¿Qué es fantasear? Sencillo, es imaginar algo que no existe en la realidad pero que toma condimentos de ésta y, como se desarrolla en la intimidad de la mente, tiene la libertad de gozar de infinitas posibilidades; ¡hasta las más locas que se te ocurran! Esto de "imaginar" una realidad paralela a la que vivimos nos permite movernos por escenarios tan profundos hasta colarse en el campo sexual. Hablamos de las fantasías sexuales, esas ideas que están en nuestra mente protagonizadas quizás por personas muy cercanas; pero ocultas en la clandestinidad por el nivel de erotismo que presentan o por creer que son imposibles de realizar.
En ese sentido, los pequeños no son dueños absolutos de las fantasías ya que, a medida que pasan los años cambia el contenido con el que fantaseamos; pero no la capacidad de hacerlo. Si bien se naturaliza que son los niños quienes más liberan su mente a mundos posibles; los adultos también tienen libre albedrío y despiertan su imaginación en varios sentidos.
En el campo sexual son aquellas ideas que surgen en la mente y se encuentran estrechamente ligadas con deseos o manifestaciones vinculadas con las sábanas.
Llenar la mente de fantasías es fácil, solo hay que dejar correr la imaginación y allanarle el camino para que se divierta. Somos capaces de imaginar un sinfín de situaciones, acciones, conductas, sensaciones y demás. Y, a veces, son tan profundas que hasta parecen reales.
Otras, sentimos la curiosidad de llevar esa fantasía al plano de la realidad, bajarla de la mente y poder tenerla entre nuestras manos. En el plano sexual, nuestra mente divaga en varias experiencias que generan placer que, incluso, "pueden tener tanto contenido erótico que alcanzan el climax sexual individual", dice la psicóloga Laura Giménez. Y no solo permite o posibilita una satisfacción personal (masturbación), sino que, también "despierta el deseo sexual y una fuerte excitación con la pareja". Hay quienes dicen necesitar entrar en ese lado oculto de sus mentes para sentir placer en los actos sexuales reales y esto es curioso porque, para entrelazar cuerpo y satisfacción, acuden a pensamientos eróticos que están no ahí sino en la mente. Entonces, ¿qué son?, ¿cómo se manifiestan?, ¿está mal fantasear?, ¿qué sensaciones producen?
Según el sexólogo y activista de las sexualidades y relaciones no convencionales, Miguel Vagalume, las fantasías sexuales "son parte de nuestro deseo, que es algo muy complicado. Algo similar a nuestros sueños, son el resultado de muchas ideas, deseos, atracciones, contradicciones... El problema principal está en que siempre pensamos en ellas como el 'boceto' de una conducta, como algo de lo que sospechar ('si lo pensás, es porque querés hacerlo en realidad'), cuando la práctica no lo demuestra".
De la misma forma, el profesional aclara que "fantasías y conductas son dos cosas que funcionan con reglas muy, muy diferentes. Cuanto más creamos que unas son el plan de ejecución de las otras, más líos nos haremos".
Esos encuentros casuales o quizás besos lascivos con conocidos o desconocidos, y todas aquellas ideas que muchas veces invaden nuestra mente no son más que esos deseos de los que nos habla Vagalume, “las fantasías son una de las fuentes fundamentales de excitación en un encuentro, junto con nuestros sentidos”. Pero, incluso estando en nuestra mente, debemos cuidarlos, cultivarlos, disfrutarlos, ya que son parte de nuestro deseo. “Eso no significa, en absoluto, que debamos ‘llevar a la realidad’ lo que vemos en nuestras fantasías. Del mismo modo que cuando nos surge una emoción, no tenemos obligación de expresarla o comportarnos conforme a esa emoción, lo mismo sucede con la fantasía. Podemos prestar más atención a las emociones y fantasías que nos hacen sentir mejor, y simplemente dejar pasar las que nos hacen sentir peor, sin prestarles más atención que a su aparición pasajera. Las emociones pueden ser contradictorias y complicadas de manejar, las fantasías también”, agrega el sexólogo.
Asimismo, este profesional afirma que las fantasías sexuales pueden ser de muchos tipos, desde las más placenteras a las más inquietantes. "Nunca sabemos qué puede surgir en ese terreno de nuestras vidas". Estas imágenes eróticas y altamente placenteras muchas veces quedan en la imaginación por tener algún tinte prohibido. Por ser, quizás, socialmente cuestionadas o moralmente mal vistas. Lo cierto es que son cada vez más las consultas relacionadas con deseos sexuales que en algunos casos perturban, y en otros aumentan el placer sexual de la pareja.
