Willy Crook atiende el teléfono desde la soledad de su casa en Buenos Aires, en donde asegura que cumplió la cuarentena de manera monástica. “He pasado este tiempo de claustro y castidad en mi casa. Es mi naturaleza. Lo pasé solo y dentro de todo no estuvo mal porque me conozco desde que nací”, bromea para romper el hielo y agrega: “Miento y exagero como todo el mundo diciendo que hago un montón de cosas pero la verdad es que hago muy poco porque no hay mucho para hacer. Es un coma inducido bastante cómodo”.
En este año pandémico, Willy revela que hizo lo que sus ganas y sus fuerzas le permitieron: un par de streamings a los que calificó como “frustrantes” y un nuevo disco de remixes de sus temas que en realidad fueron fruto del trabajo ajeno, porque él se dedicó a “hacer nada con total éxito”. Su sinceridad para responder está siempre entre sus características más loables. “No quedé muy contento con el streaming y por eso hice solo dos. Es realmente frustrante y espero que no haya venido para quedarse. Es desafortunado tener que fingir un show sin el calor y sin el griterío”, dice y cuenta que tiene pendiente un autoshow en Buenos Aires que sí lo entusiasma y que se iba a hacer días atrás pero se reprogramó por lluvias.
Además, el 18 de diciembre tocará con Javier Malosetti en la última edición del año del ciclo virtual gratuito Jazzvedra, que reúne a figuras latinas de distintos estilos dentro del género. El encuentro comenzará a las 21. Esta propuesta, podrá verse a través de la plataforma www.jazzvedra.com.ar.
La nueva “normalidad”
Su gran preocupación es cómo será la vuelta a los escenarios en el marco de los protocolos: “Me pone nervioso guitarrear solo y que parezca un fogón de Villa Gesell -confiesa-. Pero algo es algo y espero que le guste a la gente”. Para graficarlo dice que estar sin banda es como ser un hámster al que le sacaron la rueda en la que giraba. En ese sentido, cada vez que puede, el compositor aprovecha para tirarle tierra a este 2020 y confiesa que le trajo limitaciones económicas, secuelas físicas y psicológicas que aún no ha logrado capitalizar en una obra. Asegura que ni siquiera se animó a cumplir años porque para él este lapso de tiempo nunca ocurrió: “Voy a recordar este año con total rencor. No tocar es un golpe muy duro”.
En un momento la charla se corta porque Willy se atraganta con las palabras que se apuran por salir de su boca. Se frena y dice que es una más de las consecuencias de no hablar con nadie en el último tiempo: “Solo hablo algunas frases con el chino del supermercado de acá a la vuelta”. Estallan las risas de los dos lados del teléfono.
Nuevo disco
Mientras los números de la industria indican que la música cantada en español es tendencia y varios artistas de habla inglesa se vuelcan hacia “lo latino”, Crook insiste en transitar el camino inverso. Por eso es interesante su opinión sobre esta explosión y géneros como el trap y el reguetón. “Sigo sin querer tenerlos en mi lista de escucha”, dice y agrega: “El trap tiene elementos técnicos y musicales que me parecen buenos pero el problema es cuando caen el el ritmo del reguetón, ahí me irrita un poco. Igual no puedo ponerme en vigilante con eso porque a la gente le gusta y la pone feliz”.
Y consultado específicamente sobre su decisión/ impulso por componer y cantar en inglés, dice: “Yo empecé a cantar en inglés porque era la música que me gustaba”.
Después agrega: “Con el tiempo comprobé que todos imitamos a alguien, alguno lo hacen con Calamaro o con el Indio. En mi caso yo he sido más exótico. Además, cantar en inglés me hace plantear mucho menos las cosas que escribo. Lo canto libremente y estoy menos limitado con el idioma”.
De la nada, las plataformas cerraron el mes de septiembre con un nuevo material del saxofonista. Se trata de “Reworked”, una serie de remixes que desbordan onda y que en tiempos de normalidad podrían animar cualquier fiesta hecha al atardecer repleta de gente cool.
La realidad le puso un freno a estas reuniones pero el material está disponible como testigo del trabajo de algunos aliados de Crook como Nadia Popoff, Alejandro Ramallo y Leo Portela: “Ellos tienen muchos recursos técnicos y los pasaron por su propia máquina de procesar. Me gustó mucho el resultado”.
Y cierra: “Los temas quedaron irreconocibles y quedé muy tentado con el resultado. Fueron acumulándose con el tiempo y dije allá vamos. Se merecían un capítulo especial”.
Noelia Maldonado. *Este texto fue publicado originalmente por La Voz. Se reproduce aquí con la autorización correspondiente.