Ante la escasez de agua, crece el interés por medirla

Recursos naturales. Cada vez hay más interesados en medir la huella hídrica para optimizar el uso del vital recurso. Se acrecienta la medición en la agricultura.

Ante la escasez de agua, crece el interés por medirla
Manejo hídrico: crece el interés por medir el agua que se utiliza en las explotaciones.

La crisis hídrica de Mendoza en los recursos superficiales como subterráneos llegó una década atrás y golpeó de lleno en todos los sectores socioeconómicos. Nadie escapa a la falta de agua.

En ese contexto de escasez hídrica, poco a poco va calando en la conciencia de la comunidad, y en particular en los ámbitos productivos, la necesidad de utilizar con mayor eficiencia el recurso que, guste o no, es cada vez menor.

Esa toma de conciencia se manifiesta en la incorporación de herramientas que en palabras simples, ayudan a aprovechar mejor la poca agua disponible.

En ese sentido, ha sido notorio el aumento dentro del sector productivo e industrial de los interesados en medir lo que se denomina “huella hídrica”.

La huella hídrica es un indicador fundamental medir el consumo de agua que necesitan las distintas actividades y así contar con un valor de referencia en el uso de este líquido vital y, sobre todo, aprender cómo ser más eficiente en su uso.

Según Halpern SRL, empresa que vende insumos para riego tecnificado y está comprometida hace 20 años con el cuidado del agua, en lo que va del primer trimestre del año duplicaron la entrega de equipamiento para medir la huella hídrica (caudalímeros entre otros instrumentos) en comparación a todo el 2021 y 2022.

“Cada vez entregamos más equipos de riego que incorporan caudalímetros, telemetría y sondas de humedad. No solamente para medir la huella hídrica sino también para optimizar y tecnificar los sistemas de riego”, indicó Sebastián Halpern, CEO de la empresa.

Según Halpern, aún queda “mucho por hacer ya que “hay industrias o actividades que derrochan mucha agua que podría reutilizarse con las nuevas tecnologías que existen y que implican un costo muchísimo más bajo que bombear agua de un pozo y un beneficio enorme para el ambiente”, afirmó.

El uso del agua y como medirla

Los datos hablan por sí solos, el 81% del agua de Mendoza está destinada al sector agrícola que a su vez se reparte en un 70% para industrias elaboradoras de conservas de frutas y hortalizas, 16% bodegas, 8% embotelladoras de agua mineral y 6% industria olivícola cervecera y gaseosas.

De ese porcentaje, el 50% se pierde por el sistema de riego tradicional, tanto en los canales como dentro de las fincas.

En tanto el resto del agua se destina un 11% que va al consumo humano, el 4% para usos recreativos y ambientales (piletas, riego de jardines y parques) y un 1% para la actividad minera y el petróleo.

Dentro de ese panorama, la huella hídrica pasa a ser un elemento más que importante para administrar el recurso.

Se trata de un indicador medioambiental que define el volumen total de agua dulce utilizado para producir los bienes y servicios que habitualmente consumen las personas.

Básicamente, es una variable que determina el agua que “cuesta” fabricar un producto. Con ella, se puede calcular por unidad de producto fabricado o de servicio prestado, el volumen de agua medido en litros o metros cúbicos.

Para poner un ejemplo concreto vinculado con las actividades tradicionales en Mendoza, se puede medir la huella hídrica de la industria vitivinícola calculando la cantidad de agua requerida para elaborar una botella de vino con toda su cadena: uvas, vino, botella, corcho, etiqueta, cápsula, caja.

La medición de la huella hídrica, que ayuda al ahorro y a la sustentabilidad, se realiza mediante un caudalímetro, que mide justamente el caudal de agua o gasto volumétrico. Además de en la vitivinicultura, se puede usar en otras industrias, en viviendas y para riego.

Además, a través de la llamada telemetría, un sistema de recopilación y transmisión de datos, se puede acceder en tiempo real al consumo de agua en un proceso industrial determinado. Esto optimiza su funcionamiento, disminuye el desperdicio, reduce costos y favorece al ambiente.

