganas y mucha ilusión”, dice.
Mientras tanto, se puede escuchar su nuevo single “Universo paralelo”. Nahuel lo describe como “un tema muy lindo, una balada muy hermosa, que trata de esos amores que no son correspondidos, que justamente son un universo paralelo”.
“Esperaba llegar lejos pero no de esta manera. Ser conocido, que la gente sepa quien soy, nunca me imaginé esto”, admite Nahuel mientras recuerda los mejores momentos de su corta pero intensa carreta.
Y reflexiona: “Lo tomo con mucha alegría, con mucha emoción. Sé que es una misión que la música me propone. Lo importante es poder caminar todos los momentos, poder vivir el camino sin apuro, ¿no? A veces somos un poco impacientes, queremos que las cosas lleguen rápido, pero está buenísimo cuando las cosas tardan un poco más porque uno le da más valor, tienen más sentido. Hay que aprovechar el momento. Todo lo que me regaló la música es gigante, muy grande. Ya con todo lo que viví, cumplí y superé mis expectativas, así que todo lo que venga de ahora en más es con mucho amor, con mucho trabajo, pero sobre todo con agradecimiento”
Probablemente el quiebre haya sido esa noche que cantó el Himno Nacional en la previa del partido entre la Selección Argentina y Perú, por las Eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018. “Ese día fue algo conmovedor. Amo el fútbol, es una pasión para mí. Estar en la cancha de Boca, que encima soy hincha, son cosas que me marcaron a fuego. Fue determinante, me acuerdo que después me llamaron de muchos lugares. El mismo día me llamaban de los medios, ¿quién es este chico que canta el himno?”, recuerda Nahuel.
Entre sus influencias, Nahuel nombra primero que nadie a Mercedes “La Negra” Sosa, algo que se nota claramente cuando se lo escucha cantar. “Aprendí mucho con ella”, asegura. Y enumera más ídolos: “Hernán Figueroa Reyes, José Larralde, Jorge Cafrune, Atahualpa Yupanqui, Jairo, León Gieco, Victor Heredia”.
“Viendo la generación que se viene, en donde estoy incluido, aportando a la música desde el lugar más humilde, aparecen Raly Barrionuevo, Dúo OrellanaLucca. Hay una banda que se llama Ahyre, que son impresionantes y se tocan todo, son los ex Huayra. Los artistas más jóvenes van empezando a dar sus primeros pasos y hay que acompañar, como José Luis Aguirre, un cordobés que admiro profundamente. Acá en Tucumán hay un chico que se llama Agustín Isasmendi que tiene un muy buen futuro”, señala.
Para cerrar, da una definición que vale la pena remarcar: “La música es un pasamanos. Uno tiene que cuidar lo que viene de atrás porque es nuestro futuro y dentro de un tiempo será el presente”.
Por Martín Sanzano. *Este texto fue publicado originalmente por Vía País. Se reproduce aquí con la autorización correspondiente.