Buena parte del trabajo de Alain Boulet transita entre el Valle de Uco, el sur de Mendoza y el Alto Valle de Río Negro, con distintos proyectos frutícolas que trabaja la Asociación para la Innovación Agrícola (AIA), entidad que preside. En medio de uno de esos viajes, Boulet hace una pausa y cuenta cómo ve el panorama del durazno, tanto de industria como para fresco, y las posibilidades de la ciruela industria.
Vale recordar que el durazno es el segundo frutal en Mendoza después de los viñedos, con una gran presencia en el Valle de Uco. Por otro lado, la ciruela industria es más notoria en el sur provincial y, si bien el sector perdió un 40% de superficie en 10 años, Boulet cree que puede ser una buena inversión.
- Se acerca la cosecha de durazno industria, ¿cómo ve el panorama?
- La última temporada se cosecharon 87.000 toneladas y en la anterior 103.000. Nosotros en los montes que trabajan en los programas Innova Fruit y Durazno 2025 vemos un 10 % de mayor producción. Sin embargo, también es cierto que más de un 20% de los montes de Mendoza tienen 16 años o más, lo cual reduce la productividad.
-¿Afectaron las últimas heladas?
-Sí, pero creo que afecta más la caída de productividad. Cuando tenés una gestión de cultivo que aumenta el rendimiento, reemplazando montes viejos o mejorando la condición de cultivo, los kilos son mayores. La declinación en los últimos años no se debe a las heladas, sino a la decadencia de los montes y a la eliminación de hectáreas.
Hoy estimamos que existen 3500 hectáreas en condiciones productivas, de las cuales 2800 están en el Valle de Uco, allí se obtiene el 90% de la producción. Hay otro efecto que gravita mucho, y es que hay una fuerte concentración: el 80% del durazno se obtiene de 25 productores.
-¿Habla de 25 agricultores o también de industrias?
-También incluyo industrias. Incluso, el 40% de toda la producción primaria está en manos de tres empresas que también industrializan el durazno. Tienen plantaciones nuevas con sistemas de alta densidad, producciones de punta. Es un fenómeno muy fuerte de concentración.
Esto se da en el mundo desde hace 20 años. En Australia hay una fábrica importante de durazno industria, en España tres, en Chile hay dos, en EE. UU. hay dos importantes. La contracara es que van desapareciendo productores, salvo en Grecia donde, por un tema de la Unión Europea, se fomenta el cooperativismo entre productores.
-¿Cómo afecta la producción actual en el precio?
-De toda la materia prima, un 45% la venden agricultores y un 55% la producen industrias, que a su vez necesitan más fruta. Eso genera una gran puja y se pagan precios altos como el año pasado, y probablemente este también. Estos precios altos dejan mayor rentabilidad al productor y eso ayuda a que haya inversiones y tecnología.
Este “verano” de precios altos nos llevará a que haya más inversiones en el sector, hasta que se logren más kilos y quizás en 5 años haya un equilibrio. Eso implica reemplazar a los montes viejos que ya tienen decadencia. La proyección es que, para 2030, se coseche como máximo entre 120 y 130 mil toneladas.
Durazno y ciruela industria
Mendoza solía ser una productora central de frutas de carozo primicia para el mercado interno, con cosechas de durazno fresco desde fines de noviembre hasta febrero. Sin embargo, la fruticultura local ha ido priorizando cultivos con una mayor cadena de valor, y Boulet cree que hay oportunidades para poder crecer.
-¿Qué análisis hace sobre el durazno para fresco?
-Se redujo mucho la producción en el Este y se perdió mucha primicia. Se trabajaban variedades antiguas con mala calidad, poco tamaño y débil resistencia post cosecha. Con el damasco y la ciruela pasó similar, Mendoza no es más líder y fue reemplazada por el Alto Valle de Río Negro, con más agua y variedades novedosas.
Además, los accidentes climáticos te sacan del mercado en la fruta en fresco, mientras que, si te daña una piedra, igual se puede procesar algo en industria. En el Valle de Uco hay una fuerte competencia por tierra y agua, entonces se terminan eligiendo los cultivos que son menos susceptibles al daño climático.
-¿Hay posibilidades para el durazno primicia?
-Hay que hacer una reconversión varietal, como con la variedad Flordaking, para el mercado interno. Hay por lo menos cuatro variedades de durazno y cinco de nectarines que se pueden adaptar para hacer fruta de primicia, cosechando a fines de noviembre, diciembre y enero. En febrero y marzo el consumo cae.
Hay variedades atractivas con mejor color, firmeza y vida poscosecha, y ya hay productores que las incorporan con modelos de alta intensidad. Con una fruta de mayor calidad, la ecuación económica cierra. Mendoza y el Alto Valle de Río Negro compiten muy bien contra San Pedro, productor histórico de primicia, pero que tiene menor calidad.
-¿Y en cuanto a la ciruela para industria?
-Haremos un foro de durazno industria el 19 de abril y otro de ciruela industria el 20 de ese mes, para analizar los cambios y desafíos de cada sector. Muchos productores han desaparecido o están en vías de desaparecer. En diez años, cayó el 40% de la superficie de ciruela para industria, hay un fenómeno de concentración y desaparición. Hay un gran volumen de ciruela industria en condiciones no productivas, el año que viene si no hiela tampoco van a tener producción.
Primero, necesito una planta bien nutrida para que pueda soportar mejor cualquier contingencia climática. Hoy la ciruela tiene buena calidad para exportación pero falta la fruta, la materia prima. El ciruelo es más longevo y noble que el duraznero, se mantiene por más que se riegue mal. El potencial productivo no se ha perdido, lo que falta es invertir en mejorar y así tener más cosechas, sino es un círculo vicioso de caída tras caída.
-Por último, ¿cómo ve el futuro de la fruticultura mendocina?
-En la fruticultura veo tres polos de desarrollo: durazno industria, ciruela industria y frutos secos. Les afectan menos los vaivenes de Argentina, son mecanizables (el durazno en gran medida y los otros al 100%) y eso resuelve el problema de la falta de mano de obra. Se riegan por goteo y los rendimientos aumentan mucho.
Creo que con reconversión de los montes de durazno y hectáreas nuevas de frutos secos se puede avanzar. Hoy en ciruela se están mejorando hectáreas, con más kilos de producción, no se necesitan nuevas hectáreas sino mejorar las existentes. Es donde hoy se desarrolla la fruticultura mendocina.