Silvia Kutika, la actriz que durante años nos ha regalado películas, tiras, obras y personajes increíbles, esta vez vuelve a los escenarios pero para hacer una obra de terror. Y, en palabras de ella, le fascina.
Se trata de su protagónico en “El cuarto de Verónica”, un thriller del estadounidense Ira Levin que fue furor en Estados Unidos y Europa.
“No hay muchas obras que tengan este género, tiene mucho suspenso, terror, esta cosa de ir sacándole capas como a una cebolla, todo lo que te parecía en las capas superficiales no es”, cuenta la actriz sobre esta nueva obra que se estrena en febrero en el teatro La Mueca de Buenos Aires.
La acción transcurre en Boston donde Susan, una joven de 20 años es abordada mientras cena con su novio en un restaurante por una encantadora pareja de ancianos que se muestra impresionada por el parecido de Susan con Verónica, fallecida hace mucho tiempo. Susan y su novio acompañan a la pareja hasta la mansión para ver el retrato de Verónica y comprobar el parecido. Allí comienza esta intrigante pesadilla teatral con un final inesperado.
“Todo lo que te imaginás que puede ser no es, y el final es tremendo, te pega unos cuantos sopapos y te descoloca totalmente. Tiene una cantidad de matices y composición, y vas viendo que cada frase tiene un por qué. Hasta lo más simple está ligado a algo del final y todo lo completa.”
Silvia está acompañada por Fabio Aste, Antonia Bengoechea y Adrián Lázare en esta obra bajo la dirección de Virginia Magnago. Una propuesta que la invita a aventurarse en el thriller y salir un poco de la zona de confort que durante años ha transitado en su carrera.
“A mí me gusta mucho el cine fantástico y de terror, el policial oscuro y esta obra tiene esa cosa que es muy oscura, es dramática pero tiene momentos con mucha dulzura y ciertos momentos de humor, es una muy buena combinación. No te permite relajar nunca y como actriz esto es un gran desafío, con Fabio también tenemos que componer dos personajes muy complejos.”
Sobre el personaje que interpreta ella, que junto a Fabio darán vida a la pareja de ancianos, cuenta que “es perversa, es manejadora, todo está calculado por ella, es un gran plan de la cabeza de esta mujer que es totalmente malvada. Por otro lado, te muestra cómo las personas tienen que armarse de muchas capas para mostrarse a la sociedad, uno cada vez más esconde lo que siente y le pasa, se pone disfraces encima, se cubre porque es distinto o porque no quiere que lo lastimen.”
Y si bien es una multifacética actriz, admite que siempre le han tocado papeles abocados a la mujer o el romanticismo, y es por eso mismo que esta vez está muy entusiasmada por interpretar un personaje que nada tiene que ver con su perfil.
“Yo creo que a los personajes uno les imprime su naturaleza hay algo que es el espíritu de uno que es difícil de bloquear. Pero me encantan los personajes que no tienen mucho de mí. Soy una persona más calma, trato de no ir al choque, en general lo que se ve en mi es esto de tranquilidad, calma, reflexión. Me gustan los personajes que yo puedo mostrar que tengo todas las aristas y los matices, no soy solo buena. Somos seres humanos y tenemos todas las aristas, solo que hay personajes que te dejan mostrar costados más oscuros y egoístas, todo lo que una persona es.”
En cuanto al género de terror, que actualmente ha ganado mayor terreno en las producciones argentinas y que a medida que avanza el tiempo son más y más las producciones que toman este camino, Silvia asegura que siempre quiso un papel así y espera ansiosa que se dé la oportunidad de hacer una producción audiovisual de este estilo.
“Me encantaría, a Pipo (su pareja, el actor Luis Luque) le propusieron hacer una producción de zombie y le dije ¡por favor te pido, que me pinten de zombie y salgo atrás! (ríe). Me encanta ese tipo de películas, policiales de época, eso me fascina y nunca me ha tocado. En pandemia me ha pasado que una amiga me habló sobre la creencia de los ángeles. Es prender una vela, poner una flor y rezar, pedir deseos. Yo estuve pidiendo que me llegara un proyecto del alma, algo que me de mucho miedo hacer porque sea un desafío, que me ayude a aprender y que me encante. Y me cayeron estas dos obras y dije ¡wow!, después se casó mi hijo que fue un evento fuera de terreno, ya no se puede medir.”
