En 2014, en medio del estreno de su primer trabajo documental Madam Baterflai, llegó a las manos de Carina, casi por obra del destino, una nueva historia que desde el minuto cero la llevaría por un viaje de ida.
“Encontrar a una travesti de 90 años cuando la vida promedio es de 35/37 años, la verdad es que fue encontrarme con el minotauro. Era una persona que podía contarme la historia y la prehistoria travesti-trans”, cuenta a Los Andes Carina.
Este documental, nominado en múltiples festivales, se estrena hoy en la plataforma de Cine.ar TV a las 18 y por la plataforma online de Cine.ar, y cuenta la historia de Malva, una travesti bonaerense que durante toda su vida vivió la persecución y discriminación por ser quien era.
Con un tema recurrente en los trabajos de la directora y que invita conocer la historia de aquellos que por años sufrieron la crueldad e injusticia de una sociedad que no estaba preparada para ver más allá de lo “normal”, planteo a este documental como un producto inclusivo con características inclusivas.
“El estreno en Cine.ar va a ser subtitulado para sordes pero nos queda una parte aún. Una película de una travesti vieja adaptada para sordes y ciegues es sumar a todo lo que siempre estuvo invisibilizado. Queríamos hacer una función exclusiva para ciegues, sordes, travestis, tortas y putos (ríe).”
Si bien la idea era llevar la película al cine y preparar una experiencia especial para los espectadores, los planes de adaptar el film a personas ciegas quedarán a la espera de la reapertura de las salas. “Lo que se hace es una especie de resumen al comienzo, se contextualiza lo que va a pasar en la película y de quien se habla. Pretendíamos que ese audio lo dijera algún actor, actriz o travesti famosa con el cine a oscuras, para que todo el mundo sienta la misma sensación, era muy bonito poder juntar esas cosas.”
Una historia necesaria en tiempos de desconstrucción
Fue hace varios años atrás cuando dio vida a este proyecto. Tras proponérselo a Malva y que ella aceptar contar sus vivencias, comenzó este recorrido por la historia travesti-trans.
“Ella ya tenía ganas de contar su historia. Ese día charlamos bastante tiempo, unos quince días más tarde me dijo que fuera y fuimos a su casa. En su casa, muy pequeña con colores muy estridentes y alegres, me muestra dos álbumes de fotos. Esas 204 fotos donde se ve algo que no se había visto hasta el momento: hay libros que hablan sobre las fiestas en el Tigre, todo el mundo hablaba pero nadie tenía algo que constatara que existían, y ahí estaban.”
La locura que generó este material inédito en Carina fue uno de sus impulsos para seguir indagando en la vida de una travesti que podía compartir con las nuevas generaciones la persecución que vivieron estas personas hace no mucho tiempo atrás.
“Ver fotos de personas vistiendo ropa de otro sexo en los 40′ era absolutamente prohibido. Malva tenía esas fotos en un estudio y se las deben haber sacado clandestinamente. Ella relata toda su historia en primera persona, la persecución sufrida por alguien que ni siquiera se había dedicado a la prostitución. Ni siquiera había vestido ropa de mujer en la calle, son siempre en la intimidad. Pero así y todo, cuando ella pisaba la calle y a alguien se le ocurría que caminaba de una manera extraña, la llevaban presa”, cuenta Carina.
Durante un año y medio, filmaron la historia que Malva compartía con ellas. Una semana antes de comenzar con la película, fallece a sus 95 años. Esto, además de un dolor personal por la relación que habían entablado, fue un balde de agua fría para el desarrollo de la historia. Sin mucha idea de cómo continuar con el film, fue Marlene Wayar, referente trans, quien la oriento y ayudó a contar una historia sin la presencia física de Malva.
“Hicimos un primer armado y se lo mostré a Marlene, en dos segundos me dijo ‘la vieja siempre se te puso en escorzo’. Esa palabra para mí fue clave, no entendí un carajo pero fue clave (ríe).”
Este concepto utilizado en las artes visuales donde la figura se coloca de forma perpendicular fue el decidió mostrar la protagonista, obligando a Carina a exponer más de una cara de la entrevistada. Para alguien que trabaja con la temática, esta frase resultó ser la pieza que le faltaba para contar una historia de invisibilidad, criminalidad y militancia.