Los productores como la industria y también los organismos públicos están empezando a tomar conciencia de una vez por todas de que hay que cuidar el agua porque vivimos en un desierto y el agua que tenemos es la que hay, no hay más, y además esto cada día va a empeorar, no va a mejorar. Entonces que hayan empezado a incorporar métodos para poder medir la cantidad de agua que utilizan y a generar una cultura en la población, creo que es muy bueno”, sostuvo Sebastián Halpern.

El CEO de la firma aseguró que “a la gente no le interesaba comprar medidores de caudal de agua y sondas de humedad para ver cuánto es lo que riegan y la verdad que en el primer trimestre se ve un cambio, se ha aumentado la cantidad de elementos de medición”.

“Eso es parte de que la gente empieza a tomar conciencia de medir el agua, saber cuánto está gastando y también los organismos de control tienen que tomar conciencia y empezar a exigir que la gente mida el agua, cuánto es lo que están consumiendo y cuánto es lo que gastan”, agregó.

Hasta ahora los más interesados en poner en práctica la medición de la huella hídrica son los productores agrícolas y una mínima parte las industrias.

“Por ahora los productores agrícolas son los más interesados, la agricultura es la que más agua consume. Por otra parte tenemos que incentivar más a los industriales para que usen los elementos para medir el agua, pero hoy la agricultura es la que más está inclinada en este aspecto”, remarcó Halpern.

Beneficios de medir la huella hídrica

Para el especialista, entre la toma de conciencia de la falta de agua asociada al incremento en los costos de la energía eléctrica “la gente está empezando a tomar más conciencia y empezando a medir y a utilizar el agua que realmente necesita”.

Con una mínima inversión se puede aprovechar todos los beneficios que esto trae, es un gran beneficio para el productor o para el industrial”, aclaró.

Para Halpern, entre los beneficios que puede traer aparejado medir la huella hídrica, está la toma de decisiones.

Hay cultivos que consumen 800 milímetros de agua al año, hay cultivos que consumen 1.000 milímetros y hay un cultivo que consumen 1.200 milímetros de agua al año, si vos no sabés cuánta agua está gastando, no sabes si le estás dando de más o de menos a tu cultivo. Empezar a medirla en un gran paso”, afirmó.

Pero más allá de los beneficios, hay uno que es el principal y alcanza a todos los sectores habitantes de Mendoza independientemente de la faz económica.

“Hoy en día la mayoría de los productores como la industria no saben que consumen y están como si fuese un recurso ilimitado, y no es” por eso “el cuidar el recurso es el principal beneficio para todos y por el resto de la vida. Cuidar el agua que hay para poder seguir cultivando y poder seguir desarrollando la provincia y generando alimentos para poder vender y distribuir, entonces el beneficio básicamente es tener agua para el futuro”.

En tanto, un dato de la empresa Masteragua, proveedora de equipos para sistema de riego tecnificado, refleja ese interés desde el ámbito productivo por incorporar tecnología que los ayude en el proceso y también los beneficios que conlleva en la práctica.

En los últimos cuatro años, la empresa llevó a cabo 404 proyectos que totalizaron 9.146 hectáreas y permitieron economizar 45.000.000 de m3 de agua.

“Cada proyecto de riego tecnificado permite ahorrar un promedio de 50% de agua y, todavía falta mucho por hacer en Mendoza”, dijo Martin Wintestetter, uno de los socios de la empresa.

Más datos sobre la huella hídrica

El holandés Arjen Ysbert Hoekstr creó en 2002 el concepto de “huella hídrica”. Luego de estudiar la escasez del agua en Medio Oriente junto a ecólogos, ambientalistas y geógrafos, diseñó el cálculo para medir el agua utilizada en la cadena de un producto, vinculando productores, comerciantes y consumidores.

A la huella hídrica, el inventor la dividió en tres: verde, es agua dulce de lluvia o nieve que se almacena y utiliza en el proceso productivo; azul, es agua dulce extraída de una represa artificial, un cuerpo de agua natural o de manera subterránea y que se usa en el proceso productivo o se incorpora en el producto y gris, que es el volumen de agua dulce teórica que se requiere para diluir productos y aplicarlos en un proceso productivo, por ejemplo para diluir fertilizantes en el cultivo o colorantes en la industria de la ropa.

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