Mendoza es clave para la horticultura nacional por ser la segunda provincia productora del país (por detrás de Buenos Aires), pero en la última temporada, que terminó recientemente, se dio una baja en la superficie cultivada: pasó de 19.031 a 16.649 hectáreas. Esas 2383 ha implican una caída del 12,5%, con varias causas de fondo.
Los números corresponden al Instituto de Desarrollo Rural (IDR), que presentó su informe “Estimación de la superficie cultivada con hortalizas en Mendoza. Temporada 2023-2024″. Es importante aclarar que se refiere a hortalizas que se cultivan de septiembre a enero, como papa, tomate y cebolla, mientras que no se incluyen otras importantes como el ajo (que es de invierno y sí creció en hectáreas).
“Mendoza ocupa el segundo lugar en el país, y dentro de las actividades agrícolas de la provincia, la horticultura aparece en tercer lugar, después de la vid y los frutales, aunque es la primera por ocupación de mano de obra”, señala el informe del IDR. Con las hortalizas pesadas, verduras de hoja, coles y otras se alcanzan más de 45 especies y, luego de abastecer al mercado local, una parte se comercializa fuera de la provincia.
En cuanto a zonas, la de mayor superficie es el Valle de Uco con el 37 % provincial (6.154 ha) y le sigue la zona Centro conformada por Maipú, Guaymallén y Luján de Cuyo, con el 28 % (unas 4.773 ha), de las cuales Maipú tiene 3.050 ha (el 23 % de la superficie estival). En tercer lugar está la zona Este con el 14 % provincial (2.407 ha), seguido por la zona Norte también con el 14 % (2.315 ha) y por último la zona Sur con el 7 % (1.098 ha).
Con respecto a la baja de la superficie, en el IDR aclaran que, a pesar de haber 2832 hectáreas menos en la temporada estival 2023-24, el área se mantiene dentro de los límites de oscilación cíclica normal. Esto es debido a que, si se observa el registro histórico de las últimas 11 temporadas, la cantidad de hectáreas con hortalizas de verano en Mendoza han variado entre las 15.000 y las 20.000 ha.
Hortalizas 2023-2024
¿Cuáles fueron las principales especies de este verano? El podio lo ocupan la papa (25 %), el zapallo (22 %) y el tomate (22 %). Le siguen la zanahoria (7 %), el choclo (5 %), la cebolla Valenciana (5 %), el orégano (5 %), el pimiento (2 %), la lechuga (2 %) y el melón (2 %). Estas son el 96 % de la superficie hortícola estival, mientras que el resto (669 ha) incluyen verduras como alcaucil, acelga, apio, achicoria y brócoli.
Si se pone la lupa sobre las principales hortalizas y su evolución entre una temporada y otra, sorprende ver que la papa creció de 3171 a 4169 ha, es decir que aumentó un 31%. Sin embargo, el zapallo pasó de 4022 a 3683 ha (bajó 38%) y el tomate pasó de 4022 a 3683 ha (bajó 8%). En cuanto a las seis hortalizas que les siguen, todas disminuyeron su superficie con excepción de la cebolla valenciana, que pasó de 751 a 846 ha.
“De esos cultivos, la mayoría cayó por el aumento de costos y la salida del mercado”, analizó Martín Betancud, director del Observatorio Rural y Agropecuario de Mendoza (ORAM). Como ejemplo, señaló que el tomate comenzó con un precio bajo y muchos dudaron en plantar: “Uno va a pedir los plantines escalonados para ir teniendo durante toda la temporada. Como no hubo un precio inicial interesante, empezó la duda”.
A eso, el especialista sumó la caída del consumo en ferias y supermercados, con un menor poder adquisitivo que perjudicaba al mercado interno y, por ende, no se podía poner un precio mayor al producto. “El pimiento estuvo un poquito mejor, anduvo algo porque también se plantó menos. El melón estuvo normal. El zapallo no valió nada, tuvo algún precio al principio de su salida, pero después no valió nada”, enumeró Betancud.
Desde la zona con mayor superficie hortícola, Mario Leiva, presidente de la Sociedad Rural del Valle de Uco, consideró que “la caracterización del IDR no está errada” y aseguró que esta última temporada hubo menos hectáreas cultivadas. Además, Leiva consideró que la falta de políticas de Estado hacen que haya cada vez una mayor concentración, tanto en la horticultura como en la vitivinicultura.
En cuanto al Cinturón Verde, Betancud retomó el tema del aumento de costos y puso como ejemplo al zapallo y sus semillas, con dificultades para traerlas del exterior. “No entraban semillas de zapallo ni de ciertas hortalizas que son de esta temporada, que por ahí tienen procedencia de Italia o de otros países. Entonces eso encareció aún más el tema”, comentó el director de ORAM.
