Lo conocemos principalmente por encarnar durante años los sketchs de Préstico, participar de Duro de Domar junto a Sebastián Wainraich y hacernos reír a carcajadas con humor de situación. Hoy, la carrera de Sebastián Presta toma un rumbo totalmente diferente, al frente de una de las novelas más exitosas de la televisión actual y protagonizando su obra en la calle Corrientes.
¿Lo imaginaba? Jamás. Su destino estaba en otro lugar, admitió, pero la vida lo llevó por un camino de sorpresas que hoy lo coloca en la cima, en el máximo disfrute, en un éxtasis constante.
“Estar protagonizando El primero de nosotros, estar en la calle Corrientes y que lo esté disfrutando yo, me agarras en un momento muy lindo y lo voy a disfrutar porque sé que esto es un péndulo”, dijo a Los Andes cuando conversamos con él.
El actor se encuentra trabajando en la obra “Mi madre, mi novia y yo”, una comedia absurda y bizarra que relata la historia de Fernando. Él tiene 43 años, es muy mamero, vive con su madre y nunca le presentó una novia.
Sin embrago, todo cambia cuando se enamora de Leticia, una compañera de trabajo “que es muy feminista, muy inteligente, muy madura y no le da para decirle que vive con la madre”, explica su protagonista. El objetivo: darle la noticia a mamá en nochebuena mientras que oculta que su novia sepa que él vive allí.
La obra está dirigida por Diego Reinhold y protagonizada por Presta, Graciela Tenenbaum y Vicky Almeida. Actualmente se encuentra en cartel de jueves a domingos en el Paseo La Plaza.
El actor, emocionado por el momento que vive en su carrera, revela cómo se vive en la sala esta situación del “hombre mamero”, el cual en ésta y en muchas generaciones, sigue siendo un espacio de humor.
“Veo mucha mujer jodiendo al marido y hay una identificación fuerte. La madre es muy mala, pero a la vez la quieren. Por algún lado te toca: por ser pareja, por ser madre, por ser hijo o hija. Se identifica muchísimo y se ríen muchísimo”, cuenta el actor.
Sebastián también se encuentra protagonizando el nuevo éxito de Telefe “El primero de nosotros”, que cuenta la historia de seis amigos que ponen en orden sus prioridades luego de conocer que uno de ellos está a punto de morir.
El actor, además, viene de protagonizar “Entre ella y yo”, junto a Soledad García. El éxito fue innegable, aunque la pandemia vino a frenar un poco la rutina y poner los pies en la tierra de su protagonista. “La pandemia me salvó la vida”, dice seguro.
El dedica tiempo a casa, a él mismo y a su propio disfrute lo llevó a encontrarse con todo aquello que estaba postergado en un mundo alterado. “Me hizo bien, bajé un cambio, me encontré conmigo, hice terapia y de esa manera, hoy estoy mucho mejor”.
- ¿Se resignificó algo en tu vida?
No hay algo que en esta pandemia haya dicho ‘esto no me gusta’ o ‘esto no quiero hacerlo’. Pero si me di cuenta que sea cine, televisión o teatro, quiero disfrutarlo todo. No quiero hacerme mala gana. Como productor de un programa, corríamos y estábamos todos alterados. Lo que me di cuenta es que, haga lo que haga, quiero hacerlo con felicidad.
- ¿Cómo se suma el humor a su vida?
Es algo que me preguntan mucho pero no sé cómo surgió. A veces en joda digo que yo no fui quien eligió al humor, fue el humor quién me eligió. Era bastante sufrido y quedado de chiquito, no era el pibe divertido. De chico veía a Calabró, a Olmedo, pero jamás me imaginé a esa edad que yo iba a estar protagonizando en la calle Corrientes o trabajar en una tira tan importante como El primero de nosotros. Fue algo tan lento, se fue tan de a poco, que siento que fue él quien me escogió.
- ¿Cómo te identificas con el humor de hoy, donde hay tantos filtros entre lo correcto y lo gracioso?
Me parece que está bien, para mí el humor no tiene límites, el límite se lo pone uno. Yo me pongo límites, donde vaya a joder mucho a alguien no está bueno. Elegís, quizás te causa gracia pero decidís decir que no. Hay que hacer un humor más inteligente.
- Y en el mundo de la actuación, ¿cómo te adentraste?
De chico me llevaron a ver una obra de teatro donde un grupo actuaba y tocaba música, quedé alucinado y comencé a tomar clases de teatro. Y después me paso con Duro de Domar, que con Sebastián [Wainraich] comenzamos a jugar en la sección Keach TV, fueron mis primeros pasos en el humor. Hice Presta Show y después Préstico, y ya no solo me conocían en Argentina, sino que también en otros países.
- Además estás protagonizando el éxito de Telefe “El primero de nosotros”, junto a Vicuña, Paula Krum, Damián de Santo…
Tiene un mensaje muy lindo a raíz de lo que le pasa a Santiago. Son seis amigos que se quieren mucho y él les pide a los amigos que cumplan sus sueños porque pueden morir mañana. A mí como espectador, me parece un mensaje hermoso.
Y personalmente, que me hayan llamado para participar y ni casting me tomaron, de repente era el marido de Mercedes Funes. Me rodee de gente con mucha experiencia, buenos actores y gente muy linda. Pude disfrutar de grabar, no tenía mucha experiencia en ficciones tan grandes y fue fascinante.
- ¿Cómo fue el proceso?
Se hizo con un profesionalismo increíble. Lo grabamos en plena pandemia, todos con barbijo y cuando se decía ‘acción’, nos lo sacábamos. Disfruto mucho de la novela, son 60 capítulos y me encanta. Cada una de las historias son hermosas.
-Si no hubieses sido actor, ¿qué hubieses sido?
Creo que estaría en un comercio. Mi papá era almacenero y es muy probable que hubiese tenido una fiambrería en El Palomar, era lo que para mí existía, nunca me hablaron de la posibilidad de estudiar. No te lo enseñan, no te lo muestran, mis padres sólo tenían hecha la primera. No estaba en mis cálculos y cuando unos vecinos me llevaron al teatro, descubrí que había algo más.
- ¿Qué es lo mejor y peor de los dos mundos: del teatro y la televisión?
Me gustan los dos, lo que tiene el teatro es que el resultado es en vivo y en directo. La ficción o los videos que hago es que tengo la posibilidad de regrabarlos hasta que queden perfectos, la respuesta del público viene mucho después. Hoy por hoy busco disfrutar las dos cosas y son mundos distintos.
En cuanto a lo que no me gusta, creo que me gusta todo, pero en cualquiera de los dos cuando no me pueden seguir el ritmo, soy medio hinchapelotas. Pero no hay cosas que no me gustan.
-En el teatro se puede disimular menos cuando algo no te cierra…
En los dos casos sucede, pero en el teatro pasa que, por ejemplo, suena un celular, o ves parejas peleándose. El público está vivo y te sorprenden constantemente, gente que ha visto la obra y repite los textos, o se meten tanto en la obra que me tiran un ‘matala ahora’ por mi madre, porque es bastante intensa.