Escrita en un único y largo párrafo, la novela “Pequeña flor”, del escritor argentino Iosi Havilio, acaba de ser transpuesta al cine por Santiago Mitre como una comedia negra que coquetea con la Nouvelle Vague y, en esa apuesta, no solo llama a repensar las particularidades de ambos formatos, asume la posibilidad lúdica que tiene lo fantástico y advierte cómo el idioma, en tanto herramienta, desnuda lo complejo de la comunicación en la intimidad de una pareja.
Se trata de un thriller, que por momentos transita el absurdo, sobre un dibujante (interpretado por Daniel Hendler), que por su trabajo se muda a una ciudad del interior de Francia con su pareja (Vimala Pons).
Lo despiden, negocia con su mujer para quedar al cuidado de su pequeña hija y, en uno de aquellos días de nueva rutina hogareña, recurre a un vecino (Melvil Poupaud) -rico, elegante y amante del jazz que escucha obsesivamente “Pequeña flor” de Sidney Bechet- para que le preste una pala para hacer jardinería. Es a partir de ese punto que establece una rutina muy particular que lleva a la obra al registro del gore y al género fantástico.
Havilio nació en 1974, estudió filosofía, música y cine, es autor de cinco novelas y sus libros fueron traducidos al inglés, al italiano y al croata. Mitre nació en 1980 y “Pequeña flor” -coproducción entre Argentina, Francia, Bélgica y España- es su quinta película, luego de “La cordillera” (2017), “La patota” (2015), “El estudiante” (2011) y “El amor-Primera parte”.
Mitre es amigo personal de Havilio y mientras leía las páginas de la novela advirtió que en aquella trama se escondía el guion de su quinto film, que tenía potencial de adaptación. Siete años después de aquella aproximación lectora, la película abrió la 23ra. edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici) 2022.