“Ese descubrir que lo que me estaba dando era toda la profundidad de no sólo sus relatos sino la de ese cuerpo viejo y travesti, fue el sentir de que hemos trabajado siempre con una subjetividad masculina. No puede haber un feminismo o un trans-feminismo desde una subjetividad masculina, como yo no la sabía ella me lo da con su cuerpo. ¿Se puede poner una cámara hetero-normativa frente a alguien que no es normada y que siempre transitó los márgenes?”
Y realmente la clave para seguir adelante con el proyecto fue el aprendizaje que logró la directora, el aprender que una persona que jamás encajó en lo “normal” de una sociedad, no podría contar una historia de una manera que no es propia de su cotidianeidad.
“Eso me motivo al documental que hice, no es sólo la historia de Malva sino como ella me muestra un camino para ver si podemos llegar a crear otras subjetividades, que nos las merecemos en esta época de la ola verde, merecemos movernos en la no binaridad y no plantarnos en extremos de hombres y mujeres. Transitar la no binaridad es soñar niñeces y vejeces libres.”
Tanto Malva como Marlene, pertenecen a un sector de la sociedad que por mucho tiempo fue invisibilizado, silenciado y despojado de sus propios derechos. Hoy, su forma de representar su propia realidad y sus propias vivencias, fue la clave de que esta historia pudiera ser contada.
“Dos personas no normadas, transitando los márgenes todo el tiempo, están preparadas mucho más allá. Una travesti migra hasta de su propio cuerpo para verse, mostrarse. Nosotros tenemos un lenguaje completamente patriarcal y hay cosas que no podemos ver porque fuimos criados ahí, a ellas las expulsaron desde muy pequeñas entonces no tuvieron esa impronta de ¿qué es el deber ser?, al deber ser se lo llevaron puesto y las echaron a la calle. Por eso digo que mi aprendizaje del feminismo es trans-feminista”, cuenta la directora, que actualmente trabaja en una trilogía sobre esta misma temática.
“Malva habla de un identicidio en esta sociedad y es algo que muestra en el documental, no se les permitió quien eran, la identidad la tenían negada. Esas palabras son claves en esta película y esto me abrió los ojos.”
Trilogía de la historia travesti-trans
Si bien este tema ha sido abordado anteriormente en sus trabajos, Carina sigue encontrando historias que necesita expresar, exponer lo que estos largos caminos recorridos le han enseñado, necesita hacer visibles esas vidas que por años fueron recluidas y expulsadas.
“Trabajo estos temas por mi propio trans-feminismo, tratar de buscar el no binarismo que nos roba el poder conocer gente tan valiosa. No puedo dejar de contar estas historias porque me parece valiosas desde todos los aspectos, me pasa por el cuerpo, en cada una de esas películas aprendo y aprehendo. Voy conociendo cosas que te dicen que no deben pasar, no deben ser, es ponerme un espejo enfrente mío.”
Es por este aprendizaje que Con nombre de flor es la primera película de una trilogía en la que está trabajando la directora, que por más que no haya relación directa entre sus protagonistas, la idea es lograr hacer (valga la redundancia) visible lo invisible.
La Paloma es la segunda historia que contará la mendocina pero esta vez en un contexto distinto. “La protagonista se llama Paloma León y es un poco el tema del tránsito de las travestis en la cárcel, ella entró a los 18 años por algo que ella nos cuenta como que fue un perejil.”
La crudeza de las historias que decide llevar a las pantallas es alarmante pero a la vez son una ayuda histórica para cambiar la percepción que hoy tenemos frente a los derechos. “Hay que imaginarse a una travesti de 18 años en una cárcel de varones en los 90′, esa sola imagen me hacía doler la panza. Lo que a mí me pasó con Malva de cómo ella modificó la postura frente a la cámara, decidí que quien haga la cámara sea Paloma.”
Carina ya se encuentra trabajando en la historia de Paloma, quien formó parte de su primer documental y que en esta oportunidad podrá contar su historia con total profundidad y libertad.