El negocio vitivinícola está lejos de ser un mercado de competencia perfecta y nos damos cuenta de ello desde su definición: “un mercado de competencia perfecta es aquel en el que existen gran cantidad de compradores (demanda) y de vendedores (oferta), de manera que ningún comprador o vendedor individual ejerce influencia decisiva sobre el precio”.
Para que los desequilibrios de poder en el mercado no generen asimetrías muy grandes es necesaria la intervención de árbitros para que las posiciones dominantes no dominen el mercado y se logre una adecuada distribución de los ingresos en la cadena de producción.
Dentro de las acciones que propone el Gobierno provincial a través de “Mendoza Activa” es la creación del “Banco de Vinos de Mendoza”.
Este banco -imitando un banco central- se convertirá en el gran árbitro del mercado vitivinícola. Para ello es que el poder Ejecutivo ha enviado una iniciativa legislativa que propone el desarrollo de un programa de estabilización de oferta de vino, como si fuera una actividad financiera con el objetivo de estabilizar y mejorar los precios del pequeño productor.
Lo define como un proyecto de esterilización monetaria en una equiparación de un mercado financiero y que en su elevación ya supone que es una herramienta incompleta. Textualmente, el proyecto dice: “por esta razón, es que el Banco de Vinos necesita ser complementada por otra norma que enviaremos a la Honorable Legislatura para su tratamiento. Nos estamos refiriendo al proyecto de Ley de Factibilidad Agrícola de las Nuevas Plantaciones.”
Así es que la herramienta que analizo es parcial y tiene algunas omisiones que a priori debo suponer será complementada por otra norma que corregirá algunos aspectos faltantes, llamado por el propio poder Ejecutivo como una iniciativa con un “talón de Aquiles”.
En carácter de presidente del INV y como mendocino pongo en consideración algunos puntos. Espero que esta herramienta permita el incremento de por lo menos un 30% sobre los precios de vinos que se negocian; si no cumple el objetivo los mendocinos estaríamos mal gastando el dinero, agravando hoy la situación producidas por la pandemia.
No concibo la falta de consulta del Gobierno provincial al gobierno Nacional, a través del Instituto, que tiene la decisión de trabajar por y para la vitivinicultura. Proactivamente podría haber concurrido a colaborar en su redacción y ponerme a disposición para que este esfuerzo presupuestario cumpla con el objetivo de incrementar los precios que hoy se pagan al productor.
De haber contribuido hubiera comenzado presentando un análisis de los mercados de vino presentes y futuros, con la oferta y demanda nacional y mundial. Hubiese brindado información estadística oficial al proyecto, el cual carece de este análisis.
Como ejemplo de la falta de consulta y sustento estadístico podemos ver que el proyecto dice: “Luego de haber finalizado la elaboración 2020 y más allá de la merma registrada en la cosecha, la vitivinicultura nuevamente tiene dificultades vinculadas con los sobre stocks vínicos. Particularmente, con los vinos tintos”.
Esta afirmación es incorrecta. No hay sobrantes de vinos tintos. Para dar ejemplo podemos brindar datos y proyecciones:
• El stock proyectado de vinos tintos a junio de 2021 es de 3,6 meses
• El stock de vinos blancos a la misma fecha de 2021 es equilibrado
• En los primeros 5 meses del año los vinos de color crecen 6,4%
• En el mercado externo las exportaciones de vinos para el primer semestre 2020 crecen 52% en el primer semestre, a un ritmo del 79% en vinos tintos y 20% en blancos.
En base a estos datos estadísticos oficiales hay una inexactitud grave de apreciación en cuanto al “desmedido stock de vino tinto”. Se está diseñando una herramienta sobre un error conceptual, lo que puede invalidar toda la propuesta por un diagnóstico equivocado haciéndose necesario realizar algunas consideraciones:
a. No da soluciones para el año 2020. El proyecto, al ser enviado a Legislatura contempla tiempos que el productor no tiene, ya que el mismo comenzó con las labores culturales y posee el capital de trabajo para ello. Entre la discusión, sanción, reglamentación y puesta en funcionamiento, la tan necesaria herramienta no daría respuestas hasta el 2021;
b. No se entiende la creación de un director ejecutivo y una estructura administrativa. Esto implica gastos adicionales e improductivos cuando podría estar a cargo de Mendoza Fiduciaria en pocos días (no llevaría más de 5 días), ahorrando tiempos, como es en la actualidad la administración de otras herramientas vitivinícolas;
c. Otro error es que no incluye y no está representado en el comité ejecutivo al Oasis Norte (Luján Maipú, Lavalle, Guaymallén, Las Heras y Tres Porteñas y Nueva California del Departamento de San Martín);
d. Deja a criterio del reglamento del Banco la intervención de mercado fijando a priori que los volúmenes de stocks deberían rondar entre 4 o 5 meses;
e. Un punto no menor, y de gran consideración, es que propone el trabajo coordinado con el INV, en cuanto a las políticas y acciones de control volumétrico y de calidad. Situación que nos pone en un rol fundamental en la implementación cuando no fuimos consultados, ni tampoco la ley establece ningún aspecto de calidad a controlar;
f. Este proyecto lo único que buscaría es sacar vino y guardarlo. Carece de herramientas fundamentales como es el caso de brindar alternativas para incrementar la comercialización de vinos, como pueden ser estrategias para generar momentos de consumo, acercar el vino a los jóvenes, nuevos envases, entre otras;
g. No está en sus objetivos la comercialización directa de stocks vínicos;
h. No define la utilización del Banco para épocas de escasez, ni tampoco cómo se utilizará el stock acumulado de varios años, dejándolo a nuestro entender a la decisión del director, con altos riesgos de judicializar tenencias y ventas compulsivas;
i. No habla de reconversión productiva diferenciando los mercados de mosto y vino, algo que es crucial.
En base a este análisis, y a estos errores conceptuales, espero que el Gobierno provincial permita la opinión de otros actores.
Hay que tener objetivos claros y no malgastar el dinero de los mendocinos por creer que el problema de Mendoza son los sobre stocks de vino tinto ya que no se va a lograr el objetivo de incrementar por lo menos un 30% los valores pagados al productor y dar la razón a muchos que critican las “supuestas” ayudas a la vitivinicultura en desmedro del resto de la actividad económica provincial.
Invito y espero que el Gobierno provincial siga los lineamientos de la gestión del presidente Alberto Fernández quien busca sentar a todos en una misma mesa, abriendo el diálogo y la apertura con el objetivo de concretar herramientas efectivas y ágiles para los argentinos.
Es por ello que estoy a disposición del Poder Ejecutivo, no sólo mi persona sino todo el INV para colaborar en la construcción de soluciones que nos permita corregir los problemas estructurales de nuestra industria madre.