Durante años se ha debatido sobre la Brasil dependencia y sus efectos devastadores en ciertos sectores como son las hortalizas, el vino y el aceite en menor medida. Vale para graficar a este destino que la frase “si Brasil estornuda, Mendoza se resfría”. Y así quedaron plasmadas en los números provinciales, las crisis de la economía brasileña 2015 y 2016, con números seriamente a la baja.
En 2020, durante la pandemia, muchos productos entre ellos el ajo, lograron buenos precios, lo que terminó alentando que para esta temporada se espere un superficie mayor implantada.
Tal como publicó Los Andes, Brasil hoy tiene “una oferta muy fuerte en cuanto a cantidad y calidad, con un plan para autoabastecer el 50 % de su mercado interno para 2023. España sigue sólido, China va a participar de forma regular y están entrando al mercado internacional nuevos jugadores como Egipto e India”.
Por lo que la temporada de buenos precios parece estar en jaque.
A esto se suma lo que está sucediendo con la cebolla. Hace menos de 20 días el diario de Río Negro aseguró que más de 45 millones de cebollas quedará en esa provincia sin comercializar debido a la baja demanda de producto de Brasil, que ha incrementado su producción propia.
Cabe recordar que venían de 2020 con buenos precios, lo que también alentó la inversión y el desarrollo de una superficie mayor.
Habrá que esperar para ver cuáles son los resultados finales.
Pero lo cierto es que aún con buenos resultados es necesario trabajar sobre un porfolio diversificado, algo que no es tan fácil de conseguir.
La provincia siempre ha intentado poner en marcha estrategias de regionalización de los productos, en donde el gigante brasileño ocupa un lugar estrella, a la vez que los referentes del conocen de los vaivenes tanto de la economía local como también la del vecino país.
La cercanía y la gran población siguen teniendo un atractivo que es muy difícil de superar por otros destinos.
¿Este año los productos primarios se deben preparar para un nuevo cimbronazo?