Esta semana, dos ingenieros agrónomos israelíes, Boaz Guy y Ziv Charitt, de la empresa Netafim, visitaron Mendoza y San Juan. En la provincia, participaron de encuentros con productores de frutales para conocer los desafíos que enfrentan y hablar sobre opciones para hacer más eficiente el riego y protegerse de las heladas. Precisamente, estuvieron en Tunuyán el jueves, luego de que en la madrugada hubiera registros bajo cero durante varias horas, en un momento de la temporada bastante crítico.
Los Andes habló con Boaz Guy, director agronómico para Latinoamérica, para conocer cuáles fueron las inquietudes que les plantearon los productores frutícolas, cuál es su mirada de la producción local y qué soluciones se pueden aplicar para resolver los principales desafíos.
- ¿Cuál fue el objetivo de esta visita a la provincia?
- La idea fue conocer la situación de los frutales, las necesidades y los desafíos que tienen los productores aquí en Mendoza. Tenemos experiencia en frutales en muchos países del mundo y aquí muy cerca, en Chile, donde enfrentan situaciones muy similares a Argentina. Hay un avance en soluciones de mitigación de heladas y de goteo enterrado.
Y el objetivo fue compartir experiencias y también conocer las particularidades de la zona, porque es incorrecto hacer un “copy-paste” (copiar y pegar) de un país al otro. Entonces, lo que hacemos, antes de ofrecer soluciones, es conocer las condiciones locales, la calidad de agua, de suelo, y sus problemáticas. Ver qué hacen los productores, cómo manejan sus campos y qué podemos aportar para mejorar las producciones y la rentabilidad.
- Justo hoy (por ayer), que estuvieron en Tunuyán, se produjeron heladas en la zona Este y el Valle de Uco…
- Sí, llegamos en el momento perfecto para hablar sobre soluciones para mitigación de heladas. Hoy en la mañana, cuando nos acercamos a la zona, vimos todo cubierto de humo. Mucha contaminación. La solución más común aquí para enfrentar y mitigar la helada es quemar llantas y otras cosas. Obviamente, esa no es la solución ideal.
Primero, porque no es tan eficiente como una aplicación de agua localizada y uniforme. Y, además, crea una contaminación ambiental muy grave. Entonces, la idea es abrir los ojos de los productores, que vean qué otras soluciones hay y qué significa implementar una mitigación por agua.
Tuvimos muy buenas conversaciones y nosotros también aprendimos bastante de ellos. No venimos solamente a mostrar o decir cómo hay que hacer las cosas. Al contrario, venimos primero a escuchar y entender la situación. Y después, a decirles cómo mitigamos heladas en otras partes para ver qué pueden adoptar esas soluciones para sus huertas.
- ¿Es el riego sub-arbóreo o hay también otras alternativas?
- Hay otra alternativa, que es la mitigación de helada supra-arbórea. Es decir, aplicar el agua por arriba del cultivo. La idea es congelar agua sobre el follaje, con lo que creamos una barrera de hielo. La aplicación sub-arbórea lo que hace es transferir el calor que tiene el agua al aire y con eso aumentar la temperatura y la humedad. Pero es básicamente liberación de calor latente, que se libera cuando el agua se congela. Como el agua tiene mayor temperatura que el aire, libera su calor y calienta el ambiente.
Pero la supra-arbórea, además de estos dos procesos físicos, también crea una barrera de hielo sobre el follaje. Mientras tengamos una mezcla entre hielo y agua, la temperatura nunca llega a cero, siempre está por arriba. Entonces, iniciamos una aplicación continua de agua antes de que la temperatura llegue a cero, normalmente a 2 o 2,5 grados, y nunca paramos hasta el día siguiente, alrededor de las 10 o 12 de la mañana, hasta que todo el hielo se haya derretido.
- ¿Qué posibilidades hay por parte de los productores mendocinos de implementar estas soluciones?
- Creo que lo primero es poner sobre la mesa todas las soluciones que existen y luego, en cada caso, cada productor, según su calidad de agua, el tipo de cultivo, la disponibilidad de agua y de electricidad, pueda tomar la decisión sobre cuál solución es la ideal para él. No va a haber una sola solución para todos. En cada caso, la solución ideal puede ser diferente.