En este último caso, “hay personas que acuden a sus fantasías para lograr el climax en la pareja. Lo que, a la larga, podría perjudicar la relación por una cuestión obvia, busca en su mente un patrón de ideas para reforzar sus sentimientos sexuales”, aporta la psicóloga. Cabe destacar que tener fantasías sexuales es completamente normal y se da tanto en hombres como en mujeres.
Si bien este mundo imaginario es secreto, para la Psicología no cabe duda de que todas las personas tienen fantasías sexuales, ya sea de manera recurrente o como pequeños destellos que aparecen en ciertos momentos. Hay quienes lo viven con culpa o vergüenza: "y no debe ser así. Desarrollar fantasías nos permite mejorar nuestra salud sexual", afirma la profesional. Asimismo, destaca que, "al ser deseos internos, algunas pueden manifestarse en la realidad, pero no con tanto detalle como la imaginamos ya que, obviamente, la fantasía se cumple con otro que no conoce las sensaciones sutiles de lo que guardamos en nuestra mente y, por lo tanto, por más que lo intente, no podrá reflejarlo a la perfección". Por eso muchas veces las fantasías permanecen ocultas o resguardadas en nuestra mente mientras que, otras, nunca ven la luz (ni siquiera concretarlas con alguien cercano) por creer que son moral o socialmente inaceptables.
Para el sexólogo Vagalume "satisfacer una fantasía sexual" suena a "que consigue que se cumpla un deseo que tenía tal cual lo había imaginado", y eso es obvio que será positivo. Pero, "no es buena idea esperar que al involucrar a más personas y las situaciones reales, todo va a suceder como en nuestra mente. Por ejemplo, en la fantasía nunca hay nadie que nos toque de forma torpe, que se quede a dormir cuando preferiríamos que se fuera... Habitualmente, si recurrimos a la fantasía durante la masturbación, mágicamente, nos tocan exactamente donde queríamos, nos dicen lo que más nos excita y desaparecen inmediatamente de nuestra casa en cuanto llegamos al orgasmo. Lo mismo sucede con las fantasías con terceras personas: se imagina que esas personas se van a comportarse como si fueran actores/actrices a quienes hemos dado un guión". Por otro lado, afirma que el peligro está en la expresión "hacer realidad una fantasía"; "es mejor que pensemos en las fantasías como fantasías y en las conductas reales como lo que son. Eso nos ayudará a no confundir las reglas de unas con las de la otra".
¿Está mal tener fantasías sexuales?
¡Claro que no! Como ya lo mencionó la psicóloga, cultivarlas no solo mejora la salud sexual sino que fortalece las relaciones. Además, beneficia a la persona tanto en la práctica individual como en pareja. Si por el contrario, reprimimos esas imágenes por verlas como algo malo, o incluso porque nos avergüenzan, podemos caer en estado de angustia y de bajo deseo sexual. "Es importante consultar con un profesional en el caso de que esas fantasías sean vistas y sentidas con dolor y preocupación. Hablar sobre ellas permite conocer en profundidad de dónde vienen y qué nos quieren decir", agrega Giménez.
Según investigaciones de la Universidad de Harvard, las fantasías sexuales son muy diversas. Desde tener relaciones con una persona que no es la pareja actual, hasta querer controlar el acto sexual pasando por relaciones en grupo, con parejas anteriores, con personas del mismo sexo o en lugares insólitos. En todas ellas -la lista es mucho más larga-, la mente es uno de los motores principales, ya que activa esa capacidad de imaginar diferentes situaciones y generar un placer real; tanto que colabora en disfrutar más conscientemente la vida sexual. Además, "el tener y jugar con las fantasías sexuales, aunque sea en la mente, nos hace ganar mayor autoestima y seguridad en nosotros mismos, nos hace más creativos sexualmente y hasta atractivos", añade Giménez.
Finalmente, tener y mantener estas imágenes colabora en mejorar la respuesta sexual y eso es muy satisfactorio no solo para quien fantasea sino para la pareja, ya que la saca de lo cotidiano y repetitivo y mejora las prácticas sexuales.