Durante más de una década, el sector ha venido reclamando la eliminación de las retenciones, sin embargo, este beneficio ha terminado pasando desapercibido. La razón radica en la compleja coyuntura económica argentina, marcada por la voraz inflación y los implacables costos en dólares, que engullen cualquier potencial beneficio.
“La quita de las retenciones en otro contexto hubiera significado un incremento del margen de rentabilidad y probablemente una mejora de las exportaciones”, dijo en la semana un importante referente de la industria. Sin embargo, no fue así.
El 7 de septiembre se oficializó la eliminación del cobro de derechos de exportación para 348 posiciones arancelarias de economías regionales, entre ellas, el jugo de uva y el vino, una medida muy esperada por los exportadores vitivinícolas.
Desde el gobierno nacional informaron que el beneficio para la vitivinicultura sería de unos 40 millones de dólares, nada mal para una industria que hoy en algunos casos, cuenta por punto para conseguir rentabilidad.
Pero los datos de exportaciones del Instituto Nacional de Vitivinicultura mostraron que al menos durante el primer mes, la medida no tuvo efecto. Las exportaciones en septiembre siguieron mostrando claras bajas: los envíos de fraccionados cayeron un 22% y los vinos a granel un 20% con respecto al mismo mes del año anterior. Y en acumulado, el resultado es aún más devastador: la venta de vino fraccionado al exterior se redujo un 26% y la de vino a granel un 38%.
Es posible que a un mes de la medida sea muy difícil evaluar su verdadero impacto, pero resulta oportuno preguntarse si eventualmente se podrá ver la mejora. Es innegable que la reducción de impuestos siempre es recibida con agrado, pero la recuperación de las cifras de exportación récord parece alejarse cada vez más. Al igual que el resto de Argentina, en la previa de las elecciones presidenciales, muchas empresas proveedoras de la industria han decidido -no solo cotizar en dólar, algo ya común, sino ajustar esos mismos precios en dólares y en muchos casos con entregas previstas después de la mitad de noviembre. La incertidumbre manda.
La eliminación de las retenciones en el sector vitivinícola argentino prometía un respiro económico, pero las cifras iniciales muestran que el impacto ha sido limitado. Probablemente el camino hacia la recuperación de las exportaciones récord será más largo y complicado de lo esperado.