Problemas en el cultivo
Desde la Federación de Cooperativas Campesinas y de la Agricultura Familiar (Fecocaf), con varios productores en el Cinturón Verde, coincidieron con la caída de la superficie y mencionaron que eso también figura en el Relevamiento Nacional de Zonas Estratégicas de Producción de Alimentos (ReNaZEPA). Así lo comentó Diego “Manota” Montón, secretario del consejo asesor de Fecocaf.
“Hay una disminución importante de la superficie implantada, por lo menos en comparación con la temporada anterior. Ahí tenemos distintas situaciones. Una tiene que ver con las dificultades de riego y el aumento también de la tarifa para obtener el agua subterránea”, comentó Montón.
Incluso, ya en la temporada anterior se tuvo que abandonar superficies que ya habían sido sembradas o plantadas, pero a las que no alcanzó el agua. Eso ya estaba generando una tendencia sobre todo de pequeños y medianos productores a sembrar menos. Además, se venía de un proceso de descapitalización del sector, sumado al aumento de insumos.
Por su parte, Omar Carrasco, presidente de la Unión Frutihortícola Argentina región Cuyo (UFHA), comentó que “sin duda que se han caído de un año al otro las superficies plantadas” y afirmó que hay mucha incertidumbre con respecto a la situación del agro local. En su opinión, eso afecta a productores de distinto tamaño: “Algunos se están salvando, otros la están peleando y otros tratan de defenderse como pueden”
Entre los posibles motivos, más allá de las dificultades generales de la macroeconomía, el representante de UFHA señaló que “las semillas están carísimas y los insumos también”. A eso, Carrasco agregó la dificultad de ser rentable y cómo eso pesa a la hora de decidir en invertir por un cultivo anual: “Los costos de producción no son cubiertos por la mercadería en venta. Entonces eso tiró a muchos productores para atrás”.
Mirando hacia adelante en el corto plazo, Carrasco reflexionó: “No se sabe qué va a pasar, cómo se va a seguir. La verdad es que la gente la está viviendo bastante complicada. Más allá de que tiene una esperanza. Y por eso creemos nosotros que la gente se aguanta un poco lo que está pasando, por esa fe en que las cosas van a cambiar. Esperemos que sea así”.
Montón remarcó que en la temporada pasada cuando hubo problemas de contingencias, “muchos productores no tuvieron ningún tipo de acompañamiento o de respuesta en torno a la crisis”. Eso les generó mucha inseguridad a la hora de afrontar la nueva temporada y de decidirse por apostar de nuevo.
“Recordemos que todavía hay una buena parte del sector hortícola que está en la informalidad, que no hay políticas para acompañar el proceso de formalización y que esa informalidad también les impide acceder a las pocas herramientas que hay del Estado o de los bancos para paliar las crisis”, afirmó el referente de Fecocaf.
Cerca de 35.000 ha hortícolas
El análisis del IDR remarca que, si a las hortalizas de verano se le suman las de invierno (las que se siembran entre febrero y agosto), entre el 2023 y el 2024 se llegó a un total de 34.691 ha. La cifra es un 4,5 % menor que la del total del año pasado, pero los técnicos sostuvieron que está dentro de los parámetros de las últimas diez temporadas, con una oscilación que va entre 30.000 y 36.000 ha.
Al darse a conocer el nuevo informe, Alfredo Baroni, coordinador técnico de la institución, destacó algunos resultados: “Hay que remarcar que el ajo es el que mayor superficie cubrió (40%). Le siguieron la producción de papa, muy lejos, con 13% de la superficie cultivada, luego el zapallo, el tomate y la cebolla”. El ajo aumentó su superficie en un 4% y ese es uno de los valores que “impulsó” hacia arriba el resultado final.
A nivel general, las principales zonas de siembra vuelven a ser el Valle de Uco y la zona Centro (Maipú, Luján y Guaymallén), con el 40% y el 28%, respectivamente. Si se suman ambas, se obtiene el 68% del total provincial. Le siguen en importancia el Este con el 14%, la zona Norte con el 12% y finalmente la zona Sur con un 6%
En cuanto a los departamentos, destacan San Carlos, Maipú, Tupungato, San Martín, Lavalle, Tunuyán, Luján y Malargüe. Vale mencionar que el territorio malargüino está reconocido como una zona agroecológicamente apta para la producción de “semilla” de papa y ajo, libre de virus.
Además, el informe remarca que en Mendoza se cultivan más de 45 especies y señala que de acuerdo a datos del Registro Permanente de Uso de la Tierra (RUT), se producen hortalizas protegidas con malla, donde el tomate es el principal cultivo y siguen en importancia el pimiento y el melón. “Hay más de 20 especies que se cultivan y alternan bajo las mismas estructuras”, destacaron desde el IDR.