Tenía que pasar. Al menos esta parte del proceso que involucra la construcción de discursos audiovisuales propios: la producción de contenidos. Tenía que pasar porque en la provincia hay recursos, técnica, locaciones, artistas, especialistas en lenguaje audiovisual para hacer un polo poderoso y autónomo de los dictados centralistas del país.
Ahora es necesario que suceda lo que no parece suceder, porque las políticas estatales no entienden de formación de audiencias o las desestiman: que haya público y consumo de producciones locales.
Y para probar que el universo audiovisual mendocino está estallando sin el permiso de nadie y a pura prepotencia de trabajo de sus hacedores, no solo nos hemos vuelto locaciones de filmes ilustres, o trasvasamos una que otra película al circuito nacional o internacional, sino que se suma la producción televisiva, y pensada para web.
Es con la serie “Los hilos desdibujados”, escrita y dirigida por Maximiliano Rodríguez que Canal Acequia estrena hoy en su pantalla pero también en su streaming.
No es la primera vez que el canal estatal se juega por la usina local (hay antecedentes como “Agustín” de Cristian Pelegrini, “Roswald vs Richmond” de Leandro Suliá Leiton o “Coma” de Mariano Ardanaz presentadas en 2014; entre más). Pero sí es novedoso el género al que se juega esta vez: el policial.
“Los hilos desdibujados” cuenta con nueve capítulos que irán desentrañando la historia de un hecho policial que nos ocupó a todos hace tres años: un caso todavía sin resolver.
Vamos a la sinopsis: “El 13 de octubre de 2018, en San Martín, Constanza Abril, una joven docente, introvertida, soltera y solitaria llega a su casa, en lo que parecía ser un día más. En el patio encuentra el cuerpo sin vida de un hombre aparentemente desconocido, que entró en su ausencia y se suicidó. ¿Quién es el difunto? ¿Por qué en la casa de Constanza? ¿Por qué nadie reclamó el cuerpo?”. Y, como adición curiosa, la serie le propone a los mendocinos aportar, a través de las redes, cualquier información que les parezca pertinente para ayudar a dilucidar este caso.
El equipo es nutrido y en el elenco hay nombres de artistas que han pisado hasta la alfombra de Cannes, como Tania Casciani (con “Muere, monstruo, muere” de Alejandro Fadel); o son referencia obligada del teatro histórico mendocino como Jorge Fornés.
“Es una serie que se hizo de forma independiente, con la iniciativa de encontrar formas de filmar con lo que teníamos a mano. La narrativa está presentada como evidencias reales y no hay un estilo tradicional del policial sino que se te presentan todas las evidencias sueltas a vos, y vos como espectador, sos el que hilás. Esta forma fragmentaria del discurso fue ideal para filmar con los recursos que teníamos”, cuenta su director.
Lo dicho: la pura prepotencia del trabajo para hacer a como dé lugar. Cómo no ver la serie, cómo no involucrarse si se trata de una historia nuestra, un misterio propio, una interpelación a cada uno de los mendocinos para ir completando la trama, y la osadía de estos artistas de narrarnos desde la imagen.
