Contrario a lo que se podría suponer, esta cuarentena desató en Reik una suerte de revolución productiva, con la edición de singles, videos y EPs. El parate les ha impactado como a todos, pero no detuvo a la banda mexicana ni por asomo.
“Tenemos el gran limitante que los shows están prohibidos, la música es una industrias más castigadas con esto de la cuarentena y el distanciamiento social. Hay que ver la manera de mantenernos activos, estar vigentes y creativos. Hemos estado sacando mucho material que la mayoría se ha ido resolviendo sobre la marcha. Los planes cambiaron, las giras se cancelaron, las colaboraciones no se hicieron, tampoco los videos que íbamos a grabar”, resume desde su casa, en Playa del Carmen, Bibi Marín, guitarrista y vocalista del trío.
La decisión entonces fue editar los temas en los que ellos estaban solos, y “como para pasar el rato, hacer covers de las canciones urbanas que más sonaban en ese momento”. Cada quien desde su casa, en registros informales, se grabaron y vieron el impacto que tuvo en los fans. “Entonces decidimos seguir de largo con eso y hacer un Ep con covers de canciones regionales mexicanas, clásicos en este país. Y también editamos otro Ep de baladas nuestras reversionadas, porque pensamos que eran más apropiadas para conectar con el público en estos tiempos tan complicados. La gente no está con ganas del perreo, siento que en gran parte acertamos con esa idea”, afirma el músico.
Eso significó una vuelta a las raíces para el grupo nacido en Mexicali, Baja California. Aquel fue el sello que les dio proyección internacional, pero que de un tiempo a esta parte (y de mano de las colaboraciones con artistas de la movida urbana) mutó hasta convertirlos en un híbrido.
“Fue un experimento a partir de una inquietud que tuvimos siempre: querer explorar. El hecho de hacer pop nos da el permiso de ser más versátiles. Probamos con pop electrónico, reggae, funk, baladas, toques de jazz y bossanova, de todo para nosotros. No somos el tipo de banda de encontrar una fórmula y repetirla hasta la muerte, sino que hay que reinventarse y seguir creciendo”, dice Bibi casi como filosofía de vida.
En ese plan, admite que para eso debieron aceptar que no todos los intentos iban a ser aciertos. “Afortunadamente tenemos una carrera y un repertorio lo suficientemente largos como para saber que si fallamos en uno de esos intentos, no pasa nada, tenemos todo lo que hicimos antes”.
Igualmente, confiesa que al principio no se sentían cómodos en lo urbano, aunque fue un ejercicio interesante. “Fue lindo dejar nuestro sello en ese estilo, y para nuestra sorpresa, el mundo urbano nos recibió con los brazos abiertos. Nos adaptamos muy rápido y nos sentimos parte de la movida, nos fue muy bien”, admite. Los números le dan la razón: tienen más de 17 millones de oyentes mensuales en Spotify, y están en el puesto 174 del ranking global de la plataforma.
–Vienen del palo melódico, con voces bien trabajadas en cuanto a armonías. Pero en este universo nuevo al que entraron hay cantantes que no necesariamente tienen eso como fortaleza, sino el flow. ¿Les costó entender eso?
- Cien por ciento, eso es lo que nos pasó. Tuvimos que estar dispuestos a aprender y estar como esponjas, porque en eso éramos nuevos. Entonces a Jesús, que tiene una voz espectacular y canta muy lindo, entonado… nos topamos que en el urbano no se trata tanto de eso, sino de justamente tener flow, no hay que lanzar la voz a todo pulmón sino cantarle un poquito más tirado para atrás en el ritmo. Incluso no tener tan buena dicción pero hacerse entender. Muchos detallitos que además nos enfrentamos al reto de cómo íbamos a hacer para traducirlas al escenario. Al final nos ha resultado bien placentero.
- Cuando surgieron eran jovencitos, el tiempo pasó pero ahora han sido como adoptados por los más chicos. ¿Cómo es la convivencia con nuevas generaciones como Tini y Yatra?
- Es bien raro. Yo ya tengo 37. Pero siento yo que hay una línea bien delgada entre mantenerse vigente y estar en la actualidad, y tratar de pretender ser de esa nueva generación. No somos esa generación y está clarísimo. En ese sentido ha sido mucho más fácil hacer Reik urbano que Reik en las nuevas tendencias de las redes sociales. Pero afortunadamente ahí también nos han dado una acogida espectacular. Nos encontramos con que muchos de esos personajes que son celebridades de redes nos escuchan desde que nacieron, desde que tienen memoria. Al final de día, siento que siempre hay que aprender.
- ¿Cuál es el ABC que no puede faltar en una balada?
- La letra, sin duda. Hay que encontrar la manera de contar una historia lo más bonito que se pueda. En el caso de las baladas, con una belleza particular, así sea un balada linda o de despecho o dolida, pero tienen que tener esta estética, un acomodo de palabra que te pueda llegar. Ese es el reto más grande, saberle a la pluma.
Por Diego Tabachnik. Este texto fue publicado originalmente por La Voz. Se reproduce aquí con la autorización correspondiente.