"El año pasado me di cuenta de que puedo competir con los mejores". La frase resume lo que fue 2015 para Federico Grabich, la explosión más grande del deporte argentino. El nadador de 26 años logró dos medallas en los Panamericanos (50 y 100 metros libres) y un histórico bronce en el Mundial de Rusia (1ª vez que un argentino se sube al podio de pileta larga en un Mundial).
"Semejantes resultados y tiempos no estaban en los planes. Se adelantaron en el tiempo. Pero el poder lograrlos en varios torneos me dio mucha confianza y la certeza de que puedo ir por más", dice el chico de Casilda, que diagramó su 2016 pensando en su sueño mayor, los Juegos Olímpicos. "En Río necesito más, debo mejorar para poder cumplir mi sueño de llegar a una final olímpica o de pelear por una medalla", asegura sin perder ambición pero, a la vez, con los pies sobre la tierra.
-¿Sentís que, como dijo José Meolans, te falta para llegar a tu pico de rendimiento?
-Sí. Comparándonos con los mejores, nos dimos cuenta de que hay muchos detalles por mejorar. Me vengo preparando hace rato, pero como se debe, no hace tanto… Imaginate que yo recién hace dos años trabajo en el gimnasio como los mejores. Lo bueno es que, como mi entrenamiento ha sido progresivo, no estoy quemado. No es fácil entrenarse 5/6 horas por día y a mí me quedan muchas ganas.
-¿Cuáles son esos detalles? ¿Cómo se lima una décima a este nivel?
-Se lima cada día: en la comida, en el descanso, el entrenamiento, mirando videos… Imaginate que del 2º al 20º del mundo no hay más de 30 centésimas. En un mal día, en una mala brazada, quedás afuera de todo. Ahora trabajo con un biomecánico y hemos analizado a qué velocidad voy cada cinco metros.
Yo suelo arrancar lento y luego empiezo a mejorar. Comparado con el mejor del mundo, él va más rápido que yo en los primeros 15 metros de la primera pileta y los primeros 15 de la segunda. Ya tengo el diagnóstico y ahora debo mejorarlo. No es fácil. Bajar casi un segundo es una cosa de años.
-¿Es demasiado lineal decir "si hizo bronce en Mundial puede hacer medalla en Río"?
-Sí, no es así de lineal. Puedo ser podio o quedar 20º. Si repito mi mejor marca, seguro no voy a estar en el podio, quizá ni entre los 6. El Juego Olímpico es el torneo de más nivel y todos se preparan para eso, a veces ni a los Mundiales van. Necesito un gran día y no es sencillo porque casi nadie repite su mejor marca en un torneo olímpico.
-Pero vos sabés que, por tus resultados, en Argentina van a estar esperando la medalla.
-Yo también estoy ilusionado y voy a pelear por la medalla, pero también sé que puedo quedar afuera de semi. Voy a ir paso a paso porque sé cuál es mi objetivo y lo difícil que es. No necesito que vengan a decirme cuál es. Mucha gente no sabe la dificultad de mi deporte. Ser finalista sería el mayor logro de mi carrera. Si no les alcanza, lo lamento…
-Meolans me decía que lo principal para vos es "controlar la ansiedad, que no se le contagie esa presión de los medios y la gente, tener los pies sobre la tierra", que a él le pasó en 2004 el creer que tenía medalla ganada y no fue así...
-Claro. Entiendo la expectativa que se generó después de mi 2015. Ojo que también en mí se generó. Hoy siento que la puedo pelear, pero en un segundo hay 30 tipos. Primero de Londres y 7º son 40 centésimas. Del 1 al 4 hay 20. 2 centésimas del 3° al 4º, es muy duro. Una brazada y te quedás afuera de una semifinal.
-Ya estuviste en Londres, con otra expectativa. Pero ya sabés lo que es esperar. ¿Es clave?
-Sí, esa experiencia ha sido clave, por cómo enfrenté estos cuatro años y por saber lo que se viene para poder manejar algunas cosas, como el estar en la Villa Olímpica, con tantas tentaciones y distracciones; desde comida chatarra hasta el boludear, salir a conocer la ciudad o trasnochar… Mi conducta será distinta.
-La mentalidad es clave en un Juego. ¿Cómo te va en esa materia?
-La mentalidad siempre fue un fuerte mío. He sabido controlar nervios y ansiedades. Además, desde hace 3 años trabajo con un psicólogo deportivo. Y, por último, el correr finales en Panamericanos o Mundiales me fueron dando experiencia en esos instantes.
-Tu capacidad te da incluso para, en un año olímpico, dedicarte a la acción solidaria.
-Sí (se ríe), pensé que me iba a costar pero está muy buena la propuesta de Weber Saint Gobain, mi sponsor. Tiene el programa Huella Weber que nos permite ayudar. Yo elegí mi colegio en Casilda, donde pasé desde jardín de infantes hasta el secundario. Necesita reconstruir un muro y a la vez me gustaría decorarlo por fuera con el arte del mosaiquismo. Fue muy emocionante volver y charlar con maestras y directivos para contarles lo que quería hacer. Es un placer poder darle algo de lo que me dieron a mí. Es como ganar una medalla.