“Yo soy la voz de Kiss, pero Gene es la cara”, dijo Paul Stanley, el cantante principal y guitarrista de la legendaria banda estadounidense en el definitivo documental “Kisstory”. Este artista que hoy cumple 70 años es el frontman del grupo y quien puso el cuerpo en los momentos en que el barco parecía irse a pique.
Es que, si bien su gran socio, compañero y hermano de la vida Gene Simmons, bajo el disfraz de “El Demonio”, es quien funge como el CEO de Kiss, fue Stanley con la estrella dibujada en su ojo quien se cargó al hombro todo el trabajo en los ‘80.Pero no fue fácil su camino hasta convertirse en quién es.
Nacido en Queens, Nueva York, con el nombre de Stanley Bert Eisen, soportó de chico burlas por su microtia, una enfermedad congénita por la cual en lugar de oreja derecha tenía un muñón, además de una sordera en ese oído que lo volvió retraído.
Pero su destino comenzó a tomar otro rumbo cuando vio la presentación de Los Beatles en “El show de Ed Sullivan”, en 1964. “Sentí que yo también podía hacer eso”, contó en “Kisstory” el músico que, desde ese día, comenzó a relacionarse con la música, aprendió guitarra, a escribir canciones y a forjar un carácter basado en la autoconfianza.
Tras participar en algunas bandas amateurs, formó parte de Wicked Lester, donde obtuvo su primer contrato de grabación y conoció a su futuro compañero, Gene Simmons. Juntos se liberaron del grupo en el que coincidieron y se propusieron crear una banda que pensara todo a lo grande. Al poco tiempo se sumarían el guitarrista Ace Frehley y el baterista Peter Criss para darle forma definitiva a Kiss.
Los golpes de efecto de Kiss incluían el maquillaje que diera vida a cuatro alter-egos, casi con estatus de superhéroes, de acuerdo a la personalidad de cada uno. Paul Stanley eligió ser el “Chico Estrella”. Y, habiendo convivido con su cuerpo asimétrico, optó por pintarse dicha estrella en un solo ojo.
Los ‘70 fueron años de éxitos para Kiss y, en medio de festivos rocanroles y pirotécnicos shows, mientras Gene Simmons vendía espectacularidad, el cantante cultivaba la imagen de sex simbol arriba del escenario; pero en la siguiente década, con el mismo vértigo, la banda descendió a los infiernos, con la partida de Frehley y Criss, y la pérdida total de popularidad y prestigio.
Los maquillajes desaparecieron. Totalmente perdido sin su disfraz, Gene Simmons perdió protagonismo e incluso interés en el grupo y, en paralelo, intentó una carrera en Hollywood. Fue en ese momento en el que el cantante tomó las riendas y, en medio de la oleada del glam metal, fue la cara de Kiss.
Un recordado Unplugged para MTV que volvió a reunir a Stanley y Simmons con sus viejos compañeros, y el consiguiente regreso a los maquillajes le devolvieron a Kiss el brillo perdido los años anteriores.
Y aunque en algún disco solista con su banda acompañante Soul Station, el cantante despuntó su gusto por el soul, nunca perdió de vista que el rock espectacular de Kiss era su lugar en el mundo. Con 70 años y más de 50 al frente del popular grupo, Paul Stanley es considerado una de las grandes voces de la historia del rock y uno de los frontman más carismáticos que pisó un escenario.
