La palabra “basta” es una de las más importantes en la vida de cualquier persona. Y esto es porque está conectada con una de las declaraciones fundamentales de la vida que es la palabra “no”. El basta es un límite; es un “hasta acá”; es una frontera entre algo que estaba viviendo en mi vida y elijo no vivirlo más.
Por eso es tan importante. Porque marca un antes y un después. Te pongo algunos ejemplos que observo en mis clientes para que entiendas de qué estoy hablando:
- Basta a no aprender
- Basta a quedarte callado
- Basta a una relación tóxica
- Basta a decir a todo que sí
- Basta a no cuidar mi salud
- Basta a quedarme paralizado
- Basta a sentirme una víctima
- Basta a soportar malos tratos
- Basta a dejar que te discriminen
- Basta al encierro mental y físico
- Basta a repetir patrones familiares
- Basta al maltrato verbal y psicológico
- Basta a un trabajo que ya no te gusta
- Basta a hacer lo que los demás quieren
- Basta a no ser yo y mostrar un personaje.
- Basta a ir a ver siempre la película que el otro elije
- Basta a rechazar proyectos interesantes por miedo
Y todos los “bastas” que se te ocurran. Cada cual vive su propio infierno.
Qué pasa cuando no marcamos nuestros límites
Ser capaz de decir basta es darse dignidad, es respetarse, es ser coherente con lo que pensás, decís, sentís y haces. Justamente la incoherencia es lo que nos hace sufrir. Pensamos y sentimos algo y decimos y hacemos otra cosa que se contrapone a nosotros mismos.
¿Cuál es el efecto emocional? De vez en cuando vamos perdiendo nuestro poder personal y poco a poco nos vamos convirtiendo en víctimas de todas las circunstancias que nos rodean. Y lo más probable es que aparezca el fenómeno de proyección en el cual empezamos a culpar a todo el mundo de lo que nos ocurre.
Llega un punto en la vida en que ya no lo podemos soportar, al que yo llamo madurez emocional. Y con toda tranquilidad, un día nos levantamos y nos damos cuenta de que hay algo que emerge de nuestro interior que nos lleva a poner ese límite que tanto nos había hecho sufrir hasta ese momento.
A veces tiene que ver con una relación, otras con adicciones a hábitos dañinos o sustancias, otras a la procrastinación. Cada cual sabe cuál es el límite que debe poner, cuál es su ¡Basta!
Lo que te aseguro, es que una vez que te llegue ese momento, tu vida cambiará para siempre. Mi nombre es Julieta Casnati, Master Coach Internacional, y si querés saber más sobre coaching, ingresá a nuestra cuenta de Instagram @coachingpsicologicointegral para enterarte de todo lo que tenés que saber sobre nuestra academia ¡Nos vemos en la próxima!