Acompañadas de un buen vino fue como nacieron estas nuevas interpretaciones del mendocino Gustavo Maturano, que ahora invitan a recorrer el largo trayecto que realizó Sandro durante su carrera recopilando lo mejor de su repertorio.
Así nace “Vinos para escuchar” el proyecto del cantautor que une la música con la vitivinicultura y que, en su primera edición que se realizó en agosto, homenajeo al General José de San Martín.
“La idea nació con mi amigo Carlos Vargas, de la necesidad de trabajar, debido a la cuarentena, que nos dejas a los artistas, entre otros, sin trabajo. Entonces dijimos, ¿qué hacemos? Bueno. Inventamos. Recordé a Simón Rodríguez, el mentor de Bolívar, que dijo: o inventamos o erramos”, explica Maturano. “No podía fallar. El vino, San Martin, ahora Sandro, día de la Madre.”
Con la dirección musical y arreglos de Andrés Acuña y la colaboración de Juanci Moreno y Willy Martínez en guitarra y Naty Valls en coros, el nuevo disco del músico recopila melodías y canciones inolvidables
Junto al Malbec 2018 elaborado por el licenciado en enología Carlos Vargas, el músico busca personajes en su interior que lo inspiren a recrear canciones que transmitan mucho más de lo que oímos, acompañándolos de un buen vino. “La primera edición fue rescatar a San Martin como papá, homenajear a Mercedes Tomasa, su hija mendocina, a la gestión de San Martin como gobernador y a mujeres y hombres que quedaron ninguneados en la historia oficial. Si algo me llama la atención de personajes o hechos, listo. Es la excusa para hacer una obra.”
Sumada a esta pasión, se encuentra su afición a la bebida característica de la provincia y decidió combinar dos de sus grandes pasiones. “Soy un gran tomador de vino tinto con soda. Para mí, un elixir. Alrededor del vino se gestan situaciones movilizadoras, él te acentúa los estados de ánimo”, asegura. “Como dice ese poema de Alberto Cortez, el vino puede sacar cosas que el hombre se calla, que deberían salir cuando el hombre bebé agua.”
Vinos para Escuchar se puede adquirir a través de la fan page de Facebook Vinos para escuchar o por correo electrónico vinoparaescuchar@gmail.com.
Un recorrido por la vida de Sandro de América
Si había una figura que no podría faltar en este nuevo proyecto es él. Con un papel importante en sus recuerdos de la niñez y adolescencia, Sandro era uno de los primeros centros de inspiración que Gustavo encontró en su vida para incluir en el proyecto.
“Me permite acercarme a algo que también soy. Una especie de hobby. Él, al igual que Favio son expresiones artísticas que devinieron en síntesis culturales argentinas, pero yo me identifique con ellos. Porque tienen que ver conmigo, con mi origen, con una parte que me formó desde chico”, explica.
“Mi viejo, Polo Márquez, por todo lo que significan Sandro, Favio, el bar, los discos de vinilo, sus fotos, el barrio, la peluquería, la esquina, los años ’70. Uno quiso ser Sandro, como quisimos ser Maradona, aunque sea por un día. Bueno, grabar este disco me permite jugar con todo aquello y que además me hace ser yo mismo. Ser una de las partes que componen mi todo.”
Con un repertorio conformado por éxitos como Mi amigo el puma, Una muchacha y una guitarra, Rosa Rosa, Penumbras, Quiero llenarme de ti y Dame Fuego; Maturano interpretó a este gran ídolo que marco etapas de su vida y que considera un honor poder realizar.
“Fue un desafío enorme. Hay un prejuicio muy grande con la balada romántica. Se la condenó a la categoría de berreta, ¡Una tontería! Un complejo de clase, de quienes defendieron la doctrina de la seguridad musical.”
Y respecto a esto, agrega que hay que tener mucho respecto y tener con qué poder llevar adelante una interpretación de sus canciones. “Lo mío no es una imitación, es poner mi voz a esas canciones. Algunas fáciles de abordar, otras muy complicadas. Sandro cantaba en serio.”
- ¿Tuviste la posibilidad de conocerlo?
Tuve la oportunidad de hablar por teléfono con él. Sería por el ’94. Mi viejo lo fue a visitar a su búnker de Banfield, me llamo por teléfono y me pasó con él. Me preguntó por mi hija María José, que en ese momento tenía 1 año, y me habló de sus nietos. De lo que le habían cambiado la vida.
- ¿Qué recuerdos se vienen a tu mente de él?
Sandro pertenece a mis más puros recuerdos de niño, adolescente. De mis primas mayores. De las vecinas que salían corriendo a los gritos, avisando que en la noche por televisión había un recital de Sandro. Las películas, el glamour. Y obviamente de inmediato lo relaciono con mi viejo.
Después en el 2018 tuve la oportunidad de tocar en el primer Tributo que hicimos en el Imperial, con Sebastián Giunta, el pianista Mendocino que tocó 30 años con él. Un lujo.
- ¿Cuál dirías que es el ritual perfecto para escuchar estos ciclos musicales?
Servirse un vino, ponerse los auriculares o no, sentarse reclinado para atrás y dejarse llevar por sus duendes. Solo o acompañado de otra persona o de tus afectos más queridos. El vino te hace crear ese momento único. Donde uno se permite el placer.
- ¿Cómo ha sido tu trabajo en cuarentena?
En la cuarentena no tuvimos trabajo. Solo alguna actividad virtual, que desvirtúa el fin del hecho artístico. No hay contacto con el otro, no es lo mismo. Me niego a la realidad virtual.
- ¿Este proyecto surgió en el encierro?
Si te digo que este trabajo surgió en el contexto de encierro, cualquiera puede entender que estuve en cana. Pero es la realidad. Tuvimos que reinventarnos. Cómo dijo un amigo productor, el segundo apellido de los artistas es crisis. Pero aquí estamos.