Por ejemplo, gente que tiene problemas de electricidad o de disponibilidad de agua. Pero hablemos primero de electricidad. Si corre el riesgo de que, en el medio de una aplicación supra-foliar, la electricidad se vaya, entonces es mejor no arriesgar el cultivo y optar por la solución subarbórea.
Si hay un tema de falta de agua y quieren proteger toda la superficie, pero tienen agua para una parte solamente, ahí tal vez conviene pensar en supra-arbórea localizada, que consume menos agua, y así van a poder proteger toda la superficie.
Pero en cada caso tenemos que analizar la situación y definir la solución ideal. Por ahora, se ve que los productores están tranquilos y contentos con la sub-arbórea, pero empezamos a escuchar comentarios de que a veces sí hay una pérdida de flor, se satura demasiado el suelo, y en estos casos conviene que ellos tengan más opciones para evaluar, tal vez pueden usar otras soluciones.
- En Mendoza, todavía muchas fincas se riegan de modo tradicional, ¿cuál es su evaluación de esto?
- Obviamente, los productores que no tienen riego por goteo conviene que empiecen a considerarlo, porque la diferencia en eficiencia entre riego por inundación y goteo es abismal. La eficiencia en el uso de agua, de los fertilizantes, es fundamental, porque son insumos caros. Y no es solamente el agua, sino también la energía, porque cuando gastamos más agua, normalmente gastamos más electricidad. Entonces, la alta eficiencia es mayor rentabilidad.
Y después de conocer el riego por goteo pueden también conocer el riego subterráneo, que su eficiencia es todavía mayor. Yo vengo de México, donde conocí el goteo enterrado para nogales hace 20 años. Y empezó, justamente, por la necesidad de ahorrar agua, por un lado, y, por otro, de no estorbar a la mecanización.
Aquí escuchamos dudas de los productores acerca del goteo enterrado en condiciones de suelo y de agua salinos, y aclaramos esas inquietudes. La gente tiene miedo de que el goteo salinice la superficie del suelo. Claro que no hace el lavado que realiza el agua cuando se riega por inundación o manto. Entiendo este temor, pero hay soluciones. La solución es no colocar la manguera a mucha profundidad y con eso hacemos que el agua suba a la superficie y luego se expande hacia los lados, alejando las sales y siempre manteniendo el bulbo húmedo, de modo que la raíz está con menos sales.
A veces la gente ve la acumulación de sales en la superficie y piensa que el goteo saliniza. Pero no es así. Al contrario, el goteo lava las sales hacia la profundidad mejor que un sistema de riego por aspersión, que solubiliza las que están en la superficie y así no se ven, pero están dentro del bulbo radicular. Porque, para realmente lavar sales hacia la profundidad con aspersión, hay que aplicar láminas de agua muy fuertes.
El goteo, con la misma lámina de agua y un 10% más, aleja las sales hacia los costados y hacia la profundidad. Y tenemos muchos casos. Puedo platicar de proyectos de papa, por ejemplo, en suelo sódico y salino, que no podían producir con el pivot (porque también es riego por aspersión, no lava bien las sales hacia la profundidad y tarda mucho tiempo en dar la vuelta). Mientras que con goteo tenemos mejor lavado de sales hacia abajo y también podemos llegar con mayor frecuencia para siempre alejar sales fuera de la zona radicular.
- ¿Y tiene alguna complejidad adicional o costos mucho muy superiores al goteo superficial?
- El gotero es muy similar, pero le agregamos el mecanismo de antisifón, que evita la succión de aire y de tierra hacia el gotero. Pero esto no significa un costo mayor de la manguera. Lo que sí puede costar más es, por ejemplo, el tubo colector para facilitar el lavado de los finales de manguera. Esto es un costo adicional, pero si se ahorra agua y fertilizante, y se facilita el manejo, esos beneficios son suficientes para justificar este aumento pequeño en la instalación o la inversión inicial.
Uno de los desafíos con el goteo enterrado es que no se ve el agua. Especialmente, cuando la manguera está a 25 o 30 centímetros. Y la gente que está acostumbrada a ver el agua, no sabe cómo regar. Por eso estamos con ellos y también sugerimos usar sensores, para que vean cómo fluctúa la humedad del suelo y a qué profundidad está. Este acompañamiento les da tranquilidad a ellos y también a nosotros, de que estén aprovechando al máximo el sistema y cuidándolo para que dure muchos años.