Tiene un estilo admirable por fuera y por dentro. Defiende sus ideas madres y es fiel a su escencia. Es una persona estudiosa, culta y trabajadora; porque cree que esa es la forma a partir de la cual se logran los movimientos transversales en pos de la cultura, nuestra cultura. Como todo artista, la construcción y metamorfosis es a costa de esfuerzo, creatividad y supervivencia.
Nació en Buenos Aires en los 90. Su estilismo está presente desde su infancia. A la música lo acercó de forma significante un tío que le hizo escuchar algo que lo abstrajo. A Mendoza vino por primera vez por una fiesta. La gastronomía lo hizo transitar un camino que le permitió integrar varias disciplinas y descubrir con más ímpetu, que el arte es todo lo que él es: CREATIVIDAD.
Rosa Rous
Oriundo de Luján, Provincia de Buenos Aires, inició su carrera artística/musical junto a pares con los que tuvo un centro cultural en su ciudad de origen. Cuando recién comenzaban a utilizarse en el país los primeros sintetizadores y siendo un adolescente, un importante club underground de la escena porteña de ese momento, lo invitó a tocar. Luego, con gran seguridad y determinación debutó junto a DJS Pareja en el mítico Niceto. Rous ya estaba existiendo de una forma especial.
Grabó un disco en Los Ángeles que masterizó en Berlín y le abrió más puertas interesantes en la escena musical. Tocó e hizo giras en Chile, Perú y México; lo que le permitió consolidar cada vez más su compromiso regional/cultural. Compromiso que “es necesario para la cultura y depende del espacio y respeto hacia los artistas”.
La música y la fiesta la concibe como un espacio de conexión muy alejado de lo superfluo y banal, sino como un entorno que acerca y transmite cultura. Por eso no le interesa “financiar espacios de encuentros masivos sino hacer la curaduría responsable que da a conocer los grandes artistas que tenemos”.
Cuando Rous llegó por tiempo indefinido a Mendoza conoció a Francis Mallmann, chef y artista que admira y a quien agradece una gran etapa de crecimiento. Francis le enseñó, lo invitó a explorar nuevas formas de expresión y confió en él. Inició con una fase experimental en coctelería y cuando incorporó ciertos conocimientos se aventuró a la fase creativa, porque “sin arte, no hay gastronomía”. Aprendió que hay que confiar en lo que uno dice y hace, esforzarse y desafiarse: la “gastronomía salvaje”.
Rous no pasa desapercibido. Es convocado para integrar equipos de trabajo como director creativo y es artífice de grandes eventos dejando huellas históricas. El año pasado ideó, planificó y ejecutó la carroza Melody para celebrar la comunidad LGBTQ+ en Mendoza. Fue un éxito del que participaron perfomers y músicos de la ciudad ante una gran convocatoria. Rous más que con orgullo, lo piensa con consciencia. Su dedicación y esfuerzo responde a la intención de romper con la hegemonía LGBTQ+ y la crueldad social.
En su última etapa en Mendoza también se unió a otros equipos creativos que defienden los mismos ideales, desarrollando eventos musicales dotados de particularidades en iluminación, arquitectura, visuales y puesta en escena. Características de tal autenticidad y calidad que enaltecen la presencia de los grandes artistas que participan y del público que acompaña.
Rous nunca tuvo privilegios, siempre puso su energía en encontrar aquellas facultades y habilidades que a costa de esfuerzo y creatividad lo acercarían a cumplir sus objetivos. “Nunca te olvides de ser Bowie” se decretó una vez. Su talento y dirección de arte, con su persona y con todo lo que aborda, son una marca registrada.
Hoy su presente lo encuentra transitando una etapa fuera de Mendoza, en Buenos Aires. Experimentando una gran conexión consigo mismo a partir de la salud espiritual. Trabajando con el entusiasmo que lo caracteriza en una importante agenda para el 2023. Dedicado a aquello que lo acercó con vehemencia al arte por primera vez. Porque ser DJ es cultura y la construcción es diaria. Porque la cultura sin arte no existe y porque “El arte es un idioma aparte de todos los idiomas, es EL IDIOMA. Es lo que conecta lo espiritual con lo tangible. Yo veo y vivo la vida como una obra de arte”.