La agricultura orgánica es crucial en la lucha contra el cambio climático, ya que promueve prácticas sostenibles que reducen la emisión de gases de efecto invernadero y preservan la biodiversidad. En la vid, esto se traduce en un menor uso de pesticidas y fertilizantes químicos, lo que protege el suelo y los ecosistemas circundantes.
Además, la agricultura orgánica puede mejorar la calidad del vino. Al evitar el uso de químicos sintéticos, se fomenta la salud de las uvas y se promueve una mayor expresión de terroir. Esto conduce a vinos con sabores y aromas más auténticos y únicos.
Anne Bousquet, co-fundadora de Domanine Bousquet, conversó con Los Andes en el marco de los 25 años de la plantación de los viñedos que están certificados orgánicos en Tupungato, además comentó los beneficios con respecto a las heladas que han notado y su presencia en el mundo.
- ¿Cómo estás viviendo estos 25 años de viticultura orgánica?
- Lo que siento es mucho orgullo de eso, justamente estoy sentada enfrente de la viña ahora. Siento mucho orgullo por haber podido hacer desde el principio una plantación de manera orgánica, en un campo virgen. Esto hace que sean resultados que se ven a largo plazo, hoy todavía, después de 25 años de plantación, tenemos una viña muy dinámica, tenemos suelos que son muy vivos, y eso hace a la cultura de mantener los viñedos de manera orgánica.
Además, esta decisión de cultivo ayuda un montón a la salud de la vid y de los suelos. Eso se ve reflejado exactamente en la calidad de los vinos, es el resultado de estos 25 años de cultura orgánica. Este trabajo a conciencia también nos ha dado la posibilidad de ganar el premio Productor de Vino Tinto 2023, según la International Wine and Spirit Competition (IWSC)
- ¿Cómo se ve la viticultura orgánica en el mundo?
- En los mercados todavía los consumidores no buscan tanto lo orgánico, si bien nosotros elegimos este camino desde el principio. Cuando empezamos a comercializar en el 2005, había poca gente que le importara lo orgánico, pero para nosotros eso no era un problema, porque siempre hemos hecho vino de calidad.
Hicimos siempre vino argentino de calidad, con un buen precio y además orgánico. Esto último lo elegimos por convicción, no por vender, porque no había demanda para vino orgánico, no era una tendencia. Ahora, desde la pandemia, vemos que la tendencia se está acelerando en todos los mercados internacionales y también el argentino.
- Esto de consumir vinos orgánicos actualmente, ¿crees que se debe a un cambio de consumo o también a una concientización?
- Yo pienso que es la nueva generación que está influyendo en eso. A los jóvenes de ahora, que tienen 20 años, les importa más de dónde viene el producto. No es lo mismo que el consumo de vino de las personas que tienen 60, 70 años, que están acostumbrados a los vinos de Burdeos, de Borgoña o de California.
Ahora los nuevos consumidores les interesa más de dónde viene, la huella de carbono, saber si es orgánico o no. Son las nuevas generaciones las que están cambiando el consumo. Y también, seguro, los resultados de la pandemia, donde se tomó conciencia de que la salud es importante. Entonces también otras personas que quizás no son tan jóvenes, de 30, 40 años, después de la pandemia se han dado cuenta que hay que cuidar nuestra salud.
- ¿Cuáles son los países a los que más exporta Domaine Bousquet?
- Nosotros exportamos 90% de la producción, de eso, en Norteamérica, USA y Canadá son uno 50%, más o menos, del total que exportamos. Europa es el segundo lugar más importante donde vendemos y, después, en tercer lugar, sería Latinoamérica.
- ¿Cómo ves la viticultura mendocina a nivel calidad?
- La veo muy bien, el hecho de que una bodega argentina, mendocina, ganara este premio en Londres desde el IWSC (NdR: además de ser el Productor de Vino Tinto del Año, Domaine Bousquet ganó medalla de oro con sus Ameri Single Vineyard Organic Red Blend 2020; Gran Bousquet Organic Malbec 2021 y con Finca Lalande Organic Malbec 2022), es un reconocimiento para Domaine Bousquet, pero también para Mendoza. Está hablando de la calidad de los vinos argentinos, como el mejor productor de vinos dentro del mundo, y eso demuestra que tenemos vino de alta calidad en la provincia, especialmente donde estamos nosotros, en Gualtallary, Valle de Uco. Yo no tengo ninguna duda. Tenemos vino de calidad en Mendoza y en Argentina que compite con el resto del mundo, sin ningún problema.
- Anne, y respecto al cambio climático, ¿ustedes están preparados o vienen haciendo algún trabajo para lo que va a ser el fenómeno El Niño que han pronosticado para este año?
- No, no hay mucho. En la naturaleza, lamentablemente, no hay mucho que uno pueda hacer para prepararse. Lo que se puede hacer para la tormenta fuerte, es colocar la malla antigranizo y así lo podemos controlar. Pero, por ejemplo, para controlar las heladas tardías, no tenemos mucho.
Pero este trabajo de 25 años de agricultura orgánica han ayudado a que nuestras viñas sean mucho más resilientes a los problemas climáticos. Hemos visto eso con heladas, donde nuestra viña fue menos tocada por el fenómeno que otros viñedos en la región. Tenemos vides mucho más sanas. Las prácticas orgánicas, biodinámicas y regenerativas con las que trabajamos las han vuelto más resistentes. Tienen más poder de adaptación, por eso también resilientes. Se reponen de los problemas climáticos más rápido o mejor que las que son tratadas con prácticas convencionales.
- ¿Qué proyecciones tienen para esta cosecha viniendo de una añada 2022-2023 bastante pobre en sentido de volumen?
- Hasta ahora, el clima ha sido fantástico. Tuvimos una primera helada que no nos ha tocado mucho, gracias a Dios. Y el clima ha sido nublado un poco, varios días, con humedad, que es muy bueno para nosotros. Ahora vamos a ver, es muy temprano todavía para hablar de expectativa para la próxima cosecha.
Perfil
Anne Bousquet, es la cuarta generación de una familia vitivinícola de Carcasona, Francia. Se graduó en Economía en la Universidad de Toulouse y obtuvo una Maestría en Economía en la Universidad Estatal de St. Cloud, Minnesota.
En Minnesota, conoció a su esposo y socio, Labid Al Ameri. En 2005, se unieron al proyecto de su padre, Jean Bousquet, en Mendoza, plantando viñedos orgánicos en Gualtallary, para luego hacer vino. En 2009 la pareja se mudó a Tupungato para continuar el legado vitivinícola familiar.
Finalmente, luego de años en la provincia, decidieron ir a vivir a Miami. Donde tienen la importadora que actualmente se encarga de la distribución de vinos de la bodega.