En la actualidad, la palabra de un influencer tiene más peso que el prestigio de un médico, o la experiencia de una esteticista, un kinesiólogo o un profesor de Educación Física. Eso, sin mencionar que hay tutoriales hasta para violentar cerraduras. El hecho de que este tipo de contenido prolifere en redes puede deberse a que hay una creciente tendencia a buscar productos naturales que reemplacen los elaborados en laboratorios (como en el caso de los productos de belleza) o la intención de bajar costos o, directamente, evitar pagarle a un profesional.
Sin embargo, el riesgo que se corre es enorme, ya que salir del paso con los elementos de uso cotidiano que hay en cualquier casa, no siempre es una buena idea, sobre todo porque la interacción de ciertos ingredientes pueden generar lesiones momentáneas o efectos no deseados. Pero además, el daño al mezclar o utilizar productos químicos, de los que desconocen cuál es la manera correcta de manipular, como decolorantes para el pelo, alisadores químicos, e infinidad de mascarillas faciales que son furor pueden generar daños permanentes.
La médica dermatóloga argentina Mabel Salerno recomiendo no utilizar elementos caseros para las mascarillas, sin una consulta previa con un especialista, ya que la consecuencia de someterse a estos instructivos sin saber cuáles pueden ser los efectos reales, pueden aparejar algunas reacciones alérgicas, quemaduras, cicatrices, dermatitis, infecciones, irritación, hiperpigmentación y manchas rojas. “Es peligroso ver un tutorial y hacerlo si no está recomendado por un médico dermatólogo, dado que pueden provocar sobre la piel diferentes patologías.”, explica la médica en varias entrevistas.
En el caso de los médicos, la mayoría refiere que comienzan a enterarse de los “desafíos” o tutoriales de las redes sociales por el incremento de consultas acerca de determinado tema, pero también con problemas derivados de prácticas o consejos llevados a cabo sin la supervisión de un profesional.
El consejo puede ser ineficaz o incluso peligroso: desde beber clorofila para inducir la pérdida de peso hasta utilizar protección solar solo en zonas seleccionadas para contornear el rostro de manera natural, con los riesgos que implica para la piel la exposición sin protección adecuada.
En abril, hubo un auge en TikTok sobre el consumo de clorofila (que también ha aparecido en otras plataformas de redes sociales) impulsado por el apoyo de influencers internacionales con miles de millones de seguidores. Se le ha llamado un “producto milagro” que puede aumentar los niveles de energía, inducir la pérdida de peso y aclarar la piel, pero los médicos dicen que estas afirmaciones no están respaldadas por una investigación.
Beber clorofila es una de las recomendaciones más inofensivas en TikTok, pero es probable que sea una pérdida de dinero: el producto Sakara Life’s Detox Water Drops con clorofila cuesta 39 dólares y las gotas de clorofila en Amazon cuestan alrededor de 20 dólares en promedio. “En mi consultorio hablamos sobre TikTok todo el tiempo”, comentó Dendy Engelman, dermatóloga y cirujana estética en Nueva York, “y creo que podría ser peor que otras plataformas porque la gente realmente busca crear contenido con ese factor sorpresa, cosas que se vuelvan virales, incluso si no cuentan con el respaldo de la ciencia”, agregó.
No es de sorprender que la aplicación que nos trajo el “reto del Benadryl” (tomar grandes dosis del antihistamínico para inducir alucinaciones) y “la prueba del Everclear” (tomar chupitos del alcohol de alta graduación) no sea una fuente de belleza aprobada por los médicos.
La mayoría de las veces, se trata de consejos que se viralizan en la plataforma para compartir videos, sin pruebas de que en verdad funcione.”Es curioso porque a menudo los pacientes suelen ser muy recelosos a hacerse tratamientos”, comentó Engelman. “Pero cuando ven algo en Instagram de una influencer de 18 años, piensan: ‘¡Claro!’”, enfatizó en una entrevista publicada por The New York Times.
Por ejemplo, el “slugging”, una tendencia de TikTok que aconseja a la gente untarse una capa gruesa de Vaselina en el rostro y dormir con ella para que el rostro se hidrate. Los videos con esa etiqueta tienen 14,4 millones de vistas en la plataforma e influencers como Hyram Yarbro y Cait Keirnan han promocionado esta tendencia. Sin embargo, los dermatólogos advierten que este acto puede tener efectos adversos en la piel.
“Poner un oclusivo en tu piel y dejarlo reposar durante la noche no hace más que exacerbar los poros obstruidos y los brotes”, afirmó Engelman.
También tenemos el “contorno con protector solar”, que Neera Nathan, una dermatóloga del Hospital General de Massachusetts en Boston escuchó, horrorizada, de una de sus pacientes. Algunos influencers han aconsejado a las personas que están cansadas de definir su estructura facial con maquillaje que apliquen un protector solar espeso con FPS alto en las zonas que quieren resaltar, como la parte superior de los pómulos y el puente de la nariz. El resto de la cara se deja broncear (y quemar) sin protección solar.
Es un consejo que contradice la recomendación de la Academia Estadounidense de Dermatología de que todo el mundo use un FPS de amplio espectro de al menos 30 en toda la piel expuesta al sol. “Sabemos que es crucial hacerlo desde una edad muy temprana, tanto desde el punto de vista del cáncer de piel como del antienvejecimiento, por lo que la idea de que estos videos sugieran lo contrario a un público muy joven es preocupante”, afirma Nathan.
