Solo hay un spoiler en esta nota: cuando vaya al cine a ver “Spider-Man: Sin camino a casa”, lo primero que verán será un video que los alertará, justamente, de no hacer spoilers. El mismo Tom Holland le pide a los fanáticos del mundo que se tomen este tema en serio y que no echen a perder, por una story o un odioso meme, la experiencia de la película para otros fans. Algo que ya está pasando...
Quizás ésa haya sido una de las razones por las que más de un millón de argentinos se volcaron a verla en diferentes salas durante este primer fin de semana. Hasta el sábado, ya se habían adquirido 868.975 de entradas en nuestro país, lo que significa que el 94% de los espectadores eligió esta película de Marvel y Sony. Se descuenta que ayer la cifra sobrepasó los siete guarismos.
El filme, dirigido por Jon Watts (el mismo de las dos películas anteriores de la trilogía), también toca picos históricos en Estados Unidos, donde recaudó durante el primer día más de 121 millones de dólares. Es, lejos, el mejor estreno de la era pandémica. Y no sería desatinado pensar que próximamente ponga en jaque los récords de “Avengers: Endgame”.
No hace falta ni decirlo: ningún spoiler afectará la experiencia de la película, porque “Spider-man: Sin camino a casa” es eso, una experiencia, y no un cuento policial. Lo sustancial de la película ya fue spoileado por los propios tráilers. El choque de universos, o también llamado “multiverso”, da pie para que sea posible todo lo que los fans pudieran haber fantaseado en sus mejores sueños: como que los villanos muertos revivan, algo ya revelado en los anticipos.
Ellos son Dr. Octopus (Alfred Molina), El Duende Verde (el indescriptible e insuperable Willem Dafoe), Electro (Jamie Foxx), el Hombre de arena (Thomas Haden Church) y el Lagarto (Rhys Ifans). Como no hay forma de que un Spider-man pueda con cinco amenazas a la vez, cuando antes cada una mereció su propia película, que no nos extrañe que el multiverso nos dé varias sorpresas. Cada fanservice (que hay muchos, claramente) merecería aplausos de pie, así que siéntase con derecho a hacer ruido en la sala y sumarse al fervor.
Hilando fino, el espectador se encontrará con un guion que por momentos falla: no solo por las incongruencias que surgen de un universo fisurado, sino por el excesivo tono humorístico que afecta algunas secuencias y le quita tensión al relato, como lo que sucede después de que se devela la identidad de Spider-man, un hecho serio e inédito en la saga.
¿Pero a quién le importan los detalles, cuando estamos frente a una película así? Se volverá icónica como “Avengers: Endgame” y revitalizará el universo Marvel incluyendo por primera vez la hipótesis de que de ahora en adelante todo, absolutamente todo, es posible.
