Solcito es la hija del genial Piñón Fijo. Durante años la vimos cantar y bailar junto a su papá y su hermano Jere, pero con la fuerza de un huracán y toneladas de dulzura, se va abriendo camino con vuelo propio.
Con canciones como A la Plaza, Mi cuerpo quiere bailar y Cumbiavalito de las rimas, Solcito hace bailar a los chicos (y a los padres) con canciones llenas de mensajes positivos y hermosos. Se nota que lo de Solcito es un compromiso, no es cantar por cantar, y que, en cada estrofa, en cada sonrisa hay amor, cuidado y respeto por las infancias.
En épocas en donde los niños y niños, sobre todo en la primera infancia, son bombardeados con estímulos polémicos, por ponerle una palabra, que llegue alguien que cuide las formas y el contenido es maravilloso. En este punto, la periodista se corre y le da paso a la mamá, que deposita su absoluta confianza en los mensajes de Solcito.
Solcito es artista, mamá y mujer. Un combo tan poderoso como frágil. Hace poquito nació León su segundo hijo y hoy se encuentra maternando una nueva vida. Su hija Luna y su pareja son su mundo, su refugio. En un alto de su cotidianeidad de poco sueño y pañales, se hace un tiempo para responder las preguntas de Diario Los Andes con muchísimo cariño, como el que pone en cada show.
¿Cómo fue abrirse camino sola después de tantos años trabajando con tu papá?
Fue un desafío muy grande. Hacía tiempo que tenía esa necesidad de animarme a escribir, componer mis propias canciones y el miedo o inseguridad no me dejaban. Tuvo que llegar Luna a mi mundo (mi hija) para enseñarme a mirar la vida con otros ojos. Su mirada inocente, transparente y sin prejuicios me enseña día a día a disfrutar de lo simple sin tanto apuro y ansiedad. Gracias a este nuevo rol, ser mamá, pude enfocarme en mi propio proyecto priorizando el desarrollo y crecimiento de mis pichones. Mis canciones, tiempos y vida se centraron en mi nueva familia. Gracias a esto pude dejar atrás los años compartidos con mi papá arriba del escenario para volar con lo propio.
¿Te acordas cuál fue el primer consejo que te dio tu papá?
No puedo recordar el primero porque fueron tantos y todos muy valiosos. Desde que comencé con mi carrera solista me aconsejó tantas cosas. Siempre me apoyé en muchas de las herramientas que me ha brindado a lo largo de la vida para evaluar mis pasos a seguir. Pero para citar alguno puntual, en un momento de mucha inseguridad, antes de subirme al escenario por primera vez con todos los nervios y el pánico escénico por hacerlo sola, él me dijo una frase que hasta el día de hoy me acompaña cada vez que salgo a un show: “Enfocate en esa mirada o sonrisa de ese niño o niña que te está mirando, detenete ahí y hacé de cuenta que estas cantándole a Luna”. Ese consejo me acompaña en cada inicio de show, salgo a escena y lo primero que registro son esas miradas de ilusión acompañadas casi siempre de una sonrisa. El resto después fluye mágicamente porque es ahí donde comienzo a disfrutar.
¿Siempre soñaste con seguir este camino o medio te fueron llevando las circunstancias?
Cuando era chiquita jugaba frente al espejo y cantaba con un desodorante que simulaba ser mi micrófono. Siempre me visualicé, gracias a ese juego y a lo que me gustaba cantar, arriba de un escenario. El tiempo pasó y gracias a Piñón tuve la posibilidad de lograrlo. Hoy, poder hacerlo con mi propio proyecto puedo decir que mi sueño de la infancia se cumplió por completo.
¿Qué sentís al estar frente a los chicos?
Mucha emoción. De esa que te atraviesa y te hace regresar a los momentos más felices de tu propia niñez. Siento mucha responsabilidad también de poder transmitir contenidos sanos que acompañen a las infancias de una manera respetuosa. Lo que sucede arriba del escenario tiene que ver conmigo como mujer, mamá y persona. Todos los roles y emociones entran en juego para que el show sea una propuesta genuina y humana ante nada. Por consecuencia el sentimiento arriba del escenario es pura pasión.
¿Qué es lo más lindo que te ha dado tu trabajo?
El aprendizaje constante. La posibilidad de no caer en una rutina que me relaje. Esa inquietud diaria de seguir explorando, investigando nuevas formas de aprender. La niñez tiene eso, esa capacidad de sorpresa que muchas veces los adultos perdemos. Yo creo que cuento con ese privilegio de estar en una conexión pura con ese mundo de infancias por dedicarme a intentar sorprender a los niños y niñas con nuevas canciones que acompañen su crecimiento y por consecuencia el mío.
