¿Qué significan las runas vikingas? El lenguaje, la comunicación, la “magia” y los ritos que aún se mantienen

Antes de que el alfabeto latino se impusiera como dominante, los pueblos más primitivos tuvieron los propios. Uno de los más antiguos es el alfabeto rúnico de los vikingos, que se adaptó en distintas regiones. Su función trascendía la mera comunicación y su simbología era utilizada como magia para “adivinar” el futuro. A 1.900 años de su desaparición, en la actualidad se mantiene vivo.

¿Qué significan las runas vikingas? El lenguaje, la comunicación, la “magia” y los ritos que aún se mantienen
Runas vikingas: entre la comunicación, la “magia” y los ritos que, aún hoy, se mantienen. Foto: Instagram @artsviking

Entre tantos aspectos y detalles que hay que reconocerle a las series “Vikingos” y a su secuela que será estrenada en Netflix el próximo 25 de febrero, “Vikingos: Valhalla”, uno de los más significativos tiene que ver con que permitió que millones de personas en todo el mundo se apasionaran con el legado cultural, histórico y mitológico de estos antiguos pueblos que habitaron el norte europeo y luego se propagaron por Rusia, Gran Bretaña y el Mar Mediterráneo. Incluso, hay documentación que comrpueba (o comprobaría, ya que no es validada por todos todavía) que los vikingos fueron los primeros europeos que llegaron a América, cerca del año 1.000, de la mano de Leif Erikson y casi 500 años antes que lo hiciera Cristóbal Colón.

Más allá de que las dos series, creadas por Michael Hirst, llevaron a que los vikingos y sus expediciones y conquistas vuelvan a estar en el centro de las conversaciones, lo cierto es que hay aportes que estos pueblos dejaron y que siempre han estado presentes en el día a día e, incluso, han cautivado a infinidad de personas en todo el mundo y desde siempre. Uno de ellos es el de las runas, aquellos símbolos con que se comunicaban los vikingos y otros pueblos antes de que el latín se propagara y prácticamente universalizara de la mano del cristianismo.

“Vikingos Valhalla”, la secuela en Netflix de "Vikingos" promete seguir cautivando a los fanáticos con la historia, cultura y mitología nórdica. Foto: Instagram @netflixvalhalla
“Vikingos Valhalla”, la secuela en Netflix de "Vikingos" promete seguir cautivando a los fanáticos con la historia, cultura y mitología nórdica. Foto: Instagram @netflixvalhalla

Sin embargo, su significación encerraba mucho más que la mera comunicación o su equivalencia con letras y/o palabras.

Cada una de ellas -en el alfabeto rúnico original constaba de 24 runas- tenía también su significación “mágica” y era utilizada por los propios vikingos para intentar conocer su destino y futuro por medio de un profetizador (también llamado “mago”) y la adivinación.

Las runas permitían leer el pasado, presente y futuro de las situaciones sobre las que una persona quisiera consultar, pero -en lo que hacía al futuro- no había posibilidades de alterarlo o torcer el destino, sino más bien se apuntaba a buscar la manera de llegar a él de la forma menos sufrida posible (aunque, sin excepción, esto involucraba sacrificios que incluían sangre de animales y hasta humana).

Runas vikingas: entre la comunicación, la “magia” y los ritos que, aún hoy, se mantienen. Foto: Wikipedia.
Runas vikingas: entre la comunicación, la “magia” y los ritos que, aún hoy, se mantienen. Foto: Wikipedia.

El origen de las runas

Las vikingas no son las únicas runas de las que se han encontrado registros, aunque sí el alfabeto rúnico de este pueblo es el más antiguo. El avance de los vikingos pueblos sobre Gran Bretaña, Rusia y otras zonas de Europa Central derivaron en que estos símbolos se propagaran por distintas regiones y que en cada una tuvieran sus adaptaciones.

Su nombre, que proviene de la raíz gótica “run” puede traducirse como “secreto” o “susurro”, aunque en finés se adaptó como “runo” y con el significado de “poema”.

