En medio de la pandemia, la cocina ha resultado ser un espacio de relajación y distracción. El bombardeo de noticias negativas ha llevado a las personas a buscar pequeñas actividades que le den un respiro. Y la cocina, como un arte que nos acompaña desde siempre, hizo su aparición.
Y en Mendoza, una de las figuras gastronómicas más admiradas y queridas es Nicolás Bedorrou. Con sus recetas en “Cada Día”, el magazine mañanero de Canal 9 Televida, ha conquistado a los fanáticos de la cocina y ha inspirado a que muchos otros se animen a ella.
Ahora, sin pandemia que lo impida, se prepara para estrenar una nueva temporada de “A las brasas”. Apunte la cita: a las 22, por la pantalla de Canal 9. Este ciclo, que ya ha cosechado cuatro Martín Fierro, sigue sumando recetas a la lista de los mendocinos y, ya con esta octava entrega, podemos decir que hablamos de un clásico.
En medio de las montañas, a la orilla del río, sobre campos sembrados, esta entrega tiene mucho que ofrecer y nos pondrá en la mesa una interesante tabla de opciones. Este año, de hecho, proponen nuevas técnicas en cuanto a lo gastronómico y recetas de todo tipo para realizar al aire libre.
Apuntando a otras preparaciones y apelando al ingenio, adelanta que desarrollaron un ahumador portátil, que pasearon por las distintas locaciones.
“Siempre las recetas que hago, tanto en este programa como en ‘Cada Día’, son recetas que puede hacer cualquiera. No son inaccesibles y no es que nosotros queremos demostrar que sabemos cocinar y después no lo puedan hacer”, expresa respecto a los platos que se vienen en este envío.
Un programa en medio de la pandemia
Sin dudas, los cuidados que tienen hoy en día los medios audiovisuales para llevar adelante sus proyectos los ponen frente a un desafío particular: generar entretenimiento y distensión en un marco sanitario que de “distendido” no tiene nada.
Nico también cuenta cómo fue rodar esta nueva entrega que, por primera vez, tuvo limitaciones en cuanto a los espacios de grabación y al contacto entre sus participantes. “Fue distinta a todas, por la previa del Covid-19 y por cómo se grabó. Siempre compartíamos en conjunto, pero ahora tuvimos que cambiar muchas cosas”, apunta.
El equipo del programa se asesoró con el infectólogo Jorge Saracco en cuanto a los cuidados, aunque eso no quitó que fuera un reto desconocido. Como filmar en los departamentos: “Fue raro porque nosotros lo podemos hacer por el programa, podemos disfrutar de algo como comer un asado en la montaña, pero porque somos parte de un medio de comunicación. Estamos haciendo algo que si no fuera por el trabajo, no lo podríamos hacer”, destaca con cierta decepción.
“Cuando grabamos, siempre fuimos un grupo compacto. No compartíamos mucho tiempo todo el grupo, porque nos recomendó eso para que en caso de que saltara un infectado pudiera ser fácilmente identificarlo. El lavado de manos era todo el tiempo, los barbijos fuera de cámara, el distanciamiento y el trabajo en célula fueron los principales cuidados”, explica.
Un equipo que acostumbra a estar compuesto por muchas personas, adelante y detrás de cámara, tuvo que cambiar su forma de trabajo debido al Covid-19: “Por ahí eso es lo más raro en cuanto a los programas que hemos grabado. Siempre compartíamos mate entre todos, comer entre todos, el vino entre todos. Ahora todos comían por separado. Fue la primera vez que no compartimos un mate o tomamos vino de la misma copa, cada uno con sus cosas”, apunta Nico.
Los resultados de la pandemia en el mundo gastronómico
Día a día leemos o escuchamos noticias de las crisis económicas que están sufriendo los diferentes rubros debido al aislamiento: despiden empleados, aumentan los precios, cierran locales. La realidad es que cada vez son menos los locales que pueden sostener la crisis que se atraviesa en las calles. Según cifras de un relevamiento realizado por el gremio gastronómico, unos 200 restaurantes o cafés cerraron en Mendoza en este marco, y unos 2.000 empleados perdieron su trabajo.
-En medio de la pandemia lanzaste tu proyecto “Lasaña con gloria”, ¿cómo nació?
-Es una fábrica de pastas que ahora estamos abriendo al público. Antes era únicamente por pedidos y ahora la gente va a poder pasar a buscar por el local. En una semana o dos terminamos el local y lo abrimos. Esto es el hijo del Covid-19, de ahí viene (dice modestamente). Es cuestión de reinventarse. Nosotros tuvimos que cerrar un restaurante y también trabajo en eventos, eso está todo parado...
-¿Y cómo se están reinventando los sectores gastronómicos?
-Va a subsistir el que tenga un costo fijo menor y termine trabajando con los mismos dueños, con la menor cantidad de personal posible. Creo que esas personas van a lograr salir, pero realmente es muy difícil. Normalmente en un restaurante tenés un margen de 30% y te piden que trabajes a un 50%. Es muy difícil mantener un local por mucho tiempo. Estas medidas sirven a corto plazo, pero si sigue los locales van a cerrar. Los que siguen aguantando son los que tienen espalda para soportar algunos meses malos, pero después eso termina bajando a todos.
-El delivery fue una de las herramientas que ayudó a sostener muchos negocios…
-El delivery fue el primer método que utilizó la gente, el “take away” también y eso es lo que ha empujado esto, lo que lo ha dejado vivir un poco más. Ningún local, con la población que te están pidiendo que tengas, puede subsistir.
-¿Cuáles son tus expectativas con lo que viene?
-Con el programa espero que buenas, la gente ya nos ha aceptado hace unos años y sigue el programa. El espacio que no dio el canal es muy importante, incluso en esta época que no es fácil. Expectativas tengo las mejores. En lo personal, esperando la vacuna (ríe), espero que llegue y darle finalmente paso a la normalidad. Eso espero.