Alejada de la tele, vuelve a los escenarios y otros amores
Muchos saben que estudió paisajismo, huerta y pintura. Y si bien hasta ahora son actividades que tomaba como hobbies, durante la cuarentena se convirtieron en su principal actividad y trabajo.
Respecto a esto, cuenta que durante la cuarentena eran solo ella y su compañero desde hace 28 años, Luis Luque, y que ambos encontraron en el arte un refugio y alivio en un año donde la actuación estaba descartada.
“Yo pinté muchísimo, nos pusimos a reacomodar la casa y Pipo interviniendo unas botellas, él es mucho más inquieto que yo. Lo agarró la cuarentena haciendo una obra de teatro de Woody Allen que se llama “Si la cosa funciona” y le había florado una idea de intervenir botellas que tenía ganas de ver a dónde lo llevaba. En la cuarentena habíamos juntado un montón de botellas como una mala premonición y a mi también me gusta ir trayendo cositas de la calle, como descartes de la gente: tuercas, rulemanes, cosas así. Y él empezó a pegarle a las botellas esas cosas , y fue armando como robots. Estuvimos entretenidos con eso, cocinamos los dos, mucha lectura, él tiene una banda de música y se puso a hacer unos temas, la verdad es que a veces no nos alcanzaba el día para lo que queríamos hacer. Fue muy creativa la pandemia”.
- Y en cuanto a la pintura, ¿pensás apostar a exponer tus obras?
- Hice algunas muestras colectivas pero es un mundo que uno tiene que empezar a conocer, el de las galerías, ahora veré si despacito se puede. En 2019 retome las clases y eso me dio ganas de que sea algo que vaya con el camino de la actuación porque lo disfruto mucho. Irme metiendo de a poco en el mundo de las pinturas y llegar en algún momento a la venta, quiero empezar a mostrar más y si se da fantástico.
- Llevan muchos años juntos y en las parejas pasa que transitan distintas etapas, ¿sienten que durante la cuarentena se han vuelto a conocer?
- Y sí, van apareciendo cosas. Al trabajar mucho, salir de gira o filmar, cuando volvés te contás las cosas del día. Pero acá te encontrás 24 horas y no hay escape, entonces por ahí te vas sorprendiendo de algunas reacciones o cosas del otro pero también nos encontramos y que nos provocó la pandemia fueron charlas muy profundas, que no es que en 28 años no las hayamos tenido, pero ahora los dos nos mirábamos e íbamos al hueso, hay cosas del otro que por ahí no me gustan pero acepto porque yo tengo cosas que al otro no le gustan. Era el día a día de descubrir cosas que sí y que no, fueron de esas charlas que no queríamos que terminen nunca.
- Ambos son muy creativos y se abocaron al arte durante ese tiempo...
- Sí, por ahí él compone un tema y me dice escuchalo, qué te parece. O yo pinto y le muestro, o me muestra cómo le quedaban las botellas. Y otra cosa súper importante que nos pasó fue que nuestro hijo se iba a casar, tenía fecha y justo lo agarró la pandemia. Vino en diciembre y nos dijo ‘me caso en 5 días por Iglesia’. Y por el civil fue hace poco, ahí éramos 8 personas nomás, estuvimos haciendo unas fotos y después vinimos a casa para hacer algo muy tranquilo. Así que en pandemia nos tocó vivir el casamiento muy particular pero con respecto a las parejas yo pensaba, si ellos dos que hace mucho tiempo se conocen pero no hace mucho que conviven pudieron superar la convivencia y decidieron reforzarla dando el sí quiere decir que tendrán un gran futuro, apostamos a que sí. Yo me la pasé llorando (ríe).