El Futhark Antiguo es el primer alfabeto rúnico del que se tienen registros y es, precisamente, el que deriva de Escandinavia y de los pueblos vikingos. Sus orígenes se remontan al año 150, los registros fueron hallados en estas tierras y consta de 24 símbolos, agrupados en tres grupos de ocho runas cada uno.

Su nombre (Futhark) tiene que ver con secuencia de las primeras letras del alfabeto, algo que también ocurre con el origen del nombre del “abecedario”. Y es que las primeras runas son Fehu, Uruz, Thurisaz, Ansuz, Raido y Kaunan.

Odín, el dios supremo de la mitología nórdica y quien estaba sentado al centro en el Valhalla. Foto: Instagram @norsedivision
Odín, el dios supremo de la mitología nórdica y quien estaba sentado al centro en el Valhalla. Foto: Instagram @norsedivision

Si bien las runas dejaron de transmitirse con continuidad a partir del año 700 en Europa Central y pasado el 1.100 (al finalizar la Era Vikinga), en Escandinavia continuó hasta entrado el siglo XX (y se mantiene aún) en la confección de calendarios rúnicos y en la decoración (aún vigentes).

¿Cuántas runas vikingas hay y qué significan?

Son 24. A diferencia de las letras tal y como las conocemos en la actualidad y que componen el alfabeto heredado del Imperio Romano, cada una de las runas tiene un significado por separado y -además- su “poder mágico” asociado.

  • Fehu: Riqueza.
  • Uruz: Agua.
  • Thurisaz: Gigante.
  • Ansuz: Dioses.
  • Raido: Viaje.
  • Kaunan: Enfermedad.
  • Gebo: Regalo.
  • Wunjo: Alegría.
  • Haglaz: Granizo.
  • Naudiz: Necesidad / precariedad.
  • Isaz: Hielo.
  • Jeran: Cosecha.
  • Ihaz: Árbol tejo.
  • Pertho: Árbol peral.
  • Algiz: Alce.
  • Sowilo: Sol.
  • Tiwaz: Dios Tyr.
  • Berkanan: Árbol abedul.
  • Ehwaz: Caballo.
  • Mannaz: Ser humano.
  • Laguz: Catarata u océano.
  • Ingwaz: Héroe
  • Othalan: Riqueza / prosperidad.
  • Dagaz: Día.
Las runas nórdicas. Foto: Instagram @artsviking
Las runas nórdicas. Foto: Instagram @artsviking

El origen mitológico de las runas vikingas

Según la antigua creencia escandinava, las runas eran de origen divino; es decir, obra de los dioses. Eran consideradas un regalo de Odín (dios padre).

En ese sentido, en la Edda poética Rúnatal se explica que su descubridor fue el mismo Odín y hay un par de versos que describen cómo este dios recibió las runas a través de su propio sacrificio y tras permanecer 9 días en el Yggdrasil (Árbol de la Vida, según la mitología nórdica).

La adivinación con runas

Los pueblos vikingos, tradicionalmente, también recurrían a las runas como una herramienta de adivinación del futuro. El rito no era simple ni cotidiano, sino que quien quisiera conocer el destino, debía comprometerse con la misión. En su libro “Mitología nórdica: El camino de los vikingos”, el escritor Marcelo Colombini repasa de forma detallada las principales características de algunos de estos ritos en que las runas eran utilizadas como elementos para conocer el futuro.

Por empezar, solo los profetizadores o “magos” tenían la facultad de poder tallarlas, leerlas y llevar adelante estos rituales. Pero para ello, con anterioridad, la persona que quisiera conocer tener una idea -generalmente no demasiado detallada- de su futuro debía prepararse. Según explica Colombini, una de las tantas preparaciones previas consistían en que el “mago” y el consultante pasaran 10 días y 10 noches aisaldos, en medio de un bosque o en una caverna, para purificarse y limpiar su mente. Recién a partir del día 11 estaban en condiciones; el primero de leer lo que las runas tenían para decir, y el segundo de conocer qué le deparaba el destino (y sin poder alterarlo, aunque sí prepararse).

