Murió Ramiro Quesada: un artista rupturista que dejó a su paso infinidad de obras y amigos

El fallecimiento del artista plástico, ayer a la mañana, conmovió a quienes lo frecuentaron en persona pero también a aquellos que conocían su trabajo y la generosidad con la que marcó el destino artístico de muchos colegas.

Murió Ramiro Quesada: un artista rupturista que dejó a su paso infinidad de obras y amigos
Ramiro Quesada, amado por todos y creador de una obra personalísima.

Cuando una persona de la talla humana y artística de Ramiro Quesada deja esta vida, no desaparece sino que, por el contrario, su presencia se hace mucho más notoria en cada uno de los los espacios que antes ocupaba.

Esto probablemente se deba a que, más allá de la obra que deja, profusa y vibrante, ocupó un gran lugar en la vida de sus colegas -artistas plásticos y arquitectos- y de las personas que tuvieron oportunidad de compartir un espacio creativo y laboral con él.

La muerte de Ramiro Quesada impactó y generó gran cantidad de comentarios en medios de comunicación y redes sociales, que de todos modos no lograron describir en totalidad lo que en privado muchos decían de él. Generosidad fue la palabra más repetida entre los que lo recuerdan, seguida de otras que hablan de su enorme talento, su genio ácido y su personalidad divertida y disruptiva.

“Era una persona noble , generosa , divertida, además de talentosa” recuerda Rosana Sardi, arquitecta de profesión y compañera de Quesada en la Municipalidad de Guaymallén.

“Yo fui a la Municipalidad a buscar antecedentes para mi tesis y ahí lo conocí”, recuerda. “Cuando me recibí de arquitecta, me puse en contacto con él y don Luis (su papá ) para colaborar en la ejecución de la maqueta del proyectos de la Plaza de las Artes. Ahí empezó una gran amistad. Trabajamos juntos en algunas cosas de arquitectura y de arte. Obvio que él era el maestro”.

Ramiro Quesada había estudiado arquitectura en la Universidad de Mendoza y dibujo en la Facultad de Artes de la Universidad de Córdoba. Allí conoció a Luis Comadrán, Mario Delhez y José Bermúdez. Si bien el dibujo y la pintura son los pilares de su obra, también ha abordado otras actividades no convencionales, como instalaciones, ambientaciones y espectáculos multimediales.

“En estos últimos años hicimos muchos proyectos donde la arquitectura se vincula con las artes plásticas. Él diseñaba los murales y los pintaba un grupo de personas del área de demarcación vial. Él les enseñó a preparar colores y detalles. Todo por un sueldo municipal (que son bajos ) pero lo hacia con mucho cariño”, cuenta Rosana Sardi.

Hijo de Luis y padre de Ramirito, se diferenció de ambos con un estilo artístico completamente distinto y que gracias a su participación durante más de 30 años en ese municipio, hoy se puede disfrutar de parte de su obra en los murales de la obra pública.

Entre las características con la que lo describen sus compañeros, la mayor coincidencia está en la libertad que le imprimía a su arte: “Pude aprender muchísimo de él porque era muy poco académico, creativo, sagaz y con una mirada muy ácida” cuenta la artista plástica Paula Lavoisier. “Era una persona que estaba todo el día creando y le gustaba incluir gente joven en todos sus proyectos”.

También recuerda los momentos compartidos en los que ponía de manifiesto aquello que pensaba. Según cuenta la artista, Quesada tenía dos frases que lo acompañaban “el arte no tiene edad” y “siempre hay que pensar en arte”.

De las muchas historias, Paula rescata la siguiente: “hicimos dos muestras juntos, una en la Legislatura y otra en una casa mía, que no fue de corte académico sino con obras a bajo costo para vender, una movida más tipo feria. Era super talentoso y generoso. Entre los colegas no hay mucha generosidad y él todo el tiempo estaba pensando en hacer una muestra, producir e incluir gente joven”.

Para cerrar, Lavoisier lo recordó como un “Un ser único no era de este planeta, muy sensible, un tipo muy especial”.

Sergio Hellin es un artista que lo conoció en los últimos tiempos “Yo empezaba a mostrar algunos dibujos y pinturas y él fue quien me animó a dedicarme. Expusimos juntos antes de la pandemia y hace poco (tres semanas atrás) armamos una muestra entre los tres (con Paula Lavoisier). Él puso obras pero ya no quiso ir”, contó y cerró: “Un tipo muy generoso que vivía hablando bien de otros artistas”.

Por su parte, la directora de Planificación de la Municipalidad de Guaymallén, Cintia Brucki, se refirió al legado que dejó Quesada. “Diseñó todos los murales de los jardincitos que hemos hecho en la gestión” y destacó “super coloridos, te llegan al alma”. Al igual que Sardi, recuerda que “se ponía con los pintores, dibujaba en el mismo espacio, le dio identidad e hizo que se destacara la obra pública”.

Además contó que pese a haberse jubilado el año pasado “igualmente siguió haciendo diseños para los murales, sabiendo que ya estaba fuera de la comuna y no le importaba ir los fines de semana para ver si se estaba haciendo todo. Una persona super cálida y solidaria”.

Fernando Jereb, recordó a su gran amigo y contó cómo se conocieron. “Fue mi primer profesor de pintura, antes de empezar la Facultad de Arquitectura. ‘Te conviene empezar a pintar antes de empezar la facultad así no te coartan la libertad’ me dijo”.

Por aquellos años, Jereb junto a su hermana Mariela, y el artista Marcelo Mortarotti, comenzaron a tomar clases con Quesada. “Después de los primeros meses no nos quiso cobrar más ‘para qué me van a pagar si estoy aprendiendo junto con ustedes’, nos decía”. Ese fue el inicio de una relación que duró hasta hoy y se perpetuará en el recuerdo. “Nos juntábamos para las muestras, era un tipo muy loco, nos tratábamos de ‘usted’ y nos decíamos maestro”, recuerda Jereb. “Siempre me decía ‘No, maestro, usted tiene que copiarle a los grandes de la pintura y después mejorarlo’”, contó visiblemente conmovido por la partida. “Tenía una mirada muy interesante sobre las rupturas del arte, con sus abstracciones y su minimalismo, esa potencia simbólica que estaba trabajando al final de su carrera. A veces había un bastidor en blanco y el generaba un punto o un cuadradito y para él esos vacíos eran todo”.

Foto gentileza de Fernando Jereb
Foto gentileza de Fernando Jereb

En las palabras de Jereb se trasluce el vínculo entre ambos, que trascendía la amistad “Siempre fue hiper consejero conmigo desde lo humano y desde lo artístico como un hermano mayor, y yo siempre lo he escuchado con mucho amor”. Por ese motivo Fernando Jereb eligió despedir a su maestro y amigo de un modo íntimo y significativo: “Hoy pensaba en los rituales necesarios como el velorio y la verdad es que voy a celebrar su cambio de estado en mi casa, pintando, con un par de sahumerios y lo voy abrazar con el pensamiento y el amor que siempre nos tuvimos y desearle un buen viaje en esta nueva etapa. Es lo que se merece, una despedida diferente”.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA