El contador malargüino Sebastián Saenz cuenta preocupado que un cliente suyo se salvó de que le robaran $ 600 mil de su cuenta porque no tenía saldo suficiente ni había autorizado el giro en descubierto. Cuando se contactó con la policía, le comentaron que ya ha habido otros casos en Malargüe. ¿Cómo opera esta nueva estafa telefónica?
Saenz comenta que, en esta época, son muchos los productores de papa semilla del sur provincial que ofrecen sus productos en portales específicos y plataformas de compra-venta. El supuesto interesado contacta al vendedor –también puede ser de un auto o una propiedad- y se muestra interesado, e incluso pide documentación que certifique la sanidad de la papa. A su cliente, detalla, el comprador le dijo que tenía una empresa y que lo iba a derivar con quien le lleva la parte contable para poder hacerle la transferencia.
Esta segunda persona le indicó que iban a usar el sistema de pagos DEBIN. Se trata de una modalidad de pago –su nombre remite a “débito inmediato”- que, a diferencia de las transferencias tradicionales, que a veces tardan hasta 48 horas, se realiza en el momento.
Otra diferencia significativa es que, con esta herramienta, el vendedor (o receptor del dinero) debe iniciar la operación, al pedir el monto a su cliente, indicando el CBU de quien va a pagar. El comprador recibe una notificación y debe confirmar la transacción.
El sistema es más ágil, porque no es necesario que el destinatario esté en la agenda de transferencias –sumarlos a esta lista suele demorar un par de días- o informar el DNI o el CUIT. Pero un detalle muy importante es que la persona que va a recibir el dinero genera el pedido de envío y se debe prestar especial atención a eso.
Saenz explicó que lo que le sucedió a su cliente –y a otros que han “caído” en esta trampa- es que el vendedor recibe la solicitud y le piden que acepte la supuesta transferencia, cuando, en realidad, está aceptando el débito de su cuenta. Por eso, recomendó estar muy atento a quién figura como el que envía el dinero y quién como el que lo recibirá.
De hecho, los estafadores fueron un poco más allá y, cuando se les cuestionó quién aparecía como receptor, le respondieron que era una falla del sistema, por tratarse de un usuario nuevo y que, si salía y volvía a ingresar, se iba a corregir el error. Afortunadamente para esta persona, detalla el contador, el monto que le habían ofrecido era de $ 600 mil y en la cuenta sólo tenía $ 150 mil, por lo que no pudo realizar la operación y le consultó. Es que, como, aunque engañado, se acepta el débito, luego es muy difícil reclamar.
Saenz resaltó que estos estafadores se muestran amables y son muy hábiles, y que muchos pequeños y medianos productores agrícolas no están acostumbrados a utilizar los pagos electrónicos. Pero la pandemia favoreció que muchos compradores, que antes viajaban personalmente para llevarse los productos, ahora concreten la operación a través de medios digitales.
Como se trata de emprendedores de pequeña escala, una estafa de este tipo les puede implicar perder todo un año de trabajo e, incluso, quedarse sin fondos para la próxima temporada. Saenz, quien es delegado del Consejo Profesional de Ciencias Económicas en Malargüe, recomendó que, ante cualquier inquietud, los vendedores se asesoren ya que, en muchos casos, los profesionales no cobran por esta consulta. Y también, que “desconfíen cuando se trata del cliente de sus sueños”.