Peligro en aumento
Hasta aquí hemos mencionado algunas de las tendencias más inofensivas en redes sociales, aunque hacer un relevamiento de todas sería imposible, ya que este tipo de consejos y “tips” se reproducen a cada segundo consiguiendo miles de “Me Gusta” y “Compartido”. El problema real es la escalada hacia consejos y tutoriales que “enseñan” a realizar prácticas que verdaderamente necesitan la supervisión de un profesional.
La terapia con microagujas (conocida como ‘microneedling’ en inglés), que consiste en pinchar la piel con agujas pequeñas para fomentar la generación de colágeno, es una práctica frecuente en los consultorios de medicina estética. Sin embargo en TikTok, la conversación en torno a hacerse este procedimiento en casa creció en 2020 y parece estar atrayendo cinco veces más atención en 2021.
Si bien algunos estudios han demostrado que las microagujas de grado médico puede mejorar la flexibilidad de la piel y disminuir las arrugas, “debe hacerse en un entorno muy limpio y seguro”, afirmó Engelman, y señaló el alto riesgo de infección. “Si se aplica con más fuerza de la necesaria en la piel, puede provocar cambios de color, de textura y cicatrices, lo cual en esencia empeora lo que se intenta mejorar, como las líneas de expresión y las cicatrices del acné”.
Tilly Whitfeld, de 21 años, estrella del programa australiano “El gran hermano”, aprendió en carne propia lo peligrosas que pueden ser las tendencias de belleza. En agosto pasado, estaba viendo videos en TikTok cuando encontró uno que le enseñaba cómo hacerse pecas con agujas de coser y tinta, que supuestamente desaparecía a los seis meses. Como el video no aclaraba qué tinta usar, compró por internet una tinta de tatuar color café, que después supo que era un producto pirata fabricado con altos niveles de plomo, y comenzó a pincharse la cara siguiendo un patrón de pecas.
“No dolía en absoluto, así que no pensé que debiera parar”, recordó Whitfeld, quien repasó las marcas en varias ocasiones, según aconsejaba la persona que había creado el video.
Al final, no tuvo ninguna peca falsa y la cara se le hinchó por la infección, además de provocarle pérdida de la vista de un ojo durante algún tiempo. Ahora tiene cicatrices en las mejillas y la nariz. Con casi 12.000 dólares invertidos en visitas al médico, Whitfeld aún no ha encontrado una solución para corregir los daños. Al parecer, la eliminación con láser no es una opción porque, según le han dicho los médicos, la tinta que utilizó se volverá negra en lugar de desvanecerse.
Otro reto viral que se popularizó es el de limarse los dientes para dejarlos parejos. En diversos videos se aprecia cómo usuarios de la red social -principalmente jóvenes- usan una lima para uñas, de esas que se puede conseguir en cualquier farmacia, y comienzan a frotarla sobre los dos dientes frontales de su dentadura. Este reto ya encendió las alertas de los médicos y de los padres de familia ante los riesgos que implica realizar esta práctica, que se ha vuelto uno de los más famosos en TikTok.
Un problema global
La población argentina es de 45.40 millones de personas, siendo el 92.2% de ese total residentes de zonas urbanizadas. El número de dispositivos móviles es de 55,19 millones a nivel nacional, es decir que la cantidad de conexiones a través de celulares, tablets y portátiles superan a la población total (121.6%) Actualmente, hay 36,32 millones de internautas, lo que representa el 80% de la población. De ese valor total, el 79.3% (36 millones de usuarios) usa redes sociales activamente como Facebook, Tik Tok, Instagram, YouTube. Eso quiere decir que casi todos los usuarios de Internet tienen perfiles en estas plataformas.
En México, por ejemplo, hay más de 70 millones de usuarios con acceso a internet, de los cuales el 72 por ciento asegura que utiliza tutoriales de canales como Youtube o Facebook con frecuencia a lo largo del día.
Los datos son apenas un índice escalofriante que permite imaginar un crecimiento geométrico en redes sociales de este tipo de contenidos, sin la posibilidad de ningún tipo de intervención.
En Inglaterra, todavía resuena el caso de Tonia Rossington, de 49 años de edad, quien tras hallar un video tutorial en Youtube se extirpó los implantes mamarios de silicona, anestesiando la zona con hielo, para luego realizar una incisión que le permitiera extraer los implantes, uno de los cuales parecía haberse roto. Según su relato, no sintió ningún tipo de dolor, un hecho que podría explicarse debido a que los nervios de la zona podrían haber quedado dañados en la primera operación. Después, se puso unos apósitos y condujo hasta el hospital más cercano, donde los médicos limpiaron y suturaron las heridas y, tras un escáner, comprobaron que, efectivamente, los implantes ya no estaban.
La mujer tomó esta decisión porque no tenía los recursos económicos para llevar a cabo la cirugía estética. Al respecto, el Dr. Naveen Cavale, de la Asociación Británica de Cirujanos Plásticos Estéticos, aseguró que la operación casera a la que se sometió Rossington implicaba un tremendo riesgo y que podría haberse dañado distintas arterias y provocado una grave infección. O la muerte.