Tener en pasarela a una de las firmas más prestigiosas y codiciadas del mundo en diseño de bolsos y prendas como Louis Vuitton, cuyas pasadas se hicieron en el Fashion Week de París (uno de los enclaves más importantes en donde la moda habla para el resto del mundo), y además sumar el pequeño detalle de que la locación del desfile es el Pavillon de l’Horloge (nada menos) del Museo Louvre, resulta apabullante. Simplemente perfecto.
Sobre todo si se tiene en cuenta el trabajo del director creativo de Louis Vuitton, Nicolas Ghesquière quien afronta y reconstruye (por cuarto año consecutivo) una colección equilibrada entre el pasado preciosista de otro siglo, el presente de impronta sporty y los guiños futuristas.
“Quise hacer un anacronismo... Me pregunté por qué algunas piezas son ahora percibidas como disfraces, y me pareció interesante tratar de reincorporarlas al presente como a mí me gustan. Digamos que es anacronía con un giro de romanticismo”, contó a diversos medios mundiales Ghesquière.
¿Por qué hacerlo en el Pavillon de l’Horloge? Pues porque justamente ese es el contexto histórico del cual el diseñador se nutrió.
Según contó en diversos medios, “la inspiración se dio en el MET (el museo de Nueva York), viendo una fantástica colección de trajes del siglo XVIII, y que ha pretendido hacer un anacronismo reincorporando al presente, pero a su manera, piezas del pasado.
Tendencias que se vieron
Lo que destacó fue un mix entre el estilo deportivo más puro, zapatillas deportivas incluidas, y el uso de brocados y levitas. El cuero en versión lujosa va del negro al plata, para pantalones capri y vestidos de lentejuelas para la noche.
El protagonismo casi absoluto de las zapatillas deportivas, los pantalones de cuero y las telas metalizadas impregnaron la pasarela del anacronismo que buscaba su creador, sin dejar de lado el desenfado elegante y canchero de la onda sporty: “Ahora todos caminamos con zapatillas deportivas, así que me pareció interesante integrar este concepto con las piezas más extremas; ¿y qué hay mejor que los trajes de los franceses e ingleses del siglo XVIII?”, se preguntó a sí mismo en una entrevista el diseñador.
Una argumentación nada errada que redobló aún más la apuesta cuando decidió tocar la magia del cine y la televisión, y las plataformas magnéticas como Netflix.
De ahí que una de su pasadas más ovacionadas fuera la de una modelo luciendo una remera de la seductora serie Stranger Things. Un toque fresco y divertido de Ghesquière, quien ha confesado que conoció a los personajes de la serie el año pasado, y que quedó gratamente sorprendido, al punto de incluirlo en este mix generacional.
Con esta colección, Ghesquière ha encontrado la manera perfecta de adentrarse en la historia a la vez que renueva su glamour para a generación sneaker y 2.0