Runas vikingas: entre la comunicación, la “magia” y los ritos que, aún hoy, se mantienen. Foto: Instagram @artsviking
Runas vikingas: entre la comunicación, la “magia” y los ritos que, aún hoy, se mantienen. Foto: Instagram @artsviking

Al igual que ocurre en el tarot, cada figura representada en una runa tenía su significado para los consultantes y era leída por los “magos”. Pero no se trataba de un significado suelto, aislado y siempre reiterativo, sino que distintos aspectos llegaban a incidir en la lectura. Estos eran, por ejemplo, la posición en que se ubicaban, la proximidad con las otras runas -según cómo habían caído al momento de la adivinación- y el orden en que se leían (de izquierda a derecha o de derecha a izquierda).

De acuerdo al mencionado ensayo y la reconstrucción de esta ceremonia, quien estaba interesado en conocer qué le deparaba el futuro debía formular una pregunta concreta y específica, sobre un determinado tema. Las runas, que eran talladas en trozos de ramas de madera se guardaban juntas en un saco de tela y, una vez realizada la pregunta, el “mago” las dejaba caer sobre un trozo de tela blanco (que connotaba pureza). Según cómo caían, la posición de cada “ficha” y la proximidad entre sí se leían, y la premisa era tener bien en claro que, aun cuando la lectura anunciara un futuro optimista o alentador, esto podía tratarse de una mala señal. Porque el pueblo vikingo asumía que, sin sacrificio, no podía ser concebida la vida.

Y si de sacrificios se trata, antes de ser utilizadas las runas debían ser impregnadas de sangre. Muchas veces de animales del consultante, pero también humana y en este caso era el profetizador o mago quien se producía un corte en su mano para regar de sangre cada pieza.

Una representación del desembarco de Leif Erikson en América del Norte en el año 1.000. Aunque no hay consenso pleno, hay evidencia de que los vikingos fueron los primeros europeos en llegar a América.
Una representación del desembarco de Leif Erikson en América del Norte en el año 1.000. Aunque no hay consenso pleno, hay evidencia de que los vikingos fueron los primeros europeos en llegar a América.

Salvo contadísimas excepciones, las runas talladas en madera debían ser utilizadas una sola vez y para una única consulta específica, mientras que una vez acabada se procedía a quemarlas. Esto también ha incidido en el hecho de que sean pocos los registros de runas “móviles” las que han sido halladas en tiempos modernos. Las excepciones son aquellas talladas sobre piedras o, por ejemplo, en espadas.

Las runas y la adivinación en tiempos modernos

Más allá del predominio y la perduración del alfabeto latino y de la desaparición de las runas como símbolos predominantes, a lo largo del siglo XX hubo distintos actores y personajes históricos que retomaron estos símbolos.

Uno de los primeros fue el escritor ocultista germano Guido von List, quien publicó su libro “El Secreto de las Runas” en 1908. Allí diagramó un sistema de runas creadas con fines mágicos. El nazismo alemán retomó justamente esta fascinación años más tarde -por Vos List y por las runas- y convirtió a la runa “Sig” (identificada como una especie de S) en el tristemente célebre símbolo de la nefasta SS. Más allá de esta connotación dada por los nazis, originalmente ninguna de las runas está vinculada a ideologías políticas ni, mucho menos, a significaciones de “supremacía blanca o aria”.

Durante las décadas de 1980 y 1990, autores como Stephen Flowers, Adolf Schleipfer y Larry E. Camp también se basaron y modificaron el sistema y publicaron distintos trabajos relacionados a la adivinación o magia rúnica.

En estos sistemas modernos se suelen utilizar runas grabadas en fichas de loza, de vidrio o en piedras pulidas. Estos referentes, además, desaconsejan el uso de cartas rúnicas, ya que -según se considera- las runas no son una herramienta esotérica que se deba barajar; sino que se deben mezclar y hacer sonar o “susurrar”.

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