Yo hablo de trabajo, pero no sé...es casi tu vida, ¿no?
Trabajo de lo que me gusta, de lo que aprendí o sigo aprendiendo, pero hago un esfuerzo para aprender a dividir. Amo mi trabajo, pero también mi casa, mi familia y los espacios sin tiempos, plazos o apuros. El trabajo tiene compromisos que demandan de mucha atención, seriedad y profesionalismo. En eso estoy ahora, siendo mamá de dos pichoncitos, aprendiendo a separar los espacios para poder enfocarme en cada cosa con seriedad. La crianza de mis hijos con tiempo y calma (como dice una de mis canciones) y el trabajo con el tiempo que también demanda. No es fácil, pero es una búsqueda diaria. En fin, mi vida no es solo el trabajo, mi vida es mi FAMILIA que me potencia y ayuda a organizarme para estar presente activa y responsablemente en cada rol.
¿Sentis que la maternidad le dio un plus a tu vínculo con los niños y sus papás?
Sin dudas. Las redes sociales me brindaron esa posibilidad de intercambio directo con otras familias que se identifican con la mía. Gracias a las redes y al incentivo que recibo a diario es que hoy estoy cumpliendo este sueño. Siempre agradezco a las familias que me apoyan, acompañan y motivan a seguir escribiendo canciones que acompañen a las infancias. ¡Son muchísimas!
Luna está en tus videos, ¿se repite la historia?
Luna nació siendo más artista que nadie. Desde bebé, la música y el arte forman parte de su vida. Hasta el momento todo es disfrute, cada aparición en los videos, canciones o redes es consensuada con ella porque le encanta expresarse de diferentes maneras en público. Desde que estaba en la panza se sube al escenario. Hoy en día decide hacerlo también y cantar alguna canción con su mamá y a mí me hace feliz verla disfrutar y crecer como lo hice yo. Pero si en un futuro quiere otra cosa también me hará feliz verla crecer con libertad para elegir lo que desee. Siempre la acompañaremos sin expectativas, con mucha confianza y amor. Estamos trabajando mucho en los cimientos (su primera infancia) para que el día de mañana sea una adulta confiada, amorosa y feliz, como lo es ahora de niña.
¿Qué sentís cuando la ves ahí, cantando y disfrutando con vos y tu pareja?
Muchísimo amor y orgullo. Es una niña que crece feliz, por supuesto que como toda niña con desbordes emocionales aprendiendo como nosotros los adultos a autoregularse. Pero estamos muy atentos a todo lo que le sucede emocionalmente y que nuestro trabajo diario se refleje en su canto libre y alegre son pequeñas respuestas que encuentro cuando la maternidad me llena de incertidumbres o temores.
¿Cómo estás ahora con la llegada de León?
¡Puerpera! Jaja...encontrándome nuevamente en esta nueva maternidad de dos. Con pocas horas de sueño, nueva lactancia, nuevo ser, totalmente distinto a la primera experiencia y nuevos aprendizajes. Es un subibaja, que cuesta muchas veces, pero en el que decido subirme todos los días con convicción. Lo bueno y lo malo de esta nueva etapa me hace crecer y agradecer aún más la llegada de esta nueva vida. Estoy profundamente enamorada de esta familia, de esta construcción en equipo con sus luces y sombras. Estoy muy agradecida con mi presente.
¿Qué mensaje le queres dejar a las infancias que tocas con tu música?
El mensaje sería para las mamás, papás y cuidadores de estas nuevas generaciones. Cuidemos y respetemos a las infancias y aunque a veces cueste debemos apostar a construir un mundo con menos violencia, creo que ese es el camino para dejar de lamentar tanta injusticia.
Tenemos que centrarnos en lo que estamos haciendo como adultos para formar responsablemente a estos seres indefensos que necesitan prioritariamente mucho amor. Cuesta, pero si creemos que no se puede hay muchas herramientas para acompañar a las infancias con respeto, empatía y confianza. Solo basta con buscar e informarse y ejercitar la paciencia. Es una búsqueda diaria que hago como mamá también.
“Con paciencia sabré, lo que me salió mal, respetar y esperar, el amor es sembrar. Aprender a escuchar, para poder hablar, con tu ejemplo yo sé que lo puedo lograr. Besos y abrazos, para aprender, con calma y tiempo, quiero crecer…” con el fragmento de esta canción, Solcito abraza a las familias que están en esa búsqueda de criar infancias